En verano tenemos menos hambre pero suele aumentar el consumo de alimentos calóricos con pocos nutrientes.
En verano se produce una curiosa paradoja: tenemos menos hambre y realmente comemos menos, pero solemos ganar algo de peso y no solo por el relax de las vacaciones. En esta época del año cambiamos de rutinas y aumenta el consumo de una serie de alimentos que son muy calóricos pero aportan pocos nutrientes. Por eso la mayoría volvemos de las vacaciones con una media de dos o tres kilos de más.
Por qué tenemos menos hambre en verano
Gemma Chiva-Blanch, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), asegura que con el calor el organismo necesita menos energía y, por tanto, demanda menos alimentos.
Pero esta no es la única explicación. "En verano sudamos más, por lo que perdemos mucho líquido. Ante esto, lo que hace el cerebro es enviar la orden de que bebamos más. Los líquidos llenan el estómago, que a su vez envía una señal de saciedad al cerebro mediante una hormona llamada leptina. Así pues, el cerebro entiende que no es necesario comer más y detiene el impulso de ingesta de alimentos", explica.
En resumen, al beber más líquidos nos sentimos llenos enseguida y disminuye la sensación de hambre.
Qué nos hace engordar en verano
¿Cómo es posible que comiendo menos engordemos? La razón es que en vacaciones aumenta la ingesta de alimentos que aportan muchas calorías aunque los tomemos en pequeñas cantidades. En España hay tres alimentos que se consumen mucho más en verano y que son los culpables del aumento de peso a la vuelta de vacaciones:
- Los fritos. Las tapas a base de fritos aporta muchas calorías vacías.
- Los helados. Los helados industriales contienen grasas y azúcares que favorecen el aumento de peso.
- El alcohol. Cerveza, vino, combinados... son también los responsables de los kilos de más en verano. El alcohol es muy calórico: un gramo de alcohol contiene 7 calorías, mientras que un gramo de grasa contiene 9.
Claves de la dieta en verano
El consumo de alimentos ricos en calorías vacías y pobres en nutrientes aumenta el riesgo de que nuestra dieta sea deficitaria en nutrientes y, además, ganemos peso. Chiva-Blanch aconseja aumenta el consumo de los siguientes alimentos en verano para asegurarnos una dieta equilibrada y prevenir la deshidratación:
- Ensaladas enriquecidas con legumbres, pasta o arroz. Las ensaladas son una opción perfecta para incorporar verduras como el tomate, el calabacín, el pepino, la cebolla, el pimiento o la judía verde que son ricos en vitaminas. Si añades legumbres, pasta o arroz sumarás energía y proteínas al plato.
- Gazpacho y cremas frías como la vichyssoise que puedes enriquecer con frutos secos y semillas. Son refrescantes y fuente de vitaminas. Un perfecto primer plato que puedes acompañar de pescado o carne a la plancha.
- Fruta entre horas. Aunque apetezca una cerveza o un helado cuando hace calor, es mejor optar por una fruta entre horas. Si cada día tomas una cerveza al cabo de un mes la báscula, sin duda, lo notará. La sandía, el melón, los melocotones, las cerezas o las ciruelas son deliciosas frutas veraniegas para tomar solas o preparar con ellas heladas, granizados o batidos.