Desde el inicio de la pandemia sabemos que el virus no se propaga de forma uniforme. Hay personas que contagian más que otras y también entornos propicios.
Un reciente estudio aporta luz a qué características comparten los supercontagiadores.
Factores que distinguen a los supercontagiadores
El virus de la Covid-19 se transmite por el aire a través de una combinación de las gotas grandes que expulsan las personas infectadas cuando tosen o estornudan y las gotas muy pequeñas (aerosoles) que generan en sus vías respiratorias y exhalan cuando respiran.
Un equipo de investigadores americanos ha estudiado cómo se generan y exhalan estas gotitas respiratorias tanto en personas como en primates con y sin infección por el virus de la Covid-19 para determinar si hay factores que favorecen el contagio.
Pudieron observar que hay 3 elementos que diferencian la cantidad de aerosoles exhalados por las personas: la edad, el peso corporal y el grado de infección.
Cantidad de partículas exhaladas
En primer lugar, los investigadores analizaron los aerosoles de 194 voluntarios sanos para determinar las variaciones de las partículas exhaladas entre las personas.
De este modo, clasificaron a las personas según si exhalaban más de 156 partículas por litro de aire o menos:
- Las personas que estaban por encima de esta cifra exhalaban el 80% de los aerosoles de todo el grupo, aunque solo eran el 18% del total de personas (35 de las 194). Además, dentro de este mismo grupo, la mitad de las personas (18) eran responsables del 80% de los aerosoles.
- Las personas que exhalaban menos de 156 partículas por litro se consideraron poco propagadores de la infección.
Es decir, menos del 20% de las personas infectadas serían responsables del 80% de las transmisiones, una proporción que sigue la regla 20/80 observada en supercontagiadores de otras epidemias de enfermedades infecciosas.
Factores determinantes: edad y IMC
Para determinar qué factores hacen que una persona exhale más aerosoles, los investigadores analizaron factores como la edad, el sexo y el Índice de Masa Corporal (IMC).
No observaron una relación entre un mayor número de aerosoles y el sexo, pero sí con la edad y el peso corporal. Especialmente se vio un vínculo con el IMC en relación a la edad, algo que se conoce como IMC-años y se calcula multiplicando la edad por el IMC.
Las personas con el IMC-años más bajo (menos de 650) exhalaba significativamente menos aerosoles que las que tenían un IMC-años más alto (por encima de 650).
- Así, los investigadores vieron que todos los voluntarios de menos de 26 años y todos los que tenían un IMC por debajo de 22 eran poco propagadores de aerosoles exhalados.
“Se sabe que el envejecimiento, la dieta y las infecciones pulmonares promueven cambios en la composición y estructura de la mucosidad que recubre las vías respiratorias”, indican los investigadores. Estos cambios podrían explicar por qué las personas mayores y obesas exhalan más aerosoles.
“La fuerte correlación observada entre el IMC-años alto y una mayor propensión a generar gotitas respiratorias puede ser significativa a la luz del riesgo reconocido de aquellos con IMC alto, edad avanzada o ambos (ancianos, obesos y ancianos obesos) a desarrollar síntomas graves tras la infección por Covid-19”, destacan.
Efecto de la infección en los aerosoles
Otro aspecto que querían investigar es el impacto del grado de la infección en la dispersión de gotitas respiratorias.
Para dilucidarlo, midieron los aerosoles de ocho primates de dos especies diferentes infectados con el virus de la Covid-19.
Pudieron observar que el número de aerosoles aumentaba y su tamaño disminuía a medida que avanzaba la infección.
- El número de aerosoles exhalados comenzaron a aumentar a partir de los 3 días después de la infección y continuaron aumentando el día 7. A partir del día 14, disminuyeron en todos los animales de ambas especies.
- Las gotitas exhaladas eran más pequeñas a partir del día 3, e iban disminuyendo hasta el día 7. A partir de ahí iban aumentando hasta el día 14.
El hecho de que los aerosoles sean más pequeños hace que sea más fácil que la persona los expulse al hablar, toser o respirar y que puedan permanecer más tiempo flotando en el ambiente.
Observaron que esto también ocurría con infecciones bacterianas como la tuberculosis.
“Esta relación entre el aumento de la emisión de aerosoles exhalados y la disminución del tamaño de las gotas, con el avance de la infección pulmonar, podría aplicarse a infecciones pulmonares virales y bacterianas distintas de COVID-19 y la tuberculosis”, señalan los autores.
Los aerosoles más pequeños permanecen más tiempo flotando en el ambiente
De acuerdo con la investigación en primates, todas las personas, incluidas las que tienen un IMC-años bajo, pueden correr el riesgo de generar grandes cantidades de gotitas respiratorias, particularmente después de una infección pulmonar.
Es por lo tanto importante “la protección higiénica de los jóvenes y de los ancianos cuando se trata de la reunión de personas en ambientes interiores donde las gotitas respiratorias pueden permanecer y acumularse”, indican los investigadores.