Los trastornos mentales se asocian a un sinfín de estereotipos y tópicos que en nada ayudan al enfermo.
- De la depresión se suele culpar al que la sufre, como si no fuera una enfermedad y superarla dependiera únicamente de la voluntad de uno.
- El trastorno bipolar se banaliza y se asocia a cambios de humor, cuando es mucho más que eso. En el otro extremo se hallan patologías como la esquizofrenia, que se vincula a la violencia aunque menos del 10% de los comportamientos sociales violentos pueden asociarse a ella.
La lista de etiquetas que arrastran las enfermedades mentales es larga. Queda mucho trabajo por hacer para normalizarlas y acabar con el estigma que conllevan. Un enfermo mental es eso, un enfermo que necesita tratamiento como si sufriera cualquier otro trastorno pero que en muchos casos puede llevar una vida normal si la enfermedad está controlada.
"Loco por ella" reflexiona sobre la normalización de las enfermedades mentales
Durante mucho tiempo el cine ha contribuido a crear ese estigma porque a menudo las películas han asociado la enfermedad mental con la violencia y la agresividad, pero las cosas poco a poco están cambiando.
"Loco por ella", la última película de Dani de la Orden, es una comedia romántica que reflexiona, entre otros temas, sobre la normalización de las enfermedades mentales a través de la historia de Adri, un periodista que ingresa en un psiquiátrico con un informe falso con el fin de conquistar a Carla, la chica de sus sueños que sufre trastorno bipolar. Una vez allí Adri comenzará un viaje de aprendizaje que lo acercará al resto de los pacientes.
De la película y de la necesidad de normalizar las enfermedades mentales hemos hablado con el director de cine.
Acercarse desde la ficción a la problemática de las enfermedades mentales no debe ser fácil, o al menos puede hacerse desde muchos puntos de vista. ¿Qué visión o qué mensaje has querido dar en "Loco por ella"?
Más allá de hablar de las enfermedades mentales en sí o de las peculiaridades de estos enfermos, he querido abordar el tema del positivismo tóxico que tanto impera hoy en día.
Nos cuesta convivir con la tristeza o con alguien que tiene depresión, y parece que simplemente diciendo "venga va, alégrate" ya sea suficiente. Vivimos en la dictadura de Mr Wonderful, la dictadura de la felicidad.
Y de la misma manera que a un cojo no le dices que de aquí a tres días va a poder a andar, a un enfermo mental tampoco se lo puedes decir.
Sin embargo, en las enfermedades mentales existe la idea de que si estás triste es porque tú no te esfuerzas en cambiarlo y no es así. Por eso se llaman enfermedades mentales, y no se llaman "estado de ánimo" o "carácter". Todavía hay mucho desconocimiento y estigmatización sobre el tema.
Gran parte de la acción de la película se desarrolla en un psiquiátrico y el elenco de personajes nos aproxima a la realidad de la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el síndrome de Tourette... ¿ha entrañado mucha complejidad la creación de estos personajes?
Ha habido un proceso exhaustivo de documentación con médicos y pacientes para conocer la realidad de estas enfermedades, sobre todo en el caso del trastorno bipolar que es lo que sufre la protagonista. Pensamos desde la ignorancia que la bipolaridad es estar un día contento y otro triste y no lo es.
También estuve en dos centros psiquiátricos y hablé con uno de los directores para conocer cómo era el ambiente. Hemos recibido críticas del tipo "estos chavales no han estado nunca en un centro psiquiátrico". Pero sí que hemos estado, aunque probablemente no en el mismo tipo de centro en el quizá han estado personas que han tenido una mala experiencia.
Hay diversos tipos de centros. Algunos son muy estrictos con la seguridad porque los pacientes son más graves. Otros son más abiertos, más lights, con pacientes que están allí porque su enfermedad hace que les resulte difícil convivir en sociedad sin unas pautas estrictas. Vienen a ser áreas de reposo o descanso.
Obviamente, hay diferentes tipos de enfermedades mentales y sobre todo de gravedad de la enfermedad. Pero para el tono de comedia de la película pensamos que lo ideal era situarlo en un centro de reposo para problemas mentales.
Ha habido una gran responsabilidad por parte de todo el equipo para dar un tratamiento correcto de estos trastornos, desde los guionistas hasta los actores. Y, aún así, somos conscientes de que está suavizado porque la película no es un drama, es una comedia.
¿Cuál crees tú que es el tópico o el estereotipo que más daño hace en las enfermedades mentales?
Lo peor en la enfermedades mentales es que creamos etiquetas. A una persona que le ha dado un infarto no vas diciendo por ahí "mira el que le ha dado el infarto".
Pero en la enfermedad mental hay tal estigma que el que sufre esquizofrenia es "el esquizofrénico". Y no tendría que ser así. Deberíamos poder decir que es una persona, por ejemplo, amable, trabajadora y, además, sufre una enfermedad mental.
La enfermedad mental pasa por encima de la definición del individuo, cuando en realidad se puede llegar, y se llega, a tener una vida normal con el tratamiento adecuado. Ahora bien, si a ti ya te presentan como el bipolar o el depresivo mal vamos.
¿Habría que normalizarlas, hacer más pedagogía sobre ellas?
Por supuesto, habría que normalizarlas como normalizas la enfermedades del corazón, que las vemos sencillamente como enfermedades que en la mayoría de los casos pueden tratarse.
Y sobre todo no habría que responsabilizar a la persona de sufrirla. Una enfermedad mental es una enfermedad como puede ser una artrosis.
Sin embargo, a un enfermo con depresión se le suele decir "alégrate, piensa en lo bueno de la cosas", como si fuera culpa suya no estar bien. Al final, recae en la persona que está mal la responsabilidad de estar mejor.
¿También existe la idea o el tópico de que los problemas mentales incapacitan totalmente a la persona para llevar una vida normal?
Es cierto, y no es así si se tratan de la forma adecuada. Para eso existen las terapias. De hecho muchas veces los problemas vienen más de la gente que rodea al enfermo que del propio enfermo en sí.
En la película aparece el caso de una madre que cree que la hija no debe ver al padre que está internado porque piensa que es peligroso para la niña, cuando en realidad no lo es.
Esa incomprensión por parte de la sociedad puede resultar muy perjudicial para el enfermo. Alguien que es esquizofrénico se siente muy prejuzgado y es muy consciente de que la gente puede pensar que está loco.
La película aborda también cómo puede ser una relación emocional con alguien que tiene una enfermedad mental. ¿El amor lo puede todo?
No es ese el mensaje que quiere dar la película. No me interesaba hacer un canto a la esperanza y decir que el amor está por encima de todo.
Lo que sí está por encima de todo es la capacidad de entendimiento y la aceptación que tú tienes de la otra persona. A partir de ahí todo puede funcionar, o no.
A veces, intentamos curar a los que tenemos alrededor no para que ellos estén mejor, sino para que nosotros estemos mejor y así no tener que convivir con alguien que está mal.
La película no es un "todo es posible" o intentar a toda costa que la persona mejore con mensajes de positivismo, la idea es acompañar a la persona en el trayecto.
¿El positivismo, valga la paradoja, está siendo negativo en nuestra sociedad?
Sí, hay una dictadura de la felicidad. Cuando todo va bien es muy fácil decir "sonríe que son dos días", pero cuando las cosas no van bien no es tan sencillo.
El derecho a la infelicidad existe, y todos tenemos derecho a él. Este punto Mr Wonderful, el "si tú quieres puedes", está haciendo más daño que bien.