Puede ser que la covid haya provocado daños en el sistema inmune de las personas.
La población mayoritariamente ha pasado página por lo que se refiere a la pandemia. Los médicos especialistas, no. Cada nueva oleada de contagios se descubren aspectos nuevos o se confirman sospechas de hasta qué punto la covid ha tenido un impacto en nuestra salud.
Los enfermos de covid persistente son un recuerdo permanente de que este virus aún no lo entendemos del todo y puede que falten años para comprender su afectación. Varios médicos han advertido que nuestro sistema inmune puede haberse visto perjudicado.
Más casos graves de enfermedades leves
Los motivos para hacer esta afirmación son las evidencias estadísticas con las que se están encontrando los médicos. Un reportaje de la televisión en Nueva Zelanda, donde están terminado el invierno austral, dio las primeras señales de alarma:
“Estamos viendo personas de mediana edad y sin antecedentes médicos en urgencias por casos graves de VRS (Virus Respiratorio Sincitial). Es muy extraño”, relataba el doctor Gary Payinda, del departamento de salud de Northland.
Lo que pasa allí es probablemente un aviso de lo que nos viene. Igual que cada año nos preparamos para la epidemia de gripe a partir de las informaciones que nos llegan del otro hemisferio.
Por eso varios médicos occidentales se han hecho eco de estas informaciones, entre ellos el epidemiólogo y exprofesor de Harvard Eric Feigl-Ding: “Lo que eran infecciones leves de RSV y gripe están enviando más y más gente al hospital tras la covid. No es querer asustar, es aportar cifras”.
La sospecha es que la covid puede estar detrás de este fenómeno. De la misma forma que aparecen más evidencias de que haber pasado la covid ha aumentado el riesgo de diabetes y problemas cardiovasculares.
La covid puede haber dañado nuestras defensas
Para el doctor Feigl-Ding cada vez es más obvio que la covid ha provocado daños en el sistema inmune de las personas “quizás a largo plazo”. Igual que hay infecciones del coronavirus que provocan covid persistente, el virus puede haber dañado las defensas de un modo sutil, por debajo del umbral de detección.
“Hay muchas secuelas de la covid que desconocemos y que posiblemente no vamos a descubrir hasta que pasen más años”, explicaba el doctor Payinda. Y ponía de ejemplo de la gripe española de 1918. Con el tiempo se descubrió que los nacidos en aquella época tenían hasta tres veces más riesgo de desarrollar Parkinson.
Nuestro cuerpo ha estado expuesto a un nuevo virus “y no sabemos todo el espectro del impacto que ha podido tener, incluso en personas sin riesgos previos y bien recuperadas”, exponía la doctora Anna Brooks, inmunóloga de la Universidad de Auckland.
Los riesgos de las sucesivas reinfecciones
Esta especialista se lamentaba de que la idea de “una nueva normalidad” hubiera desaparecido y con ella un mayor uso de la mascarilla. A la gente parece no importarle si se vuelve a contagiar de covid y es un error.
“Desde un punto de vista inmunológico todavía nos falta aprender mucho de la covid”, insistía la doctora Brooks. “La naturaleza pandémica de la covid no ha terminado”.
Por eso, insiste que la recomendación como inmunóloga es que “no es una buena idea someterse a infecciones repetidas innecesarias de algo que podría causar daños a corto y largo plazo a tu cuerpo”.
Aparecen casos de covid persistente tras pasar una cuarta o quinta reinfección. No nos tomemos la covid como un resfriado más y evitemos al máximo nuevos contagios.
La inmunidad se reduce con el tiempo
Uno de los aspectos que cabe reseñar es que tampoco hay que relajarse por tener la inmunidad híbrida. La inmunidadque nos proporcionan las vacunas y la infecciones naturales al contagiarnos no se mantienen estables. Disminuye con el tiempo.
De ahí que se recomiende una nueva dosis de vacuna para la población a partir de los 60 años, enfermos con defensas bajas y el personal más expuesto (sanitarios).
En la Unión Europea ya se han empezado a distribuir las adaptaciones de la vacuna de Pfizer y Moderna a las nuevas variantes del coronavirus, que sigue siendo mutaciones de ómicron. En este sentido, el virus no ha cambiado lo suficiente como para crear alarmismos.
Y es importante también recordar que las vacunas no se ponen para evitar que nos infectemos. Se ponen para que nuestras defensas eviten una covid grave si nos contagiamos. Y si la covid se agrava, que no sea mortal.
Las medidas de precaución para evitar contagios que ya conocemos bien (distancia, mascarilla y ventilación) se han de seguir aplicando, sobre todo cuando sospechamos que podemos estar infectados.