El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es una infección viral a la que prácticamente toda la población está expuesta. Basta que hayas pasado la varicela en la infancia, que somos la gran mayoría. El virus de la varicela se queda en el cuerpo y puede reactivarse con el tiempo.
- Se calcula que un 30% de estas personas tendrán un herpes zóster de adulto.
Varios estudios habían detectado un aumento de casos de accidentes cerebrovasculares (ictus) entre las personas que habían padecido un herpes previamente. Aunque no se había encontrado justificación que los relacionara. Puede haberse resuelto el misterio.
Por qué hay más ictus tras un herpes zóster
Científicos de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) han dado con una probable explicación a ese aumento de ictus entre pacientes de herpes zóster. Los culpables serían unas cápsulas que producen las células llamadas exosomas. Las células las utiliza como cubo de basura, para que se lleve desechos a través de la sangre, o como mensajero, para transmitir información a otra célula.
Tras pasar la culebrilla estos exosomas transportan carga viral, que puede causar dos efectos:
- Inflamación de los vasos sanguíneos, y por tanto más riesgo de que no dejen pasar la sangre.
- Facilitar una trombosis, un coágulo en la sangre que provoque un bloqueo de la circulación.
“Estos exosomas pueden provocar un trombo o inflamación lejos del sitio donde se ha producido la infección”, ha explicado el doctor Andrew Bubak, profesor de neurología y principal autor de la investigación.
Si se encuentran en los vasos sanguíneos que riegan el cerebro “puede llegar a provocar un ictus”. Por eso los autores consideran que hay que extremar las precauciones, especialmente cuando el herpes aparece en zonas próximas al cerebro, en la cara.
El ictus puede aparecer meses más tarde
El estudio, presentado en la publicación científica Journal of Infectious Diseases, apunta que el riesgo se mantiene meses después de que se cure el herpes zóster, puesto que los restos de virus siguen circulando por la sangre. Los investigadores detectaron estas cápsulas con material patógeno que podía general coágulos de sangre al menos tres meses después de la infección.
“Casi todo el mundo conoce el sarpullido del herpes zóster y lo doloroso que puede ser. Pero pueden no saber que el riesgo de ictus es elevado hasta pasado un año de la infección”, ha apuntado el doctor Bubak.
Una mayor vacunación contra el herpes y el tratamiento más prolongado con antivirales y antiinflamatorios puede reducir el riesgo
“Es importante señalar que puede haberse curado completamente del herpes, la persona sentirse bien y, no obstante, volver a su vida habitual con un significativo aumento en el riesgo de ictus”, ha añadido.
Tratamientos para reducir el riesgo
Los investigadores sostienen que, a la vista de sus resultados, la explicación es que el virus de la varicela no vuelve a estado de latencia en seguida o los exosomas con riesgo de provocar trombos son más persistentes de lo que se creía, pese a que haya desaparecido la infección.
En cualquier caso, apuntan que su descubrimiento abre la vía también a posibles tratamientos para contrarrestar ese mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares. El uso de medicamentos antivirales más tiempo, acompañados de antiinflamatorios y fármacos antiplaquetarios, puede ayudar.
Hay una vacuna contra el herpes, que se suele recomendar a la población mayor, los de más riesgo de padecer esta infección. No obstante, los autores han visto un mayor riesgo de ictus en los menores de 40 años que se infecten. Por eso plantean también extender la vacunación, en especial en personas con riesgo previo cardiovascular.
Cómo se trata el herpes zóster
El herpes zóster provoca dolor y picazón, malestar y fiebre. Los medicamentos no eliminan el virus.
- El tratamiento con antivirales lo que hace es suavizar los síntomas, evitando que se extienda la infección.
- Las pústulas de la piel se tratan con higiene, limpiando y secando muy bien la zona.
Suele aparecer en los brazos y piernas o en el torso. En el caso de infección en la cara, además de aumentar el riesgo de ictus, requiere especial atención pues puede tener otras complicaciones, afectando a la visión o al oído.