El cateterismo al que se ha sometido Kiko revela que su corazón no funciona bien
A sus 39 años, Kiko Rivera no gana para disgustos cuando se trata de su salud. El año pasado sufrió un ictus y hace unos días dejaba preocupados a sus fans con un post en instagram en el que aparecía en el hospital y decía "la vida me vuelve a dar un susto" sin dar más detalles.
"Ya os iré contando", apuntaba KiKo. Y así lo ha hecho con un nuevo mensaje en el que detalla que se acaba de someter a un cateterismo: "hoy es un día importante para mi vida, hoy salimos de dudas con el cateterismo. Una parte de mi corazón no funciona en condiciones, pero no se alarmen todavía sigo vivo y con ganas de vivir".
Qué es un cateterismo
El cateterismo cardíaco es una de las intervenciones sin cirugía más eficaces para conocer la salud del corazón y se hace para estudiar patologías como arritmias, identificar alteraciones vasculares, planificar una cirugía coronaria...
Con esta prueba el cardiólogo puede valorar la anatomía cardiaca y de las arterias coronarias, medir el flujo sanguíneo y las presiones de las cavidades cardiacas, saber si hay alguna válvula alterada, ver si existen defectos congénitos en el corazón, medir el oxígeno que llega a las diferentes partes del corazón e incluso hacer una biopsia para obtener muestras de tejido cardiaco.
Pero el cateterismo no solo sirve para ver cómo está el corazón. También permite tratar enfermedades ya que se pueden colocar stents en arterias estrechadas, desbloquear una arteria coronaria (angioplastia), reparar un aneurisma (una dilatación local de la arteria) u otros defectos congénitos.
En el caso de Kiko Rivera, el cateterismo posiblemente se ha realizado para comprobar la existencia de alguna patología coronaria.
Cómo se hace un cateterismo
Para hacer un cateterismo cardíaco, al paciente se le realiza una pequeña incisión en la ingle o la muñeca por donde se le inserta un tubo largo, flexible y muy fino llamado catéter.
A continuación se pincha con una aguja gruesa que alcanza a la arteria. A través de la aguja se inserta un catéter que avanza a través de los vasos sanguíneos hasta el corazón bajo control radiológico (un aparato de rayos X a través del cual se ve en imágenes por donde va pasando el catéter).
Una vez el catéter llega a la zona indicada se puede inyectar un contraste que rellena el interior del corazón, las arterias o las venas, lo permite ver la estructura del corazón y descartar o confirmar la presencia de diversas enfermedades (angiografía).
El historial médico de Kiko Rivera
Kiko Rivera sufrió un ictus el año pasado. El hijo de Isabel Pantoja sufre también gota y diabetes crónica, este último trastorno es un factor de riesgo de ictus y de patologías cardíacas. En los accidentes cerebrovasculares, actuar rápido es clave para restablecer el riego sanguíneo en el cerebro y evitar secuelas mayores.
El ictus es un accidente cerebrovascular en el que se produce una alteración de la circulación sanguínea en una o varias zonas del cerebro. Durante las primeras horas del ictus, actuar rápido es clave ya que, de promedio, cada minuto que pasa mueren dos millones de neuronas. Por ello, los tratamientos que permiten recuperar el flujo sanguíneo deben utilizarse hasta 24 horas después del ictus.
Los estudios apuntan que cada 30 minutos que se tarda en comenzar el tratamiento se reduce la posibilidad de tener buenos resultados en un 14%. Y cada hora de retraso, el cerebro envejece 3,6 años en comparación con un cerebro sano.
Cuantas más neuronas mueren, mayor es el riesgo de secuelas. Las personas que han sufrido un ictus pueden sufrir secuelas físicas, cognitivas y psicológicas. Una correcta rehabilitación reduce la intensidad de las secuelas.
Las causas de problemas de corazón e ictus en gente joven
Un 80-90% de los ictus y los infartos se deben a factores de riesgo que pueden controlarse. En el caso de gente joven, el colesterol, la hipertensión, la diabetes y la obesidad son las principales causas tanto de infartos como de ictus debido a malos hábitos de vida como una dieta rica en grasas y azúcares o el sedentarismo. Un 5% de los ictus en personas jóvenes se relacionan con el consumo de cocaína, que actuaría como una vasocompresivo. Estudios realizados en Estados Unidos revelan que el riesgo de ictus es 7 veces mayor en las 24 horas después de consumir la sustancia.
1. Diabetes
Unos niveles altos de glucosa en sangre actúan como un auténtico tóxico que acelera el proceso de envejecimiento vascular, lo que afecta a todos los vasos sanguíneos del organismo, incluidos los del cerebro.
Las personas que tienen diabetes como Kiko Rivera deben controlar su glucosa al máximo porque su riesgo de ictus o infarto es mayor.
La diabetes tipo 2 se debe básicamente a una alimentación rica en azúcares y grasas, y a la falta de ejercicio. Además, las personas que padecen diabetes suelen tener la tensión y el colesterol altos y su riesgo de arteriosclerosis es mayor, lo que dispara aún más las probabilidades de sufrir todo tipo de cardiopatías.
2. Colesterol
Unos niveles elevados de colesterol LDL en sangre –combinados con la tensión arterial alta, el tabaquismo, el sobrepeso o la obesidad– favorecen la acumulación de placa de ateroma y aumenta el riesgo de rotura.
La aterosclerosis es una enfermedad de largo recorrido. En realidad, es un proceso natural del envejecimiento de nuestras arterias. Desde la infancia se empiezan a acumular grasas como el colesterol y otras sustancias como el calcio en las paredes de las arterias.
En la adolescencia, estas lesiones pueden aumentar con la acumulación de lípidos, dando lugar a pequeñas placas fibrosas. En los años siguientes, estas placas crecerían y se agrandarían, pudiendo sufrir roturas y trombosis, que serían las desencadenantes de los eventos agudos, como el ictus.
3. Hipertensión
La presión arterial elevada incrementa hasta 5 veces las probabilidades de sufrir un ictus. Si se controlara este factor se reduciría hasta casi la mitad las muertes por ictus.
La presión arterial elevada de forma crónica debilita los vasos sanguíneos y aumenta el riesgo de que se rompan y se produzca un ictus hemorrágico.
La hipertensión favorece también la arterioscleroris (las arterias se estrechan y endurecen), con lo que aumentan las posibilidades de que un coágulo las obstruya y provoque un ictus isquémico.
4. Obesidad
La obesidad es un factor de riesgo de ictus, y si los kilos se acumulan en el abdomen todavía es más peligroso.
Un estudio de la Clínica Mayo (EE. UU.) revela que la grasa que se deposita alrededor de las vísceras tiene unas características metabólicas diferentes a las del resto del cuerpo que la convierten en más dañina.
Hace que suba el colesterol malo y baje el bueno, aumenta la presión arterial, y afecta al metabolismo del azúcar favoreciendo la diabetes. Todo ello dispara el riesgo de infarto tanto cardiaco como cerebral.