Mascarillas, geles hidroalcohólicos, distancia social, fármacos eficaces y la futura vacuna. Si nos preguntan por las armas para prevenir o vencer el coronarivus, seguramente nos vienen a la mente estas palabras.
Pero, ¿y si esto no fuera suficiente para evitar pandemias como la que estamos viviendo?
Expertos de la 31 Edición de la Escuela de Salud Pública de Menorca han insistido en la necesidad de aprender a relacionarnos de una manera distinta con la naturaleza si no queremos que cada cierto tiempo aparezca una crisis como la del coronavirus.
Y es que la pérdida de biodiversidad, la deforestación, el cambio en los usos del suelo y los modelos agroalimentarios poco sostenibles no solo afectan al medio ambiente. También acaban repercutiendo en la la salud de las personas.
Más fácil el contagio de animales a humanos
Jordi Serra-Cobo, presidente del Club de Biología y Biotecnología Alumni de la Universidad de Barcelona ha realizado estudios sobre la migración de animales y el cambio climático y ha demostrado que las alteraciones ambientales provocadas por el hombre contribuyen a la aparición de enfermedades en lugares donde antes no existían.
Algo desgraciadamente tan habitual como la tala indiscriminada de árboles o la agricultura intensiva favorece lo que los expertos llaman:
- "El salto de especie, la amplificación y la distribución en un área geográfica", que de hecho son los tres factores que provocan las epidemias.
Dicho de otra forma, ocupamos o alteramos el espacio natural de especies animales, estas se movilizan y aumenta el riesgo de contagio a otros animales y también a humanos.
De hecho, no es casual que las epidemias suelan venir del Sureste Asiático, una zona con una economía emergente y, según Serra-Cobo, con "una profunda transformación de los ecosistemas naturales".
deforestación a pasos de gigante
Serra-Cobo alerta que el problema es que la huella negativa del hombre en el medio ambiente se está produciendo "a un ritmo sin precedentes y esto no es gratuito, conlleva cambios de salud".
Y ha puesto como ejemplo la deforestación:
- En el Sureste Asiático se ha perdido un 30% de la superficie forestal en 40 años.
- Cada año se pierden entre 800 y 1.000 kilómetros cuadrados de bosque en Camerún.
- En la Amazonia, se eliminan 9.762 kilómetros cuadrados de selva anualmente.
Los virus vuelan de un extremo a otro del planeta
Antes de la pandemia había 225.000 vuelos diarios en el mundo. Una cifra que a buen seguro se intentará recuperar por poco que las compañías aéreas puedan y la economía lo permita.
- El tráfico aéreo facilita la transmisión de cualquier virus en cualquier parte del mundo.
Nuestro sistema alimentario altera la biodiversidad
Queremos comer de todo y cada día de año. Por eso la producción de alimentos se realiza de forma intensiva. Y eso conlleva cambios en los usos del suelo:
- Grandes extensiones en el Sureste Asiático dedicadas al aceite de palma o en la Amazonia destinadas al cultivo de la soja. El primero porque se utiliza en multitud de productos como la bollería industrial, los precocinados... Y la soja para alimentar al ganado y tener carne en la mesa cada día del año.
Cada año se pierden casi 10.000 km2 de selva en la Amazonia
Todo ello tiene un precio, y es la pérdida de biodiversidad:
- "Aumentan las probabilidades de romper la barrera entre especies, lo que favorece las pandemias", asegura Marta Rivera, doctora en Veterinaria y directora de la Cátedra de Agroecología y Sistemas Alimentarios de la Universidad de Vic-Universidad Central de Barcelona.
Hay que buscar el equilibrio
En definitiva, "es el desequilibrio entre la salud del planeta y la salud humana lo que lleva a la extensión de la epidemias", afirma Josep M. Antó, investigador del Instituto de Salud Global (ISGlobal) y Catedrático de la Universidad Pompeu Fabra.
En su opinión, las alteraciones ambientales y la salud están tan relacionadas que es necesario una estrategia global para afrontar el mayor reto de la humanidad hasta ahora: el cambio climático.