Uno de los psiquiatras más prestigiosos del mundo revela por qué no es bueno disimular la tristeza

En esta entrevista en exclusiva, el eminente psiquiatra Luis Rojas Marcos nos explica la importancia de reconocer que uno está triste; y nos aporta pautas para salir fortalecido de esos momentos de tristeza.

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Rojas Marcos entrevista tristeza
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Ser conscientes de nuestro desánimo es una condición necesaria para entenderlo y poder remediarlo.

Charo Sierra
Charo Sierra

Directora de la Revista Saber Vivir

En los últimos tiempos varios personajes públicos –uno de los más recientes ha sido el artista Alejandro Sanz– se han atrevido a reconocer que pasaban por momentos de tristeza y que les estaba costando superarlos. Hemos hablado con el Dr. Luis Rojas Marcos, psiquiatra, escritor, investigador y profesor de la Universidad de nueva York (EE. UU.), para que nos explique las ventajas de reconocer ese estado abiertamente y cómo podemos ir superándolo.

¿Nos cuesta aceptar la tristeza porque la asociamos a la debilidad?

Considerar la tristeza una señal de debilidad es un problema. Y es que a lo largo de la vida nadie se libra de la tristeza.

Es normal sentirnos tristes cuando perdemos a un ser querido, rompemos una relación importante, fracasamos en algún proyecto o nos vemos incapaces de alcanzar nuestras metas. Pero las autoexigencias desmedidas hacen que nos sintamos incompetentes y desmoralizan.

¿Qué ganamos compartiendo con otros que estamos tristes?

Hablar con otros de que estamos pasando por momentos difíciles y no nos sentimos bien tiene sus ventajas.

Para empezar, disminuyen las especulaciones por parte de aquellos que se han percatado de nuestro cambio de humor. Y, si se trata de personas cercanas receptivas, al narrar nuestro malestar no solo nos desahogamos, también organizamos nuestros pensamientos y nos abrimos al reconfortante apoyo solidario.

Hay quien trata de ocultar -y ocultarse- su estado forzándose a sonreír. ¿Esa depresión sonriente puede cronificar el problema?

Es comprensible que personas tristes traten de disimular su bajo estado de ánimo en público, por ejemplo, en el trabajo. Pero no aconsejo utilizar ese “disfraz” para negar los sentimientos o autoengañarse.

Ser conscientes de nuestro desánimo y de su impacto en nuestro bienestar es una condición necesaria para entenderlo, tomar medidas y poder remediarlo.

¿Qué pasos recomendaría dar para superar esa tristeza?

Antes que nada, es importante evitar poner nuestras esperanzas en fuerzas abstractas externas como el destino, la suerte o ese tentador “Que sea lo que Dios quiera”.

Un primer paso es localizar el centro de control interno para explorar las posibles causas de nuestra tristeza y programar los pasos para superarla, incluyendo pedir ayuda. Informarnos sobre lo que nos puede estar pasando nos hace menos susceptibles a las especulaciones catastrofistas que con frecuencia nos echamos encima. La información clara y fiable evoca en nosotros seguridad y confianza.

Para poder deducir la causa de nuestra tristeza, para preguntarnos por qué la sentimos, debemos tener una buena autoestima...

Sí, y para cuidar la autoestima es importante apreciarnos y reconocer nuestra capacidad de amar, nuestros valores y comportamientos que nos mueven a convivir y también a perseguir los objetivos que nos hemos ido proponiendo.

¿Tenemos que tratarnos mejor a nosotros mismos?

Sí, la persona con la que pasamos más tiempo desde pequeños y con la que más hablamos es uno mismo. De ahí la importancia de aprender y practicar el arte de hablarnos bien, en especial para protegernos del desánimo.

Hablarse a uno mismo, los soliloquios, son muy efectivos para fortalecer la resistencia física y mental; alivian la sensación de agotamiento y animan. Esos monólogos internos nos ayudan a guiarnos, a evitar enfrentamientos innecesarios, a gestionar nuestro día a día y a proteger la autoestima.

¿Qué más recomendaría para evitar que la tristeza se prolongue?

Practicar la solidaridad, que es algo muy beneficioso. Ayudar a otros en trances difíciles nos hace más resistentes al estrés y al agotamiento emocional.

Además, nos protege de la tendencia a aislarnos y ahogarnos en pensamientos agoreros. Otra estrategia eficaz para protegernos es diversificar y compartimentar las parcelas de las que extraemos bienestar.

¿Considera usted que superar estas fases es un aprendizaje más?

Es reconfortante tener en cuenta que son muchas las personas que no solo superan estados de tristeza, sino que además salen reforzadas. Son hombres y mujeres que, en su lucha, descubren cualidades personales que desconocían y experimentan cambios favorables en la percepción de sí mismos, en sus relaciones y en su vida en general.

Es una visión optimista...

No creo en una futura pandemia de salud mental. En las últimas décadas el estigma que ha marcado durante siglos la enfermedad mental ha ido disminuyendo. Un reflejo de este cambio y de que se acepta mejor el tratamiento de los problemas mentales es el aumento en el número de profesionales dedicados a la salud mental.