Antonio Ibáñez, popular por la serie 'Aida', ha fallecido por un linfoma de no Hodgkin.
Los cánceres linfáticos suelen crear especial preocupación, al ser algo inespecíficos y poder iniciarse en cualquier parte de nuestro cuerpo con tejido linfático. No obstante suelen tener buen pronóstico.
Desgraciadamente, no todos reciben la misma respuesta. Es lo que ha pasado con el actor Antonio Ibáñez. El popular artista conocido por la serie 'Aida' ha fallecido por un linfoma de no Hodgkin.
Qué es el linfoma de no Hodgkin
El linfoma es un tumor que afecta a un tipo de glóbulos blancos, los linfocitos.
Los linfocitos son un grupo de células inmunitarias que circulan por nuestro cuerpo. Todo tumor es una proliferación de células que se empiezan a reproducir sin control. En el caso del linfoma no Hodgkin engloban los otros casos que no son el linfoma de Hodgkin: glóbulos blancos muy grandes y a menudo con varios núcleos.
En el tumor no Hodgkin los linfocitos del sistema inmune se reproducen sin control
Si no coincide la proliferación de células tumorales con la descripción que hizo este médico británico se les denomina así o, por abreviar, simplemente linfomas.
Al crecer sin control los glóbulos blancos pueden formar bultos en todas las partes del cuerpo donde se encuentran: ganglios linfáticos (cuello, axilas o ingles), amígdalas, el bazo o algunos puntos del abdomen, entre otros.
No hay un solo linfoma no Hodgkin, porque no hay un solo tipo de linfocito.
Los tres tipos principales de linfoma
La pandemia nos ha ayudado a entender los dos tipos principales de linfocitos que hay. Cada uno provoca un tipo de tumor.
- Linfoma de células B: los linfocitos B crecen dentro de los huesos (b es de “bone”, hueso en inglés). Son los encargados de crear anticuerpos específicos contra los virus y bacterias que nos atacan. Es el linfoma más común.
- Linfoma de células T: los linfocitos T salen del timo para luego también dirigirse a los ganglios en espera de que se les llama en caso de infección.
- Leucemia linfocítica crónica: cuando los linfocitos se acumulan en la sangre o interfieren en la producción de otras células sanguíneas.
Hay otras variantes más minoritarias, puesto que el sistema inmune es mucho más complejo y existen otros tipos diferentes de linfocitos que participan en la lucha contra las infecciones. Hoy el linfoma, que es cualquier tumor que afecta al sistema linfático, es aún muy complejo y difícil de especificar.
¿Cuáles son los síntomas de linfoma?
Otro de los problemas que supone este tumor es que los síntomas son genéricos a múltiples patologías, algunas muy leves, por lo que no todos son señales de alarma. Es un tumor que se esconde en nuestro organismo y solo un análisis del tejido afectado podrá corroborar que estamos ante un tumor y qué tipo de tumor.
La inflamación de los ganglios es un síntoma que también puede aparecer tras una infección leve
Algunos signos con los que hay que estar atentos:
- Inflamación de los ganglios o hinchazón del abdomen.
- Aparición habitual de hematomas o sangrado sin explicación aparente.
- Fiebre inexplicable o sudoración y escalofríos nocturnos.
- Aumento de las infecciones debido a la bajada de defensas.
Los ganglios inflamados, por ejemplo, también es común tras pasar una infección. Se ha de seguir la evolución.
Todos estas señales, si se mantienen en el tiempo, nos han de llevar a consultar primero con el médico generalista y, si ve señales combinadas que le hacen sospechar, con el hematólogo, especialista en enfermedades de las células sanguíneas.
Cómo se trata el linfoma
Como cualquier tumor, el enfoque del tratamiento va a depender de la fase en la que se haya identificado y del tipo concreto de linfoma que sea. En líneas generales, el tratamiento se mantiene sobre la quimioterapia, inmunoterapia, cirugía y trasplante de células madre.
Las posibilidades de supervivencia a este tipo de cáncer son altas, aunque algo inferiores al linfoma de Hodgkin. El número de pacientes que sobreviven a los cinco años es del 72% (80% en el Hodgkin).
Es solo una cifra estadística, puesto que los médicos insisten en que hay mucha diferencia según el punto en el que se detecta el tumor y el tipo.
- Los linfomas indolentes se caracterizan por un crecimiento muy lento. Hasta el punto de que ni siquiera requieren tratamiento inmediato, sino mero seguimiento.
- Los más agresivos, entre los cuales está el de células B, son los que requieren una actuación más rápida y tienen peor pronóstico.
En todo caso, estamos ante una enfermedad difícil de determinar. Como señala la American Cancer Society: “Existen muchos tipos diferentes de linfoma no Hodgkin, de modo que determinar la clase de un linfoma puede causar bastante confusión (incluso para los médicos)”.