Gloria Camila Ortega, uno de los personajes habituales de los platós de televisión, se ha sincerado ante las cámaras y ha hablado sin tapujos de que ha estado padeciendo durante tres años una anorexia nerviosa.
Se trata de un problema extendido, sobre todo entre los adolescentes, pero que también se ve con más frecuencia en mujeres adultas. De hecho, según datos de la Fundación Fita, dedicada a la prevención de la salud mental, una de cada cinco adolescentes está en riesgo de desarrollar algún trastorno de conducta alimentaria. De ellos, la anorexia nerviosa es el más extendido.
Por qué ocurre la anorexia nerviosa
Gloria Camila ha atribuido su anorexia al estado de ansiedad que le había provocado las declaraciones públicas de su expareja en contra suya y de su familia. “Por su culpa me he quedado en 47 kilos”, ha asegurado.
Como otras enfermedades, tratarla cuanto antes es vital para un buen diagnóstico y curación
Los motivos detrás de cada caso pueden ser muy diferentes. Malestar con uno mismo, problemas sociales y de relaciones, problemas familiares, pueden llevar a que nos autoimpongamos dietas estrictas por debajo de los límites saludables.
Si no se detecta pronto y se trata por profesionales, los resultados pueden ser muy graves, hasta el punto de que un 5% de los casos acaban con la muerte de la persona.
Por el contrario, un seguimiento a tiempo demuestra unas tasas de recuperación muy buenas. Según un reciente estudio del Hospital Clínic de Barcelona, como otras enfermedades, cogidas a tiempo tienen mejor diagnóstico, hasta un 82% muestra recuperación completa.
Gloria Camilla ha señalado que había estado visitando a varios psicólogosy que había acudido a terapia para volver a estar bien.
Cómo reconocer la anorexia
Los familiares han de entender que la persona está “secuestrada” por su enfermedad y no controla su propia conducta. Hay que estar atentos a una serie de cambios sospechosos que pueden dar pistas de que estamos ante un caso de anorexia.
- Cambios en los hábitos de comida. Detalles como que deje de comer pasta, cuando siempre había comido, que deje de querer comer en familia o un interés obsesivo por ser vegana de repente.
- Empezar a hacer ejercicio muy seguido cuando nunca había sido una persona especialmente preocupada por el deporte.
- Cambios de ánimo bruscos. Por ejemplo, pasar de la euforia a la tristeza o a la irritabilidad.
- Aislamiento social. No salen, se encierran en su cuarto y evitan acudir a citas que supongan comer, como meriendas, comidas y fiestas.
Cómo actuar para ayudar
La ayuda que le puede dar la familia es sobre todo de guía y apoyo. En todo problema mental hay que saber que el abordaje es múltiple. También va a depender de la edad de la persona.
A un menor de edad, los padres pueden llegado a un límite incluso imponerle el acudir a terapia. En el caso de los mayores de edad, solo podrán ejercer la obligación cuando ven expuesta en riesgo la salud del paciente, y tras demostrar que no puede hacerse cargo de sí mismo. Pero no es la solución ideal. El paciente ha de tomar conciencia de lo que le está pasando.
Lo primero es acudir a una asociación que nos asesoren en el trastorno y cómo gestionarlo en casa
“Aunque puede ingresar sin conciencia respecto a lo que le pasa, es mejor que, de entrada, haya buena predisposición al tratamiento”, explica la psicóloga Sara Bujalance, directora de la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB).
Bujalance recomienda primero de todo acudir a una asociación de afectados. Allí les ofrecerán “mucha información para entender qué es el trastorno y entrenamiento para saber cómo gestionar la situación en casa”, apunta.
Estrategias que conviene seguir
Los padres, familiares o amigos de la persona afectada deben seguir una serie de pautas que pueden hacer todo el proceso más fácil.
- Deben actuar en equipo. Ponerse de acuerdo para hablar con una sola voz y dejar claro al enfermo o enferma consignas de apoyo y de determinación para salir de la anorexia.
- Asumir que no estamos preparados solucionar el problema. La anorexia nerviosa es un problema mental complejo y que no lo solucionará la familia con cuatro consejos o con críticas. Necesita tratamiento especializado de un equipo clínico que normalice las comidas.
- No hablar de comida, del peso o las tallas de ropa. “Hacerlo es muy contraproducente”, señala la psicóloga. Debemos entender que esta persona vive un sufrimiento emocional muy grande.