Lo que hace unos años era una rareza que asociábamos a países como China poco a poco se ha ido haciendo un hueco en las calles de nuestras ciudades, y cada vez son más los ciclistas que apuestan por usar una mascarilla durante sus trayectos.
¿Pero hasta qué punto las mascarillas, que no destacan especialmente por su comodidad, son útiles frente a las partículas contaminantes? ¿Y cuáles son las más eficaces? Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha tratado de responder a estas preguntas en un reciente estudio, en el que también participó el Bicicleta Club de Catalunya (BACC).
Con mascarilla respiras menos contaminantes
Las conclusiones del informe son claras: aunque no protegen al 100%, es mejor llevar mascarilla mientras vamos en bici.
- Al hacerlo, la exposición a las partículas analizadas más grandes (las PM2.5) puede reducirse hasta un 43%, en función del modelo de mascarilla.
El tráfico rodado (coches, motos…), la calefacción o los barcos son algunas de las principales fuentes que producen este tipo de contaminantes, que tienen un tamaño igual o inferior a las 2.5 micrómetros (hasta 20 veces menos que el diámetro del cabello).
Sus efectos sobre la salud son numerosos: “La exposición a PM2.5 es la cuarta causa de muertes prematuras a nivel global”, nos cuenta Fulvio Amato, uno de los directores del estudio del CSIC. “También se asocia a ingresos hospitalarios por causas respiratorias y cardiovasculares”, advierte.
- Respecto a los contaminantes más pequeños (carbono negro y partículas ultrafinas), el uso de mascarillas parece no ser tan eficaz.
Las analizadas en la investigación redujeron, de media, entre un 15 y un 20% la exposición a estas diminutas partículas que también pueden dañar nuestro corazón y nuestros pulmones.
Según Amato, el tráfico rodado es una de las principales fuentes de emisión de las partículas ultrafinas. Lo mismo ocurre con el carbono negro, que se origina durante los procesos de combustión, sobre todo de los vehículos diésel.
“La quema de combustibles sólidos (leña, pellets, carbón…) también puede ser una fuente importante de carbono negro en algunas ciudades o pueblos”, matiza el experto.
cómo utilizar bien las mascarillas
De entre los 9 modelos de mascarilla analizados, las características que parecen reducir más la exposición a este tipo de contaminantes son las siguientes:
Que se ajusten bien a la cara, lo más importante
- “Si hay fugas, la eficacia se reduce drásticamente porque el aire, y la polución, pasarán más fácilmente por la fuga que por la mascarilla”, nos cuenta Amato.
- “Para ello ayuda que la mascarilla tenga un tejido flexible, lo menos rígido posible”, aconseja el investigador. De esta forma podrá adaptarse mejor a las características particulares de cada rostro.
Los filtros, siempre homologados
Tanto si vas a comprar una mascarilla como si ya la tienes, comprueba que aparezcan las siglas EN149: esto indica que cumple la normativa europea de calidad de los filtros.
- Deben ir acompañadas, también, de su nivel de eficacia (FFP) del 1 al 3, siendo el 3 el que más protege.
Aunque para ir en bicicleta las de filtro FFP2 son las más recomendadas (con las de 3 puede costar demasiado respirar mientras se pedalea).
Cuantas más capas de filtro lleven las mascarillas, mejor
- Las capas de filtro también son importantes porque actúan como una barrera física contra las partículas contaminantes.
Sin embargo, el experto matiza lo siguiente: “también hay que considerar el confort, sobre todo si se piensa utilizar para trayectos largos”.
De entre las mascarillas estudiadas, la que obtuvo mejor puntuación tenía tres capas de filtro y también válvulas de exhalación, que ayudan a expulsar el aire respirado.
Ir en bici es bueno… pese a la polución
Si sueles moverte en bici y te estás planteando dejarlo para no respirar tanto humo contaminado, no lo hagas: los expertos siguen recomendando pedalear para desplazarse.
“Según los epidemiólogos, el ejercicio físico compensa y el resultado neto es beneficioso”, nos explica el investigador del CSIC.
Buena muestra de ello es un estudio llevado a cabo hace tan solo unos meses en 7 ciudades europeas (una de ellas, Barcelona), que concluye que la bicicleta es el medio de transporte que se asocia con más beneficios para la salud.
Eso sí, para reducir al máximo la exposición a partículas contaminantes mientras se circula por un entorno urbano Fulvio Amato recomienda:
- Evitar las horas punta.
- También las calles más transitadas, siempre y cuando la distancia total recorrida sea similar. Si al final es trayecto es más largo, el número de partículas contaminantes aspiradas podría ser similar.
- Alejarse lo más posible de la vía, siempre que sea factible y seguro.
objetivo: Reducir las emisiones
Por último, el investigador nos recuerda que hay que ser conscientes de que “las mascarillas no protegen al 100% y pueden resultar incómodas y dificultar la respiración”.
Las mascarillas ayudan, pero no son la solución a la contaminación
Por ello, Amato defiende firmemente que para acabar con el problema de la contaminación lo fundamental es reducir las emisiones, sobre todo del tráfico rodado. “Y en esto –continúa– la administración local debe ponerse las pilas para proteger la salud pública porque respirar aire saludable es un derecho”.