La Covid supondrá un antes y un después en la historia de las vacunas porque con ella, o contra ella, se han usado por primera vez en humanos la vacunas de ARN mensajero.
Las vacunas de Pfizer y Moderna para la Covid-19 son, de momento, las únicas que utilizan esta técnica que hace décadas que investigan los científicos y que presenta ventajas frente a las vacunas tradicionales porque se pueden desarrollar en un laboratorio con materiales fácilmente disponibles y tienen menos efectos secundarios.
Sin embargo, algunas personas (llevadas por bulos) piensan que las vacunas de ARN pueden llegar a afectar a nuestro ADN. Nada de eso es cierto y para desmentirlo nos remitimos a las explicaciones de José María Jiménez Guardeño, investigador del Departamento de Enfermedades Infecciosas del King's Colleg London, y de Ana María Ortega-Prieto, investigadora postdoctoral del mismo centro, en un artículo publicado en The Conversation.
Vacunas tradicionales y vacunas de ARN
Las vacunas tradicionales que se han venido utilizando hasta ahora contra muchas enfermedades utilizan tres métodos para que la persona desarrolle una respuesta inmunitaria que la proteja:
- Inocular un patógeno atenuado que es capaz de infectar y multiplicarse pero no de provocar la enfermedad.
- Inocular un patógeno inactivado que no puede infectar.
- Inocular proteínas del virus para estimular el sistema inmunitario.
Pero las vacunas de ARN mensajero no inoculan ningún patógeno ni partes del mismo como pueden ser proteínas.
En lugar de ello, explican los investigadores del King's College, los científicos crean un ARN mensajero sintético en laboratorio que contiene una copia de parte del código genético del virus de la Covid, el SARS-CoV-2.
- Este ARN mensajero se introduce en las células inmunitarias y estas lo utilizan para fabricar la proteína viral o proteína Spike (la proteína que está en la superfice del SARS-CoV-2 que causa la Covid).
- Es como si el ARN mensajero le diera las instrucciones a las células inmunitarias para que creen ellas mismas una porción inocua de la proteína Spike y así el organismo fabrique anticuerpos frente al virus.
Por qué las vacunas de ARN no alteran el ADN
"Uno de los rumores más extendidos es que las vacunas de ARN pueden modificar nuestro genoma y causar daños desconocidos o irreparables. Sin embargo, lo cierto es que no es posible que este tipo de vacunas pueda alterar nuestro ADN", señalan los investigadores del King's College.
José María Jiménez Guardeño y Ana María Ortega-Prieto señalan en su artículo las razones que explican por qué las vacunas de ARN no cambian nuestro ADN.
1. La infección natural hace lo mismo
Cada vez que un virus infecta de forma natural una célula se producen millones de ARN mensajeros.
Y esto, insisten, no supone ningún riesgo para nuestro ADN. Ni pasando la gripe ni la Covid.
2. El ARN mensajero desaparece fácilmente
Una vez las células inmunitarias han creado la proteína viral tras recibir la vacuna de ARN mensajero, ellas mimas descomponen las instrucciones para deshacerse de ellas.
Y es que la molécula de ARN es muy frágil. De ahí que las vacunas de Pfizer y Moderna que utilizan esta técnica tengan que conservarse a temperaturas bajísimas.
Además, permanece un tiempo muy corto en las células, apenas horas.
- "Por lo tanto, este ARN no se va a quedar dentro de la célula tiempo suficiente como para poder hacer algo más que producir la proteína del virus y desaparecer", señalan.
3. El ARN no se encuentra nunca con el ADN
Aunque ese ARN mensajero de la vacuna de la Covid pudiera permanecer durante más tiempo dentro de las células, "el siguiente paso para alterar nuestro ADN sería poder interactuar con él y esto no ocurre", aclaran.
Y no ocurre porque, explican, hay una separación física entre ellos:
- El ADN se encuentra en el núcleo de la célula.
- Mientras que el ARN se queda en el citoplasma (el líquido gelatinoso que llena el interior de una célula).
Los investigadores recuerdan que "hay ciertos ARN que pueden viajar al núcleo de la célula como los del virus de la gripe, pero para ello deberían contener una información genética determinada que permitiría la participación de proteínas muy específicas, algo que nada tienen que ver con los ARN usados en las vacunas contra la Covid".
4. El ARN mensajero no puede integrarse en el ADN
Queda claro que el ARN mensajero de las vacunas de la Covid no se encuentra nunca con el ADN. Pero aunque fuera capaz de encontrarse con nuestro genoma tampoco pasaría nada.
La razón es que la secuencia de ARN mensajero usada en las vacunas de Pfizer y Moderna no puede integrarse en el genoma.
Para ello, el ARN mensajero tendría que convertirse en ADN. Y eso solo es posible con una enzima especial llamada transcriptasa reversa.
"Esta enzima se encuentra principalmente en retrovirus como el VIH, retrotransposones (tramos auto-replicantes de nuestro genoma) o telomerasas (enzimas que replican el ADN en los extremos de nuestros cromosomas)", explican. Aquí lo dejamos.
5. Aunque el ARN pudiera insertarse en tu ADN no duraría mucho
"Imaginemos que el ARN mensajero de la vacuna fuera finalmente capaz de convertirse en ADN, viajar al núcleo e integrarse con el genoma", plantean los investigadores.
¿Qué ocurría? "Lo más probable es que tendríamos una célula que empezaría a producir la proteína del SARS-CoV-2 utilizada como antígeno, por lo que sería reconocida por el sistema inmunitario y destruida inmediatamente", aclaran.
6. Si se pudiera cambiar el ADN sería un gran paso para la ciencia
Los investigadores concluyen su didáctico artículo con un argumento contundente:
- "Si realmente se descubriera la forma de modificar nuestro genoma simplemente inyectando secuencias de ARN mensajero sería un gran avance en el campo de la terapia génica", afirman.
En conclusión: no hay ninguna evidencia científica basada en la biología molecular que sugiera que el ARN mensajero de las vacunas para la Covid pueda alterar nuestro genoma.