Los expertos lo confirman: las personas más felices son las que se atreven a mostrarse vulnerables

Mostrarse vulnerable no es un defecto. Es una valentía y puede llevarnos a conseguir grandes cosas, como ser más felices. Es lo que ha podido comprobar la investigadora Brené Brown. Sus descubrimientos sobre el poder de la vulnerabilidad han marcado uno de los hitos de la psicología moderna.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

Chica fortaleza

Mostrarse vulnerable no es signo de debilidad, sino de fortaleza.

iStock

En una encuesta, la pregunta de si ser vulnerable es un defecto o una cualidad, probablemente ganaría por mayoría aquellos que creen que es un defecto. Lo admitirían incluso quienes tienen asumido que son vulnerables; es decir, todos, aunque no lo digamos. Años de educación basada en la necesidad de ser fuertes y esconder nuestras debilidades pesan mucho.

Esta idea pudo saltar por los aires cuando una catedrática de la Universidad de Houston, la profesora Brené Brown, se decidió a investigar con detenimiento las características de la vulnerabilidad. Brown, experta en organización, dio una conferencia titulada “El poder de la vulnerabilidad” que hoy es una de las más vistas de la historia.

Partiendo del hecho de que somos seres sociales y necesitamos conexión con los otros, Brown analizó qué es lo que más nos marca en estas interrelaciones. Pensamos mucho en el amor. Y menos en otros dos elementos fundamentales: el miedo y la vergüenza.

La importancia de la vergüenza

Nuestros padres y educadores no han querido fastidiarnos la vida. Si nos han enseñado a no mostrarnos vulnerables es porque ellos mismos lo aprendieron así. Hay un sinfín de cuentos clásicos que invitan a la valentía oponiéndola a la vulnerabilidad.

Sabemos que hay personas vulnerables a nuestro alrededor. Gente que tiene enfermedades, que llora y se desespera. Pero hemos de luchar por aparentar ser fuertes, que eso no va con nosotros. Queremos ser aceptados y para eso hemos de mostrar fortaleza. A la sociedad no le gustaban los débiles.

Nos da vergüenza y miedo que nos vean débiles. Porque nos repudiarán. La profesora Brown ha comprendido que es un camino equivocado. Mostrar las debilidades nos libera, nos hace fuertes.

Mostrar las debilidades nos obliga a pasar la vergüenza de que nos vean débiles, pero no debemos quedarnos con eso. Hemos de pasar por encima de esa vergüenza. Si tenemos el valor de aceptar que no somos perfectos, que necesitamos a otros para afrontar las dificultades y avanzar, se abre delante nuestro un campo inmenso de poder y felicidad.

Atrévete a salir al ruedo

Así pues, pretender la perfección no es el gran logro. Lo fácil en esta vida es seguir disimulando y haciendo creer que no tienes problemas y que puedes con todo. Lo complicado es tener el valor de reconocer que tenemos debilidades.

Brown explica que la frase que más le ha marcado en su vida la dijo el presidente Thodore Roosevelt hace ya más de un siglo y que está más vigente que nunca: “Se ha de admirar al que sale al ruedo, al valiente que se esfuerza, se equivoca, tropieza una y otra vez; aunque fracase, al menos caerá con la frente bien alta”.

Aceptar la vulnerabilidad no es ser débil, sino lo contrario. La clave está en ser valientes desde la aceptación de la vulnerabilidad. Y no entenderla como una decadencia, sino en algo que te convierte en una persona más fuerte y segura de ti misma, por paradójico que parezca.

Se puede medir el valor de una persona a partir de su capacidad para mostrarse vulnerable”, asegura Brown. Si te quitas la armadura y te dejas ver tal cual eres, sin forzarte a encajar en el grupo, eso es fortaleza. Ni engañas ni te engañas.

Así haces de la vulnerabilidad fortaleza

La profesora Brown admite que estamos en una sociedad que sigue por un camino erróneo. En lugar de enseñar a las nuevas generaciones la realidad, mantenemos el espejismo de la perfección. Las redes sociales, como Instagram, han sido estos últimos años el paradigma.

Cada vez son más los que prefieren no conocer el amor y la felicidad por el miedo a rechazados, lo que es supone pagar un precio muy grande”, lamenta esta experta.

Vivir practicando la vulnerabilidad nos hará más felices. Brown da cuatro consejos que nos ayudarán a hacerlo más fácil:

  • No caigas en la trampa mental. Haz de quitarte de la cabeza la relación vulnerable y débil. No son sinónimos. Para la psicología, vulnerable es riesgo y exposición emocional. Eso mismo se atribuye a la valentía. Quédate con esta idea. Vulnerable no significa ser débil.
  • Aleja a la gente tóxica. Lo que piensen los demás nos va a afectar. Nos guste o no, es así. Por eso “es esencial escoger bien a quienes nos acompañen en este vieje”, aconseja la profesora. Las personas negativas, que nos critican o frenan nuestras ambiciones. Solo has de escuchar a los que te quieren, aunque sin aceptar su opinión sin más, porque pueden estar equivocados.
  • Sé consciente del miedo. “El 90% de los padres pasan de la alegría al terror en un momento”, explica Brown. La alegría de ver a la hija feliz al salir de fiesta y el miedo a que le pase algo. Hemos de asimilar ese terror, porque suele ser excesivo. Las estadísticas dicen que el riesgo es pequeño. Y nuestro temor lo agranda. El miedo a perder la felicidad nos impide disfrutar de ella.
  • Practica la gratitud. Relacionado con lo anterior, Brown descubrió que las personas más alegres son las que dan las gracias más a menudo. Muchos estudios confirman este punto. Las personas más felices dan más las gracias. Dar las gracias aleja los pensamientos negativos. Gracias a la vida, a tus hijos por ser tan maravillosos… A todo.

Brown lo tiene claro: solo desde la vulnerabilidad podremos conseguir que nuestra vida sea fructífera y no un camino de lamentaciones. Que al final del camino nos digamos "y si hubiera..."