Los alimentos se clasifican en calientes, tibios, neutros, frescos o fríos en función del efecto que tienen sobre la temperatura corporal.
Los alimentos más calientes aumentan la actividad metabólica del organismo o de la zona sobre la que tienen capacidad de actuar, mientras que los alimentos fríos la enlentecen.
- En general, los alimentos considerados fríos lo que hacen es "sedar" la energía digestiva, es decir, hacen que la digestión sea más lenta.
- O sea que para que la digestión funcione y nos ayude a sentirnos ligeras y en equilibrio son más adecuados los alimentos calientes.
¿Qué necesita tu cuerpo?
Así te encuentras: cansada, con la energía baja, con mal cuerpo en general.
Necesitas... es mucho mejor tomar alimentos calientes, tibios o neutros.
Y si sientes... picores, cara roja, estados de ansiedad, irritación, insomnio, sofocos o sudoración.
Necesitas... alimentos frescos o fríos.
Si necesitas alimentos calientes y le das a tu organismo lo contrario, lo que consigues es que deba hacer un sobresfuerzo para lograr estar en equilibrio. Este esfuerzo extra te pasará factura.
Siempre, como ves, buscamos el equilibrio del organismo para desgastarlo lo menos posible.
Crudo o cocinado
Es algo obvio pero los alimentos crudos son más frescos o fríos que los alimentos cocinados, pues los segundos reciben calor mediante la cocción. Cuanto más larga es la cocción y más fuego le aportamos al alimento, más caliente se vuelve.
CÓMO TE AFECTA TU DIGESTIÓN
Uno de los fundamentos para tener energía y vitalidad, es disfrutar una buena digestión. Si tenemos “fuerza digestiva”, tenemos vitalidad.
¿Qué quiere decir fuerza digestiva? Debemos tener en cuenta, que el alimento, para poder ser asimilado por nuestro organismo, tiene que pasar por un elaborado proceso.
La digestión usa energía de nuestro organismo y por ello a veces te desgasta
- La digestión es un proceso vital para que podamos digerir los alimentos, absorber nutrientes y no dejar residuos que acaban siendo tóxicos para el cuerpo.
- Este elaborado proceso, requiere energía para poder llevarse a cabo. Y la energía es caliente, ¿verdad?.
Cuando hablamos de fuerza digestiva, la temperatura y la cocción de los alimentos son parámetros muy relevantes.
A priori, fácilmente intuimos que el cuerpo debe invertir menos energía para digerir un plato cocinado y caliente que otro que sea crudo y frío, ¡aunque sea muy sano!.
- Puede que hayas observado, que a veces, seguramente cuando estás más cansada, tu barriga se hincha después de comer o beber alimentos fríos o crudos.
¿Porque? probablemente han enfriado tu fuerza digestiva, y se produce un bajón energético a nivel abdominal, cuando lo ideal es mantener esa zona caliente para mantener la vitalidad.
las mejores Formas de cocción
Sobre las formas de cocinar, lo más importante es que sepas que según el estilo de cocción que utilices con un alimento puedes ejercer una influencia u otra sobre su energía y sobre el efecto que causará en tu cuerpo.
Hay formas de cocción que se denominan contractivas:
- Introducen mucho calor en el alimento, por ejemplo, freír el alimento en aceite durante largo tiempo.
- A continuación vendría el horno, ya que hornear un alimento es también una forma muy contractiva de cocinar.
- Luego tendríamos el frito en sartén, la plancha y el salteado largo.
Hay otras formas que son menos contractivas:
- El salteado ligero, el hervido, el vapor y la cocción en el wok.
- El escaldado sin tapa, que sería más expansivo, porque la energía va más hacia fuera, se reparte más y no queda tan concentrada en el alimento.
- Al vapor. Podemos cocinar en una olla poniendo un colador de malla fina que se adapte al tamaño de la boca de la olla y luego cubrir con la tapa, o bien utilizar los cestitos de acero inoxidable que se utilizan para este tipo de cocción.
Saltear, hervir o al vapor son saludables y equilibran mucho mejor tu energía
Te voy a dar un truco para hervir "bien":
- Para que por ejemplo, la verdura, quede crujiente y no "pasada"al apagar el fuego tienes que destapar la olla rápidamente y servirla. Puedes pasarla un momento bajo el agua fría para que no siga absorbiendo calor. Además, para hervir no hace falta sumergir completamente las verduras: basta con poner unos cuantos centímetros de líquido que estén en contacto con el alimento.
trucos para cocinar (bien) la verdura
Las verduras de hoja verde es mejor escaldarlas.
- Pon a hervir dos dedos de agua y cuando esté en ebullición sumerge las hojas unos segundos y las sacas. También puedes cocinar así las raíces si las cortamos en rodajas muy finas, aunque dejándolas un poco más de tiempo, según la verdura.
El escaldado es una forma de que la verdura nos quede con todo su color y todas sus vitaminas.
Después de hervir puedes saltear las verduras con un poco de aceite, lo que se conoce como rehogar. Este tipo de cocción doble es interesante para las verduras de hoja como las acelgas, las espinacas y la col, que de esta forma quedan más suaves.
Los salteados son una cocción ligera que deja la verdura rica y crujiente. Podemos saltear todas las verduras: las blandas, las de hoja, los brotes, los germinados, las raíces cortadas finitas, etc.
Las cocciones cortas preservan los nutrientes de los alimentos
El horneado es una forma de cocción que incorpora mucho calor al alimento; por eso la utilizaremos más en invierno. Es común cocinar al horno calabaza, zanahoria y verduras enteras. Al cocinar de esta forma, la verdura absorbe energía de manera muy uniforme y resulta muy tónica para la digestión.
La olla a presión, la puedes usar para los cereales más duros, la cebada, la avena y las legumbres, pero no es la mejor opción para las verduras.
- Puedes hacerlo si tienes mucha prisa, pero en ese caso corta las verduras en trozos grandes, o enteras si son pequeñas, y no las cuezas más de cinco minutos.
Los fritos es mejor que los evitas. Si utilizas esta técnica usa poco aceite y mejor uno de coco, por ejemplo.
PRUEBA ESTA TÉCNICA
Corta las verduras en rodajas finas o palillos, o incluso virutas
Pinta la sartén con un poco de aceite de sésamo y añade las verduras.
Saltea unos minutos a fuego medio removiendo de vez en cuando, y luego la deja unos minutos más a fuego bajo, hasta que la verdura esté crujiente. Finalmente añade sal o, mejor, salsa de soja.
- Para saltear acostúmbrate a usar el wok: se saltea con calor fuerte y removiendo sin cesar.