Si te decimos que las antiguas jornadas laborales de 14 horas y en condiciones extremas no eran nada saludables seguramente no te sorprenda. Pero si te contamos que con solo quedarte un par o tres de horas más en el trabajo ya es suficiente para poner en riesgo tu salud, quizá te dé por repasar cómo han sido tus jornadas laborales en los últimos días.
Te explicamos cuáles son las conclusiones de los autores de un reciente macroestudio y cómo evitar que las horas extra y el estrés te acaben pasando factura.
55 horas semanales, máximo riesgo
Investigadores del University College de Londres han seguido durante 10 años la evolución de más de 85.000 hombres y mujeres de mediana edad en varios países: Reino Unido, Dinamarca, Suecia y Finlandia. Los científicos dividieron a los participantes en varios grupos en función del número de horas que trabajaban habitualmente.
Superar las 40 horas semanales te expone a sufrir un infarto
Las personas incluidas en el estudio no padecían previamente ninguna afección cardiaca. Los científicos no tuvieron en cuenta el tipo de actividad profesional realizada, pero sí otros factores de riesgo como edad, sexo o peso que podían alterar el resultado de la investigación.
Y tras evaluar los datos recogidos a lo largo de todo este tiempo, han comprobado que las personas que trabajan 55 horas o más a la semana tienen un riesgo un 40% más alto de sufrir fibrilación auricular que las que hacen jornadas de 35 a 40 horas semanales.
El mismo equipo de científicos ya había realizado un estudio anterior en el que habían comprobado que las personas que trabajan entre 41 y 48 horas semanales tienen un riesgo un 10% más alto de sufrir un ictus; las que dedican entre 49 y 54 horas, un 27%; y las que superan las 55 horas por semana, un 33%.
Ahora creen que el nuevo hallazgo –la mayor incidencia de la fibrilación auricular– sería una de las razones que explicaría los datos obtenidos en el estudio anterior, es decir, que se dé un mayor número de ictus entre las personas que trabajan más horas de las normales.
Qué es la fibrilación auricular
Según la Fundación Española del Corazón, la fibrilación auricular es la arritmia más frecuente. Se produce cuando la frecuencia cardiaca es más rápida o lenta de lo normal –entre 60 y 100 latidos por minuto en reposo– o bien el ritmo es irregular.
Los expertos han asociado este trastorno a un mayor riesgo de sufrir insuficiencia cardiaca, infarto de miocardio y accidentes cerebrovasculares (ictus), ya que favorece la formación de coágulos que pueden trasladarse por el torrente sanguíneo hasta obstruir alguna arteria. Pero también lo han relacionado con otras enfermedades como demencia o insuficiencia renal.
Las señales de alerta más habituales son:
- Palpitaciones, latidos más rápidos de lo normal.
- Cansancio acusado sin realizar grandes esfuerzos.
- Debilidad o dificultad para moverse.
- Sensación de ahogo y problemas para respirar.
- Dolor en el pecho.
- Mareo, confusión o desmayo.
Sin embargo, en muchas ocasiones la fibrilación auricular no produce síntomas, de ahí la importancia de hacerse chequeos periódicos y un electrocardiograma a partir de los 40 años, o antes si existen otros factores de riesgo.
los lunes, más infartos
La investigación del University College de Londres ha coincidido con la publicación de otro estudio, realizado por las Universidades de Uppsala y Umea (Suecia), que sostiene que el lunes es el día de la semana en el que se producen más infartos.
Los autores de este trabajo han comparado los datos de más de 150.000 pacientes suecos registrados entre los años 2006 y 2013. Y han visto que, al contrario de lo que sucede los lunes, los fines de semana desciende el número de casos de infarto de miocardio.
Tener fiesta no siempre es igual de beneficioso
Para los expertos, la vuelta al trabajo y a un entorno de estrés sostenido explicaría esta mayor incidencia de los ataques cardiacos en el inicio de semana.
¿Y qué pasa durante las vacaciones?
Por la misma razón, en los periodos de descanso debería disminuir siempre el número de infartos. Pero no siempre es así.
Curiosamente, los investigadores suecos han comprobado que durante las vacaciones de verano sí que se registran menos infartos, pero en cambio en las de Navidad, aumentan.
Según los autores del estudio, "las fechas relacionadas con un mayor estrés o una mayor relajación pueden influir en la incidencia de los infartos". Y las fiestas navideñas suelen ir acompañadas de un nivel alto de estrés debido a los preparativos, regalos, encuentros familiares...
eliminar riesgos añadidos, la clave
La buena noticia de todo esto es que podemos tomar medidas para minimizar los riesgos que supone una jornada laboral larga o estresante.
Como reconocen los investigadores del University College de Londres, no siempre es posible ceñirse a las 35-40 horas laborales por semana, evitar las situaciones de estrés o cambiar de trabajo. Pero advierten de que sí está en nuestra mano prevenir otros factores de riesgo añadidos que incrementan aún más las probabilidades de sufrir fibrilación auricular o problemas cardiacos:
No hay que sumar otros factores de riesgo a las horas de más
- Sedentarismo. Hacer ejercicio físico con regularidad no solo ayuda a cuidar tu salud cardiovascular y a prevenir enfermedades como el cáncer, sino que también contribuye a reducir los niveles de estrés y ansiedad. Actividades como yoga, taichí o meditación, además, son muy efectivas para gestionar o superar situaciones de presión psicológica.
- Obesidad e hipertensión. Son dos de los principales factores que disparan el riesgo cardiovascular. Seguir una alimentación equilibrada, baja en sal y grasas, es fundamental para evitarlos. Junto con la actividad física, claro.
- Tabaquismo. Según la OMS, tan solo un año después de haber dejado de fumar el riesgo de sufrir una cardiopatía es un 50% inferior al de un fumador. Y en 15 años, el riesgo es similar al de una persona que jamás haya fumado.