Sí, es una enfermedad inflamatoria crónica y recurrente que puede afectar hasta al 20 % de la población.
Tiene una base genética y sobre ella influyen factores desencadenantes ambientales. Por ejemplo, el picante, el alcohol o el café pueden originar lesiones inflamatorias y provocar esa rojez en la cara.
Otros factores, como la radiación ultravioleta, ciertos cosméticos, el tabaco, la polución y cambios en la temperatura o el viento también afectan a estas pieles más sensibles.
Hoy en día disponemos de tratamientos para controlar y eliminar las lesiones, tanto fármacos y otras sustancias como fuentes de luz y láser.