Efectivamente, puede ocurrir y el origen está en la inflamación de la zona.
En condiciones normales, cada vez que tragamos la Trompa de Eustaquio se abre y el exceso de presión en el oído sale hacia la garganta.
Pero cuando nos resfriamos, se inflaman tanto las fosas nasales como la Trompa de Eustaquio, lo que dificulta su apertura y se crea una presión negativa en el oído que se manifiesta con una sensación de taponamiento y pérdida de audición.
Los cambios de presión al tragar pueden notarse como burbujas o estallidos.
Lo normal es que el problema desaparezca al tratar el catarro (con descongestionantes, lavados nasales...).