Esta visita es necesaria para poder minimizar los riesgos de la cirugía. Por ejemplo, se controla si la persona toma ciertos medicamentos que puedan afectar a la capacidad de sangrar del organismo (como el ácido acetilsalicílico o los anticoagulantes), ya que seguramente los retiren o reduzcan su dosis durante algunos días.
No se pude administrar anestesia general sin antes hacer una serie de pruebas para saber que el paciente la tolerará. Son las siguientes:
- Un análisis completo de sangre en el que se mide la coagulación (para prevenir posibles hemorragias)
- Una placa de tórax
- Un electrocardiograma
- Una auscultación cardiopulmonar
- Si se tienen trastornos específicos, como problemas de corazón o de intolerancia, pueden ser necesarias otras pruebas complementarias (ecocardiograma, test de alergia...).
Además, el paciente debe tomar unas medidas previas antes de la operación:
- Se requiere un ayuno de seis horas y no beber nada dos horas antes de la intervención, ya que con la sedación se pierde la capacidad de cerrar la faringe en caso de náuseas.
- Se aconseja no beber alcohol ni fumar desde el día anterior a la cirugía. Ambos productos pueden interferir en el mecanismo de acción de la anestesia, provocando que no funcione como debería.