Esa zona tiene una gran cantidad de pequeños vasos sanguíneos que están muy expuestos a agresiones externas. Cuando se dañan, se produce un sangrado (epistaxis), normalmente en la entrada de la nariz, que tiende a ser leve y no suele representar una pérdida importante de sangre.
Las causas más habituales, golpes y traumatismos aparte, son las irritaciones (por un resfriado, por sonarse constantemente...) y la sequedad del ambiente, más intensa en los meses fríos. Por eso, son más frecuentes en invierno.
También son habituales en aquellas personas con algún problema de coagulación o toman medicación anticoagulante (heparina, sintrom…) o antiagregante (ácido acetilsalicílico).
Las medidas más eficaces para evitar y disminuir el número y frecuencia de los sangrados son:
- Mejorar la humedad del ambiente
- Una higiene nasal correcta
- Ahorrarse manipulaciones
- Durante los catarros, aplicar en esa zona pomadas hidratantes nasales o vaselinas.