El consumo de pescados pequeños como la sardina o la caballa es una muy buena opción para tomar pescado sin el riesgo de los metales pesados que se acumulan en especies más grandes. Además, los dos son muy fáciles de encontrar en latas.
Estas conservas tienen sus beneficios, ya que no utilizan conservantes al ser un producto esterilizado desde el punto de vista microbiológico, manteniendo así todas las propiedades nutritivas.
Pero es muy importante fijarnos en los ingredientes y escoger siempre aquellas latas que contengan aceite de oliva, en lugar de aceites vegetales sin especificar. Asimismo, no hay que comprar latas con golpes o abolladuras. Y aunque no se suele hacer, si se va a comer directamente de ellas y los envases no están protegidos con estuches de cartón, hay que lavarlas previamente.
Una vez abiertas, el alimento que no se consuma se tiene que guardar en la nevera dentro de un envase de cristal y no en la misma lata.
Deberíamos comer pescado al menos 3 o 4 veces por semana, preferiblemente fresco. Pero tomar una lata a la semana también es saludable.