El tejido adiposo es un órgano muy dinámico porque secreta unas sustancias llamadas adipoquinas que regulan muchas funciones corporales.
Tradicionalmente se han distinguido dos tipos: el tejido graso blanco y el pardo.
- En el blanco, las células (adipocitos) son grandes y redondeadas, llenas de grasa. Su función es la acumulación de energía en forma de triglicéridos, el aislamiento térmico y la secreción de adipoquinas.
- En el pardo, los adipocitos son más pequeños y su función principal es quemar grasa y producir calor.
- En 2010 se describió un tercer tipo de célula grasa llamado adipocito beige: tiene la estructura de un adipocito pardo, pero está dentro del tejido adiposo blanco.
Para evitar el sobrepeso, y eventualmente la obesidad, conviene estimular la producción de grasas parda y beige. Eso se puede hacer de dos maneras: con la exposición al frío y realizando ejercicio físico.
Lógicamente cuantas menos calorías tomemos y menos grasas y azúcares consumamos, menos grasa blanca tendremos y, por lo tanto, menos riesgo de obesidad.