Nuestro organismo es principalmente agua, por eso es imprescindible beberla. Sin embargo, hay que hacerlo cuando se tiene sed. Si bebemos más de lo que debemos, porque nos obligamos o tenemos la manía de ir con una botella a todos lados, eso nos puede traer más perjuicios que beneficios.
La consecuencia más grave por beber más líquido de lo necesario es un desequilibrio en las sales del cuerpo y una disminución fatal de la cantidad de sodio.
Puede causar insomnio, sobre todo si se beben 2 o 3 vasos antes de ir a dormir, ya que el exceso de líquido por la noche anula el efecto de la hormona antidiurética. La vejiga se llena, nos despertamos para orinar y nos cuesta conciliar de nuevo el sueño. También puede provocar una sudoración excesiva.
Se aconseja que las mujeres ingieran al día al menos 1,6 litros de líquidos y hasta 2 litros los hombres. Decimos líquidos y no solo agua, porque también hay que tener en cuenta infusiones, café, leche, el agua de los alimentos (como frutas y verduras)...