El ojo, por naturaleza, está diseñado para ver de lejos, así que de cerca debemos hacer un esfuerzo para enfocar, que se concentra en una lente llamada cristalino. Con el paso de los años, aparece la presbicia, lo que popularmente conocemos como vista cansada, porque el cristalino pierde la capacidad de enfoque y nos damos cuenta de que necesitamos gafas para ver de cerca.
Efectivamente, además de las gafas, también existen lentillas para la vista cansada, conocidas como lentillas para presbicia. Pueden ser de dos tipos: multifocales que tienen diversas graduaciones en una misma lente; o bien, lentillas de monovisión, que son monofocales pero en un ojo llevan graduación para ver bien de lejos y en el otro para ver de cerca.
Las lentillas para presbicia son muy similares al resto de lentes de contacto. Pueden ser rígidas o blandas, se pueden utilizar hasta 12 horas al día, y requieren los mismos cuidados. No todo el mundo las tolera y en algunos casos pueden provocar molestias.
La vista cansada se puede solucionar gracias a la cirugía: se extrae el cristalino y se sustituye por una lente intraocular trifocal que permite ver a cualquier distancia. Esta intervención es segura, eficaz, cómoda para el paciente y, además, previene la aparición de cataratas.