Todos tenemos cierta sensibilidad ante la luz intensa. En las personas con fotofobia esa sensibilidad es exagerada. Las causas son diversas:
- Una coloración del iris azulada indica una menor pigmentación, y eso hace que esas personas sean más sensibles que quienes la tienen marrón: sería como decir que entra más luz a una habitación con visillos que a una con persianas.
- Algunas alteraciones en las estructuras transparentes del ojo (córnea y cristalino) pueden crear opacidades y problemas de fotofobia al dispersarse la luz de modo anómalo: es el caso de las cicatrices corneales y algunas cataratas.
- Las inflamaciones (queratitis, uveítis, etc.) también pueden producirla.
- Finalmente, ciertas medicaciones, básicamente colirios, producen una dilatación de la pupila y generan esa sensibilidad al permitir que entre al ojo más luz de lo normal.
Hay causas tratables, como las inflamaciones oculares, pero en la gran mayoría de los casos solo las gafas de sol mejoran la situación.