Hay que rentabilizar al máximo la calefacción para que la factura y el dispendio de energía no se disparen.
Este invierno aún es más importante, si cabe, rentabilizar al máximo la calefacción para que la factura y el dispendio de energía no se disparen, teniendo en cuenta que los precios tanto del gas como de la electricidad están por las nubes.
Por cada grado menos de calefacción, puedes ahorrar hasta un 5% de energía
Para lograrlo, es fundamental no cometer errores (algunos de ellos muy comunes) que pueden hacer que consumas más calefacción de la que realmente necesitas, con el gasto extra que eso conlleva.
Gastarás menos calefacción si no tiendes dentro de casa
La humedad que desprende la ropa mojada aumenta la sensación de frío, y esto invita a subir unos grados la calefacción para sentirnos más a gusto en casa.
Tapar los radiadores con las prendas para que se sequen cuanto antes es aún peor. Al cubrirlos, se tapona la salida natural de calor de los radiadores que, para calentar la casa, se ven forzados a trabajar más (y consumir más energía).
También afecta a tu salud: los ambientes húmedos favorecen la aparición de moho en casa, que puede agravar trastornos respiratorios como el asma o aumentar el riesgo de congestión nasal, irritación o dolor de garganta en algunas personas.
¿Usas poco una habitación? Cierra sus radiadores
Si tienes radiadores instalados en estancias que no usas, no desperdiciarás energía en calentarlas. Instalar válvulas que incluyen un termostato es muy útil, también, para regular de forma individualizada la temperatura de cada habitación.
El termostato mantiene la temperatura estable cuando la calefacción está encendida, lo que puede ayudarte a reducir entre un 10% y un 30% la factura. Son muy fáciles de instalar y algunos modelos permiten programarlos para que se enciendan y se apaguen automáticamente a la hora que se elija.
Ventila a primera hora de la mañana
Aunque abrir puertas y ventanas puede enfriar un poco tu casa, es algo que no debes dejar de hacer porque ventilar evita que virus, bacterias y contaminantes se acumulen en tu hogar, además de renovar el oxígeno y regular la humedad. Eso sí, no todos los horarios tienen el mismo efecto.
Hazlo justo después de levantarte: el beneficio será doble. Renovarás un aire “viciado” tras pasar toda la noche con la casa cerrada y, además, lograrás que tu hogar no se enfríe más de la cuenta porque aún no le habrá dado tiempo de estar suficientemente caliente (ten en cuenta que, si duermes con la calefacción encendida, lo ideal para facilitar el descanso es que la temperatura esté entre 18º y 21º).
De noche, baja las persianas para aislar más la casa
De día, dejar que los rayos de sol entren en casa puede ayudarte a calentarla. Pero, en cuanto se haga de noche, baja las persianas porque, al hacerlo, añades una capa de aislamiento más para protegerte del frío exterior, y esto contribuye, sin duda, a reducir la energía que acabas gastando en calefacción mientras duermes.
Sella bien puertas y ventanas y ahorrarás calefacción
Si no cierran bien, el frío puede colarse por sus rendijas y hacer que tengamos que subir unos grados la calefacción. "En muchas ocasiones se producen pérdidas de calor y energía debido a que las ventanas y puertas se encuentran mal aisladas. Cuando estos elementos de la casa no se pueden sustituir, una muy buena opción es el cambio de las gomas de las ventanas o la instalación de burletes que mejoren el aislamiento", recomiendan desde el Instituto Superior del Medio Ambiente (ISM).
Un correcto sellado de puertas y ventanas "puede hacer que la pérdida de calor se reduzca en hasta un 13%", defiende el ISM.
Evita fugas de calor con cortinas y alfombras
Usar cortinas tupidas puede ayudarte a que el calor no se escape. Son una barrera más que impide que el frío del exterior se cuele por balcones y ventanas. Lo ideal es tener un juego liviano para el verano y otro, más calentito, para el invierno. Incluso puedes optar por cortinas de doble capa: la primera, que deje pasar la luz; y la segunda, que sea más opaca y caliente. Las que forman pliegues verticales ayudan a aislar mejor la casa.
Tejidos cálidos como la lana o el terciopelo te reconfortan en los días fríos
Las alfombras también son buenas aliadas para retener el calor y ayudan a que el suelo no se enfríe. Además, andar sobre ellas llevando, simplemente, unos calcetines gruesos, despierta en nosotros una sensación de confort, bienestar y calidez. Eso sí, asegúrate de que están bien fijadas al suelo para evitar accidentes y tropiezos (puedes lograrlo fácilmente poniendo por debajo cintas o mallas antideslizantes).
Por último, es importante también vestirse de forma adecuada en casa. Ir en camiseta en pleno invierno no es sostenible ni sensato. Abrígate, por ejemplo, con una cálida chaqueta de lana y unos cómodos pantalones de paño.
Aprovecha el calor residual de los electrodomésticos
"Cuando utilizamos algunos electrodomésticos, como el horno o el lavavajillas, mantenerlos abiertos una vez finalizado su uso puede ayudar a caldear la estancia de la cocina", remarcan desde el ISM. Son, pues, una buena fuente de calor que no hay por qué desaprovechar.
Cuándo apagar la calefacción y cuándo DEJARLA ENCENDIDA
Es uno de los eternos temas de discusión en lo que a ahorro energético se refiere. Hay personas que defienden que es mejor apagar la calefacción cuando no se está en casa, mientras otras sostienen que dejarla todo el día encendida gasta menos porque la caldera se ahorra el esfuerzo (y la energía) de tener que alcanzar una temperatura de confort rápidamente.
Entonces, ¿qué es mejor hacer? La respuesta depende del tiempo que estamos en casa y de cuánto rato vamos a salir. Lo más recomendable es apagarla si vas a estar muchas horas fuera y programarla para que se encienda 20 minutos antes de regresar. Pero si sales un momento, es mejor dejarla encendida.