Evita que algún alimento se quede olvidado en la nevera ya que suele ser la primera causa de mal olor.
Lo mejor para que en nuestra nevera no haya malos olores es que hagamos una limpieza en profundidad de forma regular. Aunque, seamos sinceros, apagar el refrigerador, sacar todos los alimentos, bandejas y cajones, limpiarlos y secarlos es un engorro que nos lleva un tiempo que no siempre tenemos.
Por no hablar del gasto energético que supone volver a conseguir que alcance la misma temperatura de frío.
Cómo evitar los malos olores de la nevera
Así que vamos a buscar soluciones más prácticas. La primera recomendación efectiva es la prevención.
- Al menos una vez por semana pases un paño rápido y repases todos los alimentos, para evitar que alguno se te quede olvidado al fondo y se estropee. Es la mejor forma de evitar malos olores.
- Otro método excelente de prevenir es acostumbrarse a tener bien protegidos y tapados todos los alimentos antes de meterlos en el frigorífico. Especialmente aquellos que pueden dejar un olor más intenso, como los botes de salsas o los restos de platos que tengan aceites. Si aíslas bien los alimentos evitarás que el olor se contagie al alimento vecino.
- Si percibes un mal olor, intenta localizar el origen inmediatamente. A veces basta con retirar el producto para que en poco tiempo la nevera haga circular el aire y se vaya. Si no consigues ni así que se vaya el mal olor, hay otras posibles soluciones. Vamos a pasar al plan B.
Cuatro soluciones caseras para quitar el mal olor
Si pese a las precauciones, se te escapa algún alimento en mal estado que te deja un mal olor persistente en el frigorífico, te damos cuatro soluciones sencillas para que desaparezca eficazmente sin necesidad de tener que quitar todas las cosas de la nevera ni tener que hacer una limpieza general.
- Un vaso de café: es el truco clásico de tapar un olor con otro más agradable. Si te gusta el aroma a café, coloca un vaso lleno de café molido. Será como tener un tiramisú esperándote en la nevera. Si eres cafetero, será un aroma que te despejará al abrir la nevera.
- Un limón partido: Si no te gusta el aroma el café, otro clásico, el aroma infalible del limón. En este caso cortarás un platito con un limón dividido por la mitad. En cada mitad, por la zona de la pulpa habrás clavado una docena de clavos (nos referimos a los comestibles, los que dan sabor, no a los de bricolaje). Si no tienes clavos, prueba a exprimir el zumo en un vaso y déjalo en la nevera.
- Bicarbonato: pon un recipiente con una buena cucharada de bicarbonato de sodio. El bicarbonato contiene sustancias químicas que neutralizan ácidos. Es decir, sus moléculas reaccionan en el aire diluyendo los malos olores y los absorbe. Lo puedes dejar unos días en la nevera y renovarlo si es necesario.
- Extracto de vainilla: coloca una bola de algodón que hayas impregnado previamente en extracto de vainilla. Déjala actuar durante toda una noche y por la mañana quedará solo un olor agradable.
Cómo limpiar la nevera para quitar el olor
Si ninguno de estos sistemas anteriores ha servido, es señal de que el problema es más serio y no habrá otro remedio que limpiar la nevera. Habrás de quitar todos los alimentos del interior.
Pero la limpieza puede ser rápida con estas soluciones que te proponemos y que quitarán rápidamente el olor.
- Mezcla alcohol con jabón: haz un preparado para rociar con él el interior de la nevera. Este preparado consistirá en tres partes de agua por una de alcohol. Añades tres cucharadas de detergente para platos. Da igual la marca. Si es concentrado, con una cucharada basta. Pulverizas con el preparado la nevera y le pasas un paño.
- Vinagre + bicarbonato: es una solución que nunca falla. Mezcla 2 vasos de agua con un chorrito de vinagre y una cucharada de bicarbonato. Es un limpiador estupendo.
- Mezcla lejía con agua: la lejía (o lavandina, como se denomina en Sudamérica) es el método de desinfección definitivo. Y con muy poca cantidad tienes suficiente. Basta poner una cuchara diluida en un litro de agua. Pasa un paño impregnado con la mezcla por todos los estantes y paredes de la nevera.
Si lo haces rápido, no es necesario que apagues la nevera y puedes ahorrarte el tener que esperar a que vuelva a coger temperatura de frío. Después devuelve rápido todos los productos a sus estantes.