Seguro que has oído la expresión “lo que no te mata te hace más fuerte”. Esa es la base de un mecanismo celular que se está introduciendo en el mundo de los tratamientos antienvejecimiento: la hormesis.
La hormesis es un proceso que utilizado de manera controlada pueden resultar muy beneficioso, aunque sin control pueden hacernos daño. Por ejemplo, el ejercicio es bueno para nuestra salud, pero en exceso y por encima de nuestro límites puede provocar una lesión muscular o agotarnos en exceso.
En qué consiste la hormesis
La hormesis es un término que proviene del griego y significa estimular. Su evidencia científica es reciente, aunque hace tiempo que se sospechaba. Nuestras células se adaptan y aprenden tras verse sometidas a situaciones de estrés o peligro.
Por ejemplo, se sabe que hay personas que han conseguido cierta inmunidad a los venenos acostumbrando el cuerpo a base de tomar pequeñas dosis a lo largo del tiempo.
Se ve también en cosas más simples. Una persona que fuma habitualmente nota menos los efectos del tabaco que otra que fuma por primera vez. Nuestras células de la piel reaccionan oscureciéndose ante la radiación solar para que en la siguiente exposición no nos sea tan dañina.
Este mecanismo de reacción celular se ha estudiado ahora como una forma de luchar contra el envejecimiento de esas mismas células.
Cómo actúa la hormesis en el envejecimiento
“La hormesis es una ayuda contra el estrés oxidativo que conduce al envejecimiento de nuestras células”, explica el doctor César Montiel, experto en medicina antiage del grupo clínico Neolife.
El problema de fondo que arrastran nuestros malos indicadores de salud tiene que ver con la función primigenia de supervivencia del homo sapiens. Su cuerpo luchaba para mantenerse vivo.
“Hoy, somos sedentarios, no nos exponemos a ningún riesgo. Nuestras calefacciones están a tope, nuestras neveras llenas de productos. Pero, aunque pudiera parecer lo contrario, esta comodidad nos conduce al envejecimiento”, asegura este médico.
Explicar el proceso biológico de la hormesis en las células es muy complejo. La propuesta que plantean ahora es que estresar un poco el cuerpo, de manera controlada, no es malo. En bajas dosis es un antídoto contra el envejecimiento. Una propuesta que ha generado debates entre la comunidad científica.
Cómo podemos activar la hormesis
El doctor Montiel, quien cita varios ejemplos con los que se activa la hormesis:
- Los baños helados que se toman en algunos países nórdicos con el fin de someter al organismo a cambios bruscos de temperatura.
“Sucede aquí que las células inician el mecanismo de hormesis para adaptarse al cambio de temperatura, se activan y, cuando ya hemos recuperado nuestra temperatura habitual, se duplican”, cuenta.
- La falta de oxígeno intermitente. Las personas podemos practicar esta falta de oxígeno (hipoxia) en el gimnasio para conseguir una mejora del transporte de oxígeno. Por ejemplo con el entrenamiento HIIT. “Mediante este tipo de estímulo conseguimos una desoxigenación parcial durante un tiempo limitado que ha mostrado grandes beneficios”.
- El ayuno intermitente: es decir, la ausencia total o parcial de consumo de líquidos y comida durante un periodo de tiempo. En esa franja temporal nuestro organismo consume nuestras propias reservas y proporciona la energía necesaria para poder llevar a cabo las actividades de la vida diaria.
“Lo que más consume el cuerpo es la grasa, con lo que, además de pérdida de peso, se logra una reeducación nutricional”, dice el doctor.
Un tratamiento puesto a debate
Otros agentes identificados hasta la fecha que provocan la hormesis son la radiación, los metales pesados, los antibióticos y el etanol, por ejemplo.
El doctor Montiel se muestra convencido de que se trata de un mecanismo beneficioso para la salud y que frena el envejecimiento. Ahora bien, “dicha respuesta debe realizarse dentro de unos parámetros adecuados de lo contario, pueden generarse enfermedades neurodegenerativas, autoinmunes o incluso células cancerígenas”.
Más allá del necesario control médico, hay especialistas que no están de acuerdo y consideran que se dejan de lado otros posibles inconvenientes. Por ejemplo, un estudio atribuye al ayuno intermitente un impacto negativo en la fertilidad de la mujer. Como suele ocurrir con las técnicas novedosas, aún queda mucho por investigar.