La dieta puede ayudarnos a mantener un pelo fuerte y sano.
El cabello se ve afectado por diversos factores. La genética y las condiciones atmosféricas son dos elementos fundamentales. En verano especialmente el cabello se ve más afectado negativamente por la polución, el sol, el agua del mar y la piscina. Son elementos difíciles de controlar.
Pero hay otros factores que afectan la salud capilar y en la que sí dependen completamente de nosotros. La alimentación y, por supuesto, cómo tratemos nuestro pelo (los tintes, los alisados, el secador) influirán mucho en su aspecto.
Cómo influye la alimentación en el cabello
Con la dieta puedes ayudar a conseguir un cabello sano y fuerte. No olvides que es de los nutrientes que aportamos a nuestra piel de donde obtiene el cabello los elementos necesarios para su crecimiento, fuerza y brillo.
Como norma, con una dieta equilibrada, basada en la siempre recomendada dieta mediterránea, puedes conseguir los aportes necesarios para tener la parte de la nutrición capilar adecuadamente cubierta.
No obstante, hay algunos nutrientes que son especialmente importantes y que conviene tener presentes:
- Las grasas de origen vegetal, y que podemos obtener del aceite de oliva y los frutos secos. Aportan ácidos grasos.
- El zinc, un mineral que hay en las semillas de calabaza o las ostras y el pescado. Tiene un papel fundamental en la regeneración celular y la regulación de las hormonas que actúan sobre el cabello.
- El hierro, presente en la carne, frutos secos y legumbres. Es otro mineral básico ya que ayuda a la llegada de oxígeno al folículo piloso, para que el cabello se mantenga fuerte y no caiga.
- Las proteínas, presentes en carnes, pescado, huevos y productos lácteos. Son las que se encargan de formar la queratina, el principal componente del cabello.
Una vitamina clave para el pelo
Las vitaminas también son importantes. Las del grupo B, especialmente la biotina, muy presente en mejillones o el hígado, favorecen que el pelo se mantenga saludable.
Menos se habla de otra vitamina fundamental. Se trata de la vitamina A, más conocida como retinol. Esta vitamina participa en la regeneración celular con lo que mejora el crecimiento y previene la rotura del cabello.
Además, favorece la secreción de sebo, el aceite natural que permite que el pelo pueda estar hidratado, crezca con más volumen, y ayuda a la prevención de la caspa.
El retinol se suele destacar cuando hablamos de la vista o de ayudar a fortalecer el sistema inmune. De hecho, a la vitamina A se le llama retinol porque produce los pigmentos en la retina del ojo.
Pero también tiene un papel muy importante en la formación de los tejidos. Por eso es clave para mantener la piel sana y, por supuesto, el cabello.
Cómo conseguir la cantidad adecuada
Hay dos tipos diferentes de vitamina A:
- La vitamina A activa (retinol) que está en alimentos de origen animal: huevos, pescados grasos como la sardina, el atún o el salmón, y lácteos.
- El precursor de vitamina A (por ejemplo, el betacaroteno), que está en alimentos de origen vegetal: fruta y verdura. Protege las células de los daños solares. Está en los pigmentos de las plantas y cuando lo digerimos se transforma en vitamina A.
La dosis diaria recomendada es fácil de conseguir. Son unos 800 microgramos, que proporcionan una zanahoria grande, por ejemplo, o dos pequeñas.
Hay suplementos de vitamina A, pero no te lo recomendamos a no ser que un especialista te lo supervise. Un exceso de vitamina A puede ser tan malo para el cabello como el déficit.
Qué pasa si nos falta vitamina A
Un déficit de vitamina A puede traducirse en un pelo más seco. Pero ese es el menor de los problemas. También puede llegar a dificultar la visión nocturna y una bajada de nuestras defensas.
Como es fácil conseguir esta vitamina con la alimentación, no tendría que suponer un gran problema.
El caso contrario, un exceso de vitamina A, puede provocar alteraciones en la piel y también la caída del cabello, sobre todo si son vitaminas de origen animal. La de origen vegetal, como el betacaroteno, no presenta problemas de toxicidad y se puede revertir fácilmente reduciendo el consumo.