Caminar descalzo por la playa: ¿realmente es tan bueno como dicen?

Caminar descalzo por la playa tiene fama de saludable pero la arena es un terreno irregular que puede aumentar el riesgo de lesiones. Lo ideal es hacerlo por la orilla pero solo si no hay inclinación.

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CAMINAR DESCALZO
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La arena de la orilla tiene más consistencia y el pie no se hunde tanto.

Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud

Andar descalzo es una de esas prácticas que tiene fama de saludable. Al caminar descalzo se recupera una marcha más natural y se mantienen activos un mayor número de músculos, tendones y ligamentos muy importantes en la biomecánica del pie. En los niños es aún más importante, por eso los podólogos recomiendan que en los primeros años de vida los niños caminen descalzos, como mucho con un calcetín antideslizante, para desarrollar un patrón de marcha correcto.

En verano tenemos la oportunidad de caminar descalzo por la playa y, por extensión, existe la creencia de que es igualmente saludable. Sin embargo, la arena es un terreno con unas particularidades muy concretas que presenta sus ventajas y desventajas. Analizamos los pros y los contras de caminar descalzo por la playa.

 

¿Qué pasa si la arena está blanda?

A no ser que camines justo por la orilla del mar donde la superficie es más compacta, la arena de la playa acostumbra a ser blanda. Y los terrenos blandos son más inestables e irregulares. Al caminar por ellos la articulación del tobillo tiene que hacer más esfuerzo para mantener el cuerpo estable. Esto puede ser beneficioso para fortalecer determinadas zonas en caso de rehabilitación, pero también aumenta el riesgo de lesión.

Cuando caminamos descalzos por la arena blanda el pie está en un plano horizontal (diferente al que se encuentra cuando vas con zapatos aunque tengan solo 2 cm de tacón) y el talón se hunde. "Esta situación genera una mayor tensión en la planta del pie y los músculos de la parte posterior de la pierna, lo que nos puede ocasionar algunas lesiones como fascitis plantar, sobrecargas en gemelos, problemas de rotura del tendón de Aquiles y tendinopatías, etc.", apunta Aitor Pérez Morcillo, responsable de Podoactiva Alicante y Murcia.

En personas con artritis o artrosis, caminar por arena blanda puede ser perjudicial porque provoca una marcha más difícil que puede intensificar el dolor.

Mejor caminar por la orilla... si es plana

La arena de la orilla está mojada y eso le da cierta consistencia. El pie no se hunde como en la arena blanda y no cuesta tanto mantener la estabilidad. Resulta más fácil caminar por ella. Además, si nos toca el agua fresca del mar se activa aún más la circulación sanguínea.

A simple vista parece tener más ventajas que caminar por la arena blanda pero puede haber un peligro según alerta Aitor Pérez Morcillo: la inclinación. En muchas playas, el terreno de la orilla no es completamente plano. Esto hace que desequilibremos el cuerpo al caminar por ellas haciendo que las articulaciones tengan que trabajar en un ángulo totalmente anómalo.

Si la orilla es inclinada, una pierna tendrá que soportar más peso que la otra, un tobillo se doblará hacia fuera y el otro hacia dentro, apunta el especialista. Este inconveniente solo podrá evitarse si la orilla es totalmente plana.

Precauciones al caminar por la playa

Por último, si te decides a caminar por la playa no olvides aplicar crema solar en el dorso de los pies, una zona que suele quemarse por el sol porque olvidamos protegerla. Y después de la caminata se debe aplicar crema hidratante en los pies ya que se deshidratan al andar por la arena.