Cambios positivos en las Salas de Maternidad

Los nuevos protocolos requieren nuevos entornos que favorezcan un nacimiento más fácil, seguro y humano. En nuestro país poco a poco se van adaptando las salas de parto a estas directivas, pensadas para favorecer el desarrollo del parto y cuidar a la madre y al bebé.

Actualizado a
Cambios positivos en las Salas de Maternidad
iStock by Getty Images

En un hospital convencional, poco distingue el aspecto de la sección de Maternidad de la que cualquier otra especialidad.

Mismos pasillos, mismas habitaciones, con un mismo acondicionamiento, y en lugar de un quirófano, un paritorio. En los hospitales más anticuados incluso todavía perviven las salas-nido para recién nacidos.

Sin embargo, hay una diferencia radical entre el hecho de traer un hijo al mundo y cualquier otro motivo que pueda llevarte a un centro hospitalario: mientras que el objetivo del resto de especialidades médicas es tratar la enfermedad, en obstetricia, en principio, de lo que se trata es de acompañar un proceso en sí mismo saludable la gran mayoría de las veces.

Delimitar prioridades

Realmente, en qué lugar se produce el nacimiento no es una cuestión banal. El parto es un proceso normal, saludable, pero su desarrollo está muy condicionado por el entorno en el que la mujer va a dar a luz; un entorno que, en nuestro país, en la mayoría de los casos no es el más adecuado. Todavía.

Hasta hace muy poco, el diseño de las maternidades se realizaba en función de la organización y comodidad del personal médico.

Pero conforme se ha ido poniendo el énfasis en favorecer la fisiología del parto, también se ha ido comprobando la importancia de adecuar los entornos a las necesidades reales de las madres y los bebés.

Los entornos inadecuados pueden entorpecer el parto confirmando la creencia de que es algo difícil y arriesgado

Los entornos adecuados favorecen el progreso del parto, pero cuando son inadecuados, pueden convertirse en disuasorios y entorpecerlo e incluso bloquearlo, confirmando de forma errónea la creencia todavía muy generalizada de que el parto es algo difícil, complicado y arriesgado, y que por eso debe suceder siempre en un hospital.

Creando ambientes adecuados

Solo algunas de las mujeres de parto necesitan tecnologías sofisticadas para el control o asistencia del proceso –según la OMS, menos de un 10%–, pero absolutamente todas precisan de ciertas condiciones que, en realidad, simplemente requieren una adaptación sencilla de las instalaciones.

Intimidad

Esta es una de las necesidades principales de todas las hembras mamíferas, no sólo la humana. Sentirse observada es un circunstancia que entorpece el parto, de la misma manera que resulta difícil, cuando no imposible, tener relaciones sexuales cuando alguien nos está mirando.

Y el parto, no lo olvidemos, es una experiencia en la que están implicadas las mismas hormonas que en la relación sexual.

Sentirse observada es un circunstancia que entorpece el parto

Los paritorios suelen estar fuertemente iluminados y a menudo el potro está situado enfrente de la puerta, que, además, tiene un ojo de buey.

De esta manera, la mujer se encuentra con las piernas abiertas en alto y a la vista de cualquier persona que pase por el paritorio. Obviamente, es imposible tener sensación de intimidad en estas condiciones.

Todo en el mismo lugar

Hay una forma muy fácil de interrumpir el parto de cualquier mamífera: trasladarla en pleno parto. Y eso es precisamente lo que se hace cuando las mujeres dilatan en un sitio y paren en otro.

En las maternidades modernas las mujeres dilatan y dan a luz en la misma habitación

Por eso, en las maternidades modernas las mujeres dilatan y dan a luz en la misma habitación, y solo son trasladadas al quirófano si hay complicaciones. El bebé, por supuesto, permanece con la madre en todo momento, lo que se conoce como rooming in.

Confort

En un acontecimiento tan extraordinario como es el parto, resulta cuando menos sorprendente que desde el comienzo de la obstetricia haya primado siempre el confort físico del médico sobre el de la parturienta, quien es, al fin y al cabo, quien da a luz.

La comodidad de la mujer de parto tendría que ser la prioridad, por lo que todo el mobiliario y los elementos auxiliares deberían estar a su servicio. Así podrá adoptar diferentes posturas según sus necesidades y de las del bebé, lo que redundará en un parto más fácil y seguro.

Luces y temperatura graduables

Los grandes ventanales sin persianas o las luces de neón son lo último que necesita una mujer de parto, ya que la luz estimula la producción de adrenalina, reduce la sensación de intimidad y estimula el neocórtex. Todo ello dificulta el parto.

La luz estimula la producción de adrenalina y reduce la sensación de intimidad, lo que dificulta el parto

Las luces deben ser cálidas y graduables por la madre. La temperatura es otro elemento de confort –tanto en el parto como en el posparto– que la madre debe poder controlar.

Ayudas para el dolor

Un parto fisiológico es notablemente menos doloroso que uno estimulado con oxitocina. Por ello, en ese tipo de partos se reduce la demanda de epidural, y a menudo, es suficiente el uso de técnicas de alivio del dolor sencillas e inocuas, como el baño de agua caliente, sentarse en una pelota de Pilates, el masaje en la zona lumbar...

Las habitaciones de parto modernas tienen una cama baja (y no un potro), una bañera, un taburete obstétrico (en forma de herradura), un gancho en el techo para poderse colgar de un rebozo, una mecedora, pelotas, etc.

La cama no está en el centro, como ocurre con el potro, sino que se sitúa junto a la pared para que la madre disponga del máximo espacio posible para moverse.

Una nueva mentalidad

Como hemos visto, muchos procedimientos pueden modificarse sin necesidad de realizar cambios estructurales, sencillamente dejando de practicarlos cuando son innecesarios.

Está claro que el cambio más importante es el de actitud. Si este no se da, puede ocurrir lo que ha pasado en algunos centros hospitalarios, en los que se ha incorporado una magnífica bañera de partos... que no se utiliza porque nadie sabe cómo hacerlo correctamente ni el protocolo contempla esa posibilidad.

Muchos procedimientos pueden modificarse sin cambios estructurales, solo dejando de practicarlos cuando son innecesarios

Otro cambio cosmético es la sustitución del potro convencional por uno ultramoderno multiposicional y articulado, si la madre está obligada a usarlo y solo tiene la posibilidad de elegir entre las posturas que este permite. Lo más adecuado es que esté a su disposición para cuando lo necesite.

Mientras tanto, se pueden tomar acciones sencillas como:

  • tapar el ojo de buey de la puerta,
  • poner una cortina que mantenga la privacidad de la mujer si alguien entra en la habitación o el paritorio,
  • prohibir la entrada en la estancia a toda persona que no deba estar ahí,
  • pedir permiso al entrar,
  • o extremar la discreción en la relación con la parturienta.

Todas son acciones que pueden mejorar su sensación de intimidad, sin tener que esperar el “Gran Cambio”.

Una vez logrado este cambio generalizado de mentalidad en la atención, un paso más adelante será diseñar los espacios en función de las necesidades de la mujer que está de parto y no de la comodidad de los profesionales para practicar intervenciones que no siempre van a ser necesarias.

¿Qué se hace en Europa?

En los últimos decenios, los servicios de maternidad han evolucionado mucho, tanto en la concepción de los espacios como en el diseño de la oferta de servicios.

En el hospital como en casa

En países como Noruega, Suecia, Gran Bretaña, etc., las madres dan a luz en la misma habitación en la que dilatan.

La estancia tiene una apariencia hogareña y las mujeres están invitadas a aportar elementos personales de decoración o de confort, incluso su propia música si lo desean, para que puedan sentirse como si estuvieran en su propio hogar.

Un carrito con los pocos utensilios necesarios en el momento que nace el bebé (gasas, tijeras, etc.) se encuentra accesible, pero oculto a la vista de la mujer.

Casas de parto

En algunos países, como por ejemplo Alemania, además de los hospitales existe una red estatal de casas de parto; un lugar intermedio entre el centro hospitalario y el hogar. Estos Birth Centers son centros independientes del hospital y llevados por matronas.

Están reservados para partos sin complicaciones, pero permanecen en contacto con los hospitales por si fuera necesario un traslado. Son espacios acogedores y hogareños, donde se hace preparación y atención al parto.

Parto en casa

Es otra opción disponible en países como Inglaterra u Holanda. En ellos, es una matrona del servicio nacional de salud quien atiende a la mujer en su casa.

"Hoteles de parto"

En Holanda existen los estos lugares que cuentan con la infraestructura necesaria a los que la mujer acude a dar a luz con su matrona. En este país, el sistema público de salud ofrece la posibilidad de parir en casa, en hotel de parto o en hospital.

Todas estas fórmulas se adecúan a la recomendación de la OMS de evitar que todas las mujeres tengan que parir necesariamente en hospitales, un lugar concebido por y para tratar la enfermedad.

La situación en España

En algunos hospitales se ha eliminado la división de espacios “clásica”: sala de dilatación, paritorio, habitación de la parturienta y sala-nido. Además, las habitaciones se han acondicionado para que las mujeres puedan dar a luz allí.

Sin embargo, eso no garantiza una atención al parto no medicalizada, ya que el grado de aplicación de la Estrategia de Atención al Parto Normal varía mucho entre hospitales e, incluso, entre profesionales que trabajen en un mismo centro.