Convivimos con sustancias que pueden ser nocivas y, si estás embarazada, todavía más, porque son capaces de influir en la salud del bebé. Descubre cómo evitarlas.
Cómo afectan los tóxicos antes de nacer
El embarazo es la etapa de la vida en la que se producen mayores cambios en el organismo. En tan solo nueve meses, y a partir de solo dos células germinales, se acaba formando un nuevo ser humano. La genética juega un papel importante en este proceso, pero ahora sabemos que el ambiente también puede ser determinante.
La salud que tendremos de niños y también de adultos se empieza a definir durante el embarazo, y la exposición de la madre a determinados agentes ambientales puede ser la causa de que el bebé nazca con bajo peso o padezca obesidad, no solo en la infancia, sino también en la edad adulta.
Por tanto, la mejor manera de prevenir estos trastornos y otras enfermedades es cuidando al bebé desde antes de nacer. Hay que recordar que el cordón umbilical es la vía por la que el bebé intrauterino recibe los nutrientes y el oxígeno procedentes de la sangre de la madre, pero también es la vía por la que le llegan sustancias que pueden resultar nocivas para su desarrollo.
Ya se sabe que, en la etapa prenatal, el bebé es muy vulnerable y la capacidad de su organismo para eliminar los tóxicos que recibe es muchísimo menor que la de los adultos.
Por el cordón umbilical le llegan nutrientes y oxígeno, pero también las sustancias nocivas para su desarrollo
¡Y qué difícil es aislarse totalmente de ellos! En la vida cotidiana hay sustancias que siendo potencialmente nocivas son muy habituales; es más, nuevas investigaciones han demostrado que la exposición a ellas puede llegar a provocar efectos adversos.
En cambio, aún falta divulgación sobre cómo afecta en la etapa prenatal la exposición a algunos tóxicos como son los disruptores endocrinos, esas sustancias que actúan como alteradoras de la orquesta hormonal que garantiza un desarrollo prenatal normal.
La clave es reconocerlos
Convivimos con pequeñas dosis de estas sustancias a diario, pero quizá por eso, porque son muy pequeñas, se piensa que no pueden hacer ningún daño.
Nada más lejos de la realidad, ya que al aparecer en cantidades tan pequeñas, pueden interferir en los procesos hormonales que justo producen su efecto a concentraciones muy bajas.
La salud que tendremos de niños y también de adultos empieza a definirse durante el embarazo
Por eso es tan importante identificarlas, para poder evitarlas. Estas son algunas de las más habituales:
1. Pesticidas
Se encuentran en los alimentos, porque se usan durante su cultivo para evitar o tratar plagas, así que la mejor manera de evitarlos es apostar por alimentos de cultivo ecológico. Si no te es posible, lávalos bien y no te comas la piel.
También están presentes en los productos de jardinería, pero existen opciones naturales para cuidar las plantas. Por ejemplo, para combatir el pulgón puedes optar por aplicarles vapor con la vaporeta o rociarlas con un preparado de tres dientes de ajo y dos guindillas trituradas en la túrmix con un litro de agua.
Son recetas eficaces y muy sanas para tus plantas y para tu salud. En cuanto a los tratamientos antiparasitarios para niños y mascotas, intenta que no contengan pesticidas.
2. Mercurio
Es un metal pesado presente en muchas especies marinas, sobre todo las de gran tamaño. De ahí que se recomiende reducir el consumo de pescados como el atún, el pez espada, la caballa..., especialmente en el embarazo, porque puede afectar al desarrollo del sistema nervioso del bebé.
Otra fuente de mercurio son las amalgamas dentales. Consulta con tu odontólogo, porque tienes la posibilidad de sustituirlas por otras que no incluyan ni mercurio ni bisfenol A en su formulación.
3. Bisfenol A
La lista de productos que lo contienen es muy larga: empastes dentales, plásticos policarbonatos, resinas, mordedores, juguetes, platos y vasos de plástico, latas de conserva, papel térmico de los tickets de la compra...
Lo identificarás con el número siete dentro del triángulo de reciclaje o con las siglas BPA. Es muy importante que al comprar productos plásticos para el bebé elijas los que en la etiqueta especifiquen que están libres de esta sustancia: pondrá BPA free.
4. Parabenos
Si lees las etiquetas de los productos de cosmética y de higiene personal que usas, seguro que los encuentras entre sus componentes, porque se utilizan como conservantes.
Especialmente durante el embarazo, es preferible que busques jabones, champús y cremas con certificado ecológico.
5. Ftalatos
Actúan como plastificantes y se encuentran en productos de plástico como botellas y envases alimenticios, juguetes, pinturas, ropa, PVC o cosméticos.
Elige las opciones más sanas: recipientes de alimentos y botellas de cristal, no calentar nunca la comida en envases de plástico, escoger pinturas de base mineral o vegetal, ropa sin plastificantes, cosméticos ecológicos. ¡Y asegúrate de que los juguetes estén libres de plastificantes como los ftalatos!
6. Alquilfenoles y organoclorados
Son componentes químicos presentes en los productos de limpieza del hogar o en la ropa, así que una manera de evitarlos es decantándote por productos naturales, como el limón o el bicarbonato, o comprando jabones ecológicos.
Asimismo, puedes recurrir al vinagre blanco para desinfectar, en lugar del cloro, o buscar un suavizante para la ropa menos nocivo que los químicos. Lavar la ropa antes de usarla también ayuda a eliminar las sustancias que tenga impregnadas.
7. Teflón
Al estar en sartenes, moldes y baterías antiadherentes entran al organismo con los alimentos que se preparan en ellos, especialmente cuando se rallan, por eso es preferible comprar material de cocina en cuyas etiquetas se indique que están libres de PFOS y PFOAS.
Fíjate en la etiqueta antes de comprarlos
Al principio te puede parecer un poco complicado aprender a identificar los productos más sanos, pero en realidad es más sencillo de lo que parece.
Te sorprenderás al ver que en la misma sección o estantería de tu comercio habitual hay un desodorante convencional y otro que indica “sin parabenos” o “sin aluminio”, así como te resultará más fácil encontrar tomates ecológicos, jabones naturales, juguetes que especifican que están libres de ftalatos, PVC o BPA...
Cada vez son más los productos que ofrecen información detallada sobre sus componentes, aunque son muchos los consumidores que aún desconocen su significado y no saben por qué elegir un producto u otro, sobre todo cuando el precio suele ser similar.
Mira las etiquetas pues la mayoría de productos ofrecen información detallada sobre sus componentes
Aprovecha que tú sí que sabes interpretar ese listado de componentes para comprar en favor de tu salud y la de tu bebé. Empieza con pequeños gestos y poco a poco, sin apenas darte cuenta, habrás creado un entorno más amable, tanto para el desarrollo del bebé como para ti.
Y No te agobies...
No es necesario que de la noche a la mañana cambies todas tus costumbres; los pequeños pasos también son muy beneficiosos. Puedes empezar por cambiar los hábitos más frecuentes:
–La dieta es la fuente principal de entrada de sustancias tóxicas en el organismo. Además, se ingieren alimentos varias veces al día, por lo que la exposición es habitual y continuada en el tiempo. Y recuerda que las dosis pequeñas sí que hay que considerarlas. Elige alimentos sin pesticidas, poco procesados y evita los envases plásticos en la cocina, especialmente para calentar.
La dieta y los productos de higiene son la entrada principal de sustancias tóxicas en el organismo
–Los cosméticos y productos de higiene personal, como se usan a diario, son otra fuente habitual de exposición a tóxicos químicos. Mira la composición de tus productos y sustituye los que contengan sustancias como ftalatos, parabenos, aluminio o triclosán por otros. Si además son de certificado ecológico, mejor.