Los beneficios de la leche materna para el bebé están más que demostrados. Por nombrar algunos, contiene anticuerpos que lo protegen de diarreas, asma, neumonía o alergias. Favorece su desarrollo cognitivo y aleja la caries. Reduce el riesgo de enfermedades crónicas en la edad adulta como la obesidad, la diabetes o enfermedades cardiovasculares...
Pero la composición de la leche materna no es siempre igual y su calidad puede estar influida por los contaminantes ambientales presentes en el organismo de la madre.
Un equipo de investigadores del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA) liderado por Nicolás Olea ha analizado muestras de leche materna de donantes y ha detectado niveles relevantes de arsénico o mercurio. Contaminantes muy relacionados con la alimentación o el estilo de vida.
Análisis de muestras de leche materna
El estudio al que nos referimos ha analizado concretamente 242 muestras de leche de 83 madres donantes procedentes del Banco de Leche del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada.
Los investigadores tuvieron en cuenta también factores socio-demográficos, reproductivos y de estilo de vida de las mujeres. Así pues, las donantes que participaron tenían una edad media de 33 años, el 46% habían tenido varios partos, el 42% residían en áreas urbanas, el 47% eran exfumadoras y el 31% tenían sobrepeso u obesidad.
Se estudió la concentración de mercurio, plomo, cadmio y arsénico de las muestras de leche. Estos metales son contaminantes ambientales comunes a los que está expuesta la población general principalmente a través de la dieta, y están asociados con diversos problemas de salud, sobre todo cuando la exposición ocurre durante el embarazo o los primeros años de vida. Por lo tanto, las mujeres embarazadas y los niños y niñas son especialmente vulnerables a estas exposiciones, señalan los autores del estudio.
Contaminantes en la leche
"La leche materna es, por consenso, la mejor fuente de alimentación para el bebé, aportando numerosos nutrientes y beneficios para el lactante; pero también podría ser una vía de exposición infantil a contaminantes ambientales presentes en el organismo de la madre", señala Nicolás Olea, jefe de grupo del CIBERESP en el ibs.GRANADA.
- En este estudio se observó que la mayoría de las muestras (97%) presentaba arsénico, el 81% mercurio, la mitad (51%) plomo y un 38% cadmio.
La investigadora del CIBERESP Carmen Freire, primera firmante del trabajo, señala que "en comparación con otros estudios europeos y nacionales, como los realizados en Madrid (2003-2004) y Santiago de Compostela (2018-2019), las concentraciones de metales en la leche de donantes de Granada fueron más elevadas para arsénico, similares para mercurio y bastante bajas para plomo y cadmio".
Esto quiere decir que los contaminantes de la leche materna varían, obviamente, en función de la exposición de la madre a ellos, pero debería tenerse en cuenta. De hecho, los autores del estudio publicado en International Journal of Hygiene and Environmental Health recomiendan analizar la presencia de estos contaminantes ambientales en la leche y dar pautas a las madres donantes para reducir su exposición.
Contaminantes y hábitos de vida
El estudio da pistas claras sobre los posibles factores que aumentan el riesgo de contaminantes en la leche materna:
- Las concentraciones de arsénico se encontraron sobre todo en muestras de leche materna de donantes primerizas.
- Los niveles de mercurio fueron más altos en donantes que consumían mucho pescado graso y carne; y más bajos entre las que comían más lácteos o en aquellas muestras recogidas después de un postparto más largo.
- La detección de plomo fue mayor entre las donantes que habían tenido varios partos, las que ganaron peso después del embarazo y las exfumadoras; y fue menor en las muestras recogidas más cercanas al parto y de donantes que comían más carne roja y huevos.
- La concentración de cadmio fue mayor en las muestras de donantes que consumían más fritos y comida enlatada; y fue menor en las muestras de donantes que consumían pan con más frecuencia.
"Dada la vulnerabilidad del lactante y muy especialmente de bebés prematuros hospitalizados que reciben leche del banco, sería necesario monitorizar de forma rutinaria la presencia de estos tóxicos ambientales en la leche y dar recomendaciones sobre hábitos saludables a las madres donantes", insiste Nicolás Olea.