Lo que ocurre durante los nueve meses de embarazo es vital para el correcto desarrollo del feto y para prevenir enfermedades futuras.
Y es que órganos como el corazón están "programados" por los nutrientes que reciben en la etapa fetal.
Investigadores de la Universidad de Colorado han demostrado que la obesidad materna provoca cambios en el corazón del feto que aumentan en gran medida el riesgo de problemas cardíacos del bebé en la edad adulta.
Obesidad materna y cambios en el corazón del feto
Según el estudio, la obesidad de la madre altera la expresión de los genes relacionados con la nutrición del corazón. Esto afecta a la forma en la que corazón metaboliza normalmente los carbohidratos y las grasas, y hace que tenga una preferencia especial por la grasa.
Como resultado de ello, en los experimentos realizados en ratones los investigadores observaron que los corazones de fetos de madres obesas eran más grandes, pesaban más, tenían paredes más gruesas y mostraban signos de inflamación. Y esto afecta a la eficiencia con la que el corazón se contrae y bombea sangre por todo el cuerpo.
cómo afecta la dieta de la madre
Para analizar cómo la obesidad de la madre provoca cambios en el corazón del feto que pueden marcarlo de por vida, los investigadores de la Universidad de Colorado utilizaron un modelo de ratón que replica la fisiología materna humana y el transporte de nutrientes de la placenta en mujeres obesas.
Los ratones hembra fueron alimentados con una dieta con un alto contenido en grasa junto con una bebida azucarada, lo que equivale a que un humano consuma regularmente una hamburguesa, papatas fritas y una bebida gaseosa (1500 kcal).
Los ratones hembra comieron esta dieta hasta que desarrollaron obesidad, aumentando aproximadamente el 25% de su peso corporal original. Para poder comparar, 50 ratones hembra fueron alimentados con una dieta de control.
Los investigadores estudiaron las crías de ratón en el útero y después del nacimiento a los 3, 6, 9 y 24 meses utilizando técnicas de imagen, incluidas la ecocardiografía y la tomografía por emisión de positrones (PET). También analizaron genes, proteínas y mitocondrias (parte de la célula que le proporciona energía).
Afectación diferente según el sexo
Al analizar los resultados del estudio, comprobaron que los cambios en el metabolismo cardíaco variaban en función del sexo.
Curiosamente, aunque tanto los hijos varones como hembras de madres con obesidad tenían una función cardíaca alterada, hubo diferencias en la progresión entre sexos: los varones se vieron afectados desde el principio, mientras que la función cardíaca de las hembras empeoró progresivamente con la edad.
Esta diferencia entre sexos podría deberse a los estrógenos. Los niveles más altos de estas hormonas en mujeres jóvenes pueden proteger la salud cardiovascular, pero la protección disminuye a medida que los niveles de estrógeno se agotan porque la mujer envejece.
Mejorar la salud cardíaca del niño
Al margen de la diferencia entre sexos, lo que deja claro este estudio es que "existe un vínculo entre la obesidad de la madre y la enfermedad cardiometabólica en la descendencia. Y esto es muy importante porque la obesidad afecta a casi un tercio de las mujeres en edad fértil", señala Dr. Owen Vaughan de la Universidad de Colorado y principal autor del estudio.
"Esta investigación allana el camino para tratamientos que podrían usarse en los primeros años de vida para prevenir enfermedades cardiometabólicas posteriores", añade.
"Por ejemplo, podríamos ofrecer consejos más personalizados sobre nutrición a madres o niños en función de su índice de masa corporal o sexo, o desarrollar nuevos medicamentos que apunten al metabolismo en el corazón del feto", concluye el autor del estudio.
controlar la obesidad beneficia el feto
De la misma manera que la obesidad de la madre afecta de forma negativa al feto, perder peso y llevar una dieta saludable tiene efectos muy positivos.
Un estudio de la Universidad de Southampton y el King’s College de Londres revela que los cambios en el estilo de vida en mujeres embarazadas con obesidad tienen un impacto positivo en sus hijos.
La obesidad y las dietas ricas en azúcares y grasas se asocian con niveles altos de glucosa. Y la glucosa elevada provoca modificaciones en el ADN del feto que afectan de forma negativa a su desarrollo.
Los investigadores comprobaron que las madres que mejoraron su dieta (menos grasas y menos alimentos con un índice glucémico elevado) e hicieron ejercicio engordaron menos durante el embarazo y tenían un metabolismo más saludable, lo que repercutió de forma positiva en la salud del niño.