Un embarazo libre de molestias digestivas

Los cambios hormonales y el hecho de compartir la cavidad abdominal con un útero que aumenta de tamaño afectan el funcionamiento del aparato digestivo. Te contamos cómo minimizar los trastornos más habituales.

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Un embarazo libre de molestias digestivas
Dra. Pilar de la Cueva
Dra. Pilar de la Cueva

Ginecóloga experta del Comité Técnico de la Estrategia de Atención al Parto

La gestación suele ser uno de los períodos de la vida en que la mujer se siente más sana y fuerte, a pesar de la sobrecarga que experimenta su cuerpo.

Recientes investigaciones nos revelan que durante estos meses tanto el esqueleto como los músculos, los órganos y la piel rejuvenecen, como si el revolucionario cambio hormonal produjera una puesta a punto del organismo.

Las células del feto producen efectos de regeneración orgánica en la madre e incluso algunas enfermedades pueden mejorar.

Sin embargo, las embarazadas también suelen sufrir algunas molestias que pueden complicar su día a día. Entre todas, las molestias digestivas son quizá las más llamativas. Conocer sus causas y algunos trucos ayuda a sobrellevarlas.

Náuseas y vómitos

Una de las molestias más comunes durante el embarazo son las náuseas y los vomitos.

Las náuseas son típicas del primer trimestre del embarazo; solo unas pocas mujeres las sufren más adelante, mientras que otras nunca las llegan a sentir. Parecen tener un origen hormonal, por la elevada y repentina secreción de hormonas de la placenta.

Otra teoría plantea que quizá el cuerpo “selecciona”alimentos que necesita y rechaza otros que son perjudiciales para el desarrollo del bebé o van a causar un desequilibrio de nutrientes.

Parecen tener un origen hormonal, por la elevada y repentina secreción de hormonas de la placenta

  • Lo que es cierto es que cuando la futura madre está preocupada o duerme menos de lo que necesita, las náuseas se acentúan; con esta reacción el cuerpo estaría expresando el cansancio excesivo.
  • Estar atenta a las señales del propio cuerpo puede “solucionar” el problema a tiempo: muchas mujeres notan un inicio del síntoma cuando necesitan comer, y si entonces toman un alimento, el malestar desaparece.
  • A veces comer requiere un esfuerzo, no es lo que más apetece; sin embargo, para mantener un continuo aporte de glucosa y nutrientes al bebé, la madre no debe estar varias horas en ayunas.
  • En ocasiones las náuseas son tan intensas que no se logra comer ni beber sin vomitar, por lo que puede ser necesario que la embarazada ingrese en el hospital para recibir rehidratación mediante gotero.

El origen de los cuadros más intensos suele ser desconocido, aunque a veces tiene un componente psicológico de estrés o angustia en relación a algún conflicto acentuado por el embarazo, por el reajuste vital que este supone o por un abuso sexual o suceso violento o traumático del pasado, sobre todo si está relacionado con el cuerpo.

Estos casos mejoran si la mujer se aísla del entorno que le genera el problema (la familia, el lugar de trabajo...), descansa y recibe ayuda psicoterapéutica para reajustar sus necesidades y sanar los sucesos del pasado.

Algunos trucos ayudan a reducir las náuseas:

  • Hacer comidas frecuentes pero poco abundantes.
  • Masticar un poco de raíz de jengibre.
  • Ingerir pequeñas cantidades de alimentos que absorben los jugos gástricos, como el pan o la fruta...

Cuando las molestias la incapacitan para su actividad cotidiana, conviene, si es posible, que reduzca la actividad: una baja de un par de semanas a veces resuelve los cuadros más intensos.

Además, cuando es preciso, hay fármacos que alivian las náuseas tanto en comprimidos como en gotero.

Acidez de estómago

Aparece con mayor frecuencia hacia el final del embarazo, que es cuando el tamaño del útero desplaza tanto los órganos que el estómago se hace más horizontal y el cierre superior se afloja un poco.

Este cambio provoca que, si se llena el estómago o se consumen alimentos pesados, los ácidos suban con más facilidad por el esófago hacia la boca. La acidez suele empeorar por la noche, por la postura horizontal. Para aliviarla se puede:

  • Elevar un poco la cabecera de la cama.
  • Hacer comidas menos abundantes pero frecuentes.
  • Tomar algún medicamento o remedio adecuado.

Digestiones lentas

Todo el movimiento de los alimentos, que avanza hacia abajo de la boca al ano, se enlentece a causa del reajuste hormonal, especialmente por los altos niveles de progesterona que hay en la sangre.

Por este motivo, es normal tener la sensación de que los alimentos pasan más tiempo en el estómago, hay más somnolencia tras las comidas, sobre todo si son copiosas, y en algunos casos, estreñimiento.

Es importante recordar que se trata de algo pasajero y que comer cantidades menores y más frecuentemente vuelve a ser la regla de oro... además de echar una buena siesta.

Estreñimiento y gases

Paradójicamente, algunas mujeres perciben que en el embarazo van al baño con más facilidad y regularidad de lo que es habitual. Pero otras, debido a la compresión del útero sobre la parte final del intestino, sí padecen estreñimiento.

Lo habitual es que mejoren con cambios en la alimentación y el ejercicio físico, que ayuda a movilizar el intestino y a expulsar gases. La matrona o el médico puede recomendar un laxante suave si el problema es importante, pero es mejor intentar reeducar el intestino poco a poco, estando atenta a la mínima sensación.

Mejora con cambios en la alimentación y ejercicio físico, que ayuda a movilizar el intestino y a expulsar gases

Las sustancias laxantes, incluso las naturales, no se deben tomar sin consejo profesional por si llevan sustancias dañinas para el bebé y porque pueden arrastrar vitaminas y minerales impidiendo que el cuerpo las absorban.

Actividades que te harán sentir mejor

Experimentar bienestar físico y emocional en el embarazo tiene innumerables efectos positivos sobre la salud de la madre y el bebé, mejora la percepción del propio cuerpo y sus necesidades, y es la preparación más adecuada para la etapa del puerperio.

  • Ejercicio. Es beneficioso si es placentero y no se fuerza la respiración y el latido cardiaco. Además de favorecer los procesos digestivos, mejora la circulación y eleva el tono vital y el ánimo. Bailar es un ejercicio saludable y armónico.
  • Dormir. Treinta minutos más al día de descanso a mitad de la jornada aportan salud, más defensas y renovación corporal y celular. Todos los órganos van a funcionar mejor.
  • Aire libre. Oxigenar los pulmones y recibir luz natural eleva el estado de ánimo y relaja el cuerpo y los espasmos intestinales, además de favorecer el descanso nocturno.
  • Masajes y técnicas corporales. Un masaje relajante siempre es un bálsamo para el cuerpo y el espíritu. Técnicas como la reflexología o la osteopatía solo deben ser realizadas en caso de necesidad y por personas expertas.
  • El sexo. Es una actividad diseñada para el bienestar integral y que mejora la función de los órganos pélvicos, incluidos los intestinos. No hay motivo para desaconsejarlo en el embarazo si no hay patología.

¿Y qué hay de los famosos antojos?

Esta apetencia exagerada por algunos alimentos sucede sin una causa lógica. Es típica la avidez por alimentos con vinagre o dulces, como las fresas con nata. En general, se puede claudicar ante ellos siempre que no supongan un desequilibrio continuo en una alimentación equilibrada.

Se pueden explicar por la necesidad del organismo de minerales que se están ingiriendo en poca cantidad

Tener hambre con frecuencia es normal, porque el bebé en formación necesita un aporte continuado de nutrientes. Muchas horas de ayuno obliga a que se consuman reservas y se altere el equilibrio metabólico, lo que produce sensación de cansancio y malestar.

Los antojos se pueden explicar también por la necesidad del organismo de algunos minerales u oligoelementos que se están ingiriendo en poca cantidad y son necesarios en esta etapa de rápido desarrollo del bebé.