Enfermedades

Bursitis

Que duela una articulación puede deberse a múltiples causas que hay que estudiar, siendo las más habituales las torceduras, los esguinces y las fracturas, pero hay veces que lo que se dañan son otras estructuras menos conocidas, pero que todos tenemos, como las llamadas bursas

Bursitis
Foto autorBlanca Rodríguez Ayala

Medicina general

Por Blanca Rodríguez Ayala, Medicina general

¿Qué es la bursitis y por qué se produce?

Colocadas entre los tejidos blandos, como los músculos, la piel y los tendones, existen una especie de bolsas cerradas llamadas bursas, cuyo contenido es líquido, y que tienen como función amortiguar el roce de dichas estructuras con los huesos durante el movimiento. 

Estas bolsas pueden inflamarse por diversas razones, como una mala postura mantenida, una herida o golpe en la zona, o una enfermedad reumatológica, entre otras, y ocasionar un cuadro conocido como bursitis.

Como están situadas en las articulaciones, se confunde con otras muchas afecciones que provocan la misma clínica o muy parecida. 

Factores de riesgo

Tanto los hombres como las mujeres, independientemente de la edad, son candidatos a padecer bursitis, si bien es cierto que tiene mayor probabilidad quienes desempeñan trabajos o practican deportes en los que se realizan movimientos muy repetitivos, como la manipulación en el primer caso, y el lanzamiento y la carrera en el segundo.

¿Cuáles son los síntomas de la bursitis?

El dolor es el principal síntoma de la bursitis y va a localizarse en la articulación donde se encuentra la bursa inflamada. Puede surgir de forma aguda, de repente, o bien de manera insidiosa, poco a poco. Habitualmente la región aparece inflamada, rojiza y más caliente, notando el paciente cierta sensibilidad en la piel al tacto. A veces también aparece fiebre.

Las bursas se localizan en todas las zonas en las que hay movimiento; podemos hallarlas por todo el organismo en un número mayor de 150. Cualquier parte en la que haya una de estas estructuras puede verse afectada aunque, con mayor frecuencia, la bursitis se da en codo, cadera, rodilla y hombro.

¿Cómo se diagnostica una bursitis?

El médico llegará al diagnóstico mediante la clínica y, en la mayoría de las ocasiones, realizará una ecografía o una resonancia magnética para la confirmación. A veces es necesario obtener una muestra del líquido de la bursa para analizarla y establecer un diagnóstico más preciso, por si hubiera una infección.

¿Cómo me puede afectar?

A veces el dolor es tal que hace imposible mover la articulación, lo que incapacita enormemente las actividades de la vida diaria del enfermo, en mayor o menor medida, según qué articulación sea la alterada.

Tratamiento para la bursitis

La terapia dependerá de la causa que provoque la inflamación de la bursa. Pero, en general, y en todos los casos, independientemente del motivo, el objetivo principal del tratamiento para la bursitis será disminuir el dolor y la inflamación mediante el reposo articular con el miembro en alto, la aplicación de hielo en la zona durante no más de 20 minutos 3 o 4 veces al día, y la toma de AINES y analgésicos habituales.

  • Las infecciones cuyo germen es una bacteria se tratarán con antibióticos específicos prescritos por el médico.
  • En situaciones incapacitantes, o aquéllas que no mejoran con las pautas anteriores, puede estar indicada la inyección de corticoides intraarticulares.
  • Si se trata de una enfermedad reumatológica, como la artritis reumatoide o la gota, el objetivo es tratar la patología principal.
  • Por indicación médica, puede ser beneficioso recibir sesiones de fisioterapia con ultrasonidos, masajes, y tablas posturales y de ejercicios específicas.
  • La cirugía es la última opción, y sólo está indicada cuando todas las medidas anteriores han fracasado y la clínica es muy florida.

Cuidados caseros para la bursitis

Las bursitis agudas de repetición, o las mal curadas, pueden hacer que el cuadro se cronifique y la inflamación no se resuelva provocando la aparición de síntomas con mucha frecuencia.

En estos casos, y una vez han transcurrido más de 48 horas desde el inicio del dolor, la aplicación de calor seco local durante 15 o 20 minutos 3 o 4 veces diarias puede ser beneficiosa.

La corrección de las “malas posturas” es primordial para evitar inflamaciones por este motivo.

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Por Blanca Rodríguez Ayala

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