Por Blanca Rodríguez Ayala, Medicina general
Causas: ¿Por qué se producen los cálculos renales?
La concentración de la orina hace que los minerales cristalicen y se acumulen. Para evitarlo, es fundamental beber mucha agua y vigilar nuestra dieta.
Hay distintos tipos de cálculos renales:
- La mayoría de las piedras en el riñón son depósitos de calcio, generalmente producidos por el consumo excesivo de oxalato de calcio, presente en algunas frutas y vegetales, las nueces y el chocolate. También un exceso de vitamina D puede aumentar la cantidad de calcio en la orina, predisponiendo a la formación de cálculos. El consumo de algunos medicamentos anticonvulsivos, pueden generar cálculos de fosfato de calcio.
- Después de una infección, se pueden formar cálculos de estruvita. Aunque pueden crecer rápidamente, es habitual que no presenten síntomas.
- El ácido úrico se acumula en el caso de personas que tienen gota, las que siguen una dieta alta en proteínas o quienes no beben suficiente líquido.
- Algunos cálculos son de origen hereditario, como los de cistina. También los factores congénitos pueden favorecer las piedras de ácido úrico.
¿Cuáles son los síntomas de los cálculos renales?
Entre los síntomas más frecuentes cabe destacar:
- Las ganas frecuentes de orinar, acompañadas de dolor, son un síntoma de alerta; tanto de posibles piedras en el riñón como de una infección urinaria (cistitis).
- El dolor agudo de espalda, sobre todo en un solo costado, o si viaja desde la parte inferior del abdomen hacia la espalda puede indicar que tenemos un cálculo renal. También pueden aparecer molestias al sentarse.
- La aparición de un olor fuerte o de sangre en la orina es muy sintomática de problemas urinarios, entre ellos de piedras en el riñón. En caso de que haya sangre, es fundamental acudir al médico de inmediato.
- Puede aparecer una leve inflamación en la zona lumbar, o extenderse por las ingles y el abdomen.
- En ocasiones se dan náuseas, vómitos o fiebre.
¿Cuál es el tratamiento?
Aunque expulsar las piedras del riñón puede resultar muy doloroso, lo habitual es que solo requiera analgésicos y mucha agua.
Sin embargo, si hay complicaciones (cuando los cálculos del riñón se atascan en las vías urinarias, o se genera una infección) es posible que se requiera cirugía. El láser puede reducir el tamaño de las piedras, para favorecer su expulsión.
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Por Blanca Rodríguez Ayala
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