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Colon irritable

El síndrome del intestino irritable (SII) o colon irritable, es una enfermedad funcional, compleja, crónica, recurrente, que puede persistir toda la vida. Se caracteriza por la presencia de dolor o malestar abdominal asociados a una alteración de la frecuencia y/o de la forma de las deposiciones, con presencia de estreñimiento, diarrea o ambas.

Colon irritable
Foto autorDra. Rita Sahún Font

Licenciada en Medicina y Cirugía

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Dra. Rita Sahún Font

Licenciada en Medicina y Cirugía

El colon irritable con frecuencia coincide con otras afecciones gastrointestinales funcionales, y afecta al 11% de la población. En los países occidentales es 2 veces más frecuente en las mujeres. La mitad de los pacientes presentan comorbilidades psiquiátricas como ansiedad, depresión o ambas.

Aunque es una enfermedad que no aumenta la mortalidad, los pacientes presentan alteraciones severas de su calidad de vida.

¿Qué causa síndrome del intestino irritable?

Se desconoce la causa del SII. No se han confirmado la presencia de causas anatómicas, aunque sí se conoce que la presencia de factores emocionales, dieta o procesos hormonales pueden provocar o agravar los síntomas digestivos.

Tradicionalmente solía considerarse que el SII era un proceso psicosomático (trastornos que se originan a nivel psicológico y se manifiestan a nivel físico). Actualmente se considera que el SII es la consecuencia de múltiples factores fisiológicos y psicosociales.

Factores fisiológicos

Entre los factores fisiológicos que participan en la aparición del SII encontramos:

  • Una motilidad intestinal alterada. La motilidad intestinal es la acción fisiológica del aparato digestivo encargada de desplazar el contenido desde la boca hacia el ano.
  • Un aumento de la sensibilidad intestinal (hiperalgesia visceral).
  • Varios factores genéticos y ambientales.

La hiperalgesia visceral hace referencia a la existencia de dolor ante la presencia de grados normales de distensión de la luz intestinal o en presencia de cantidades normales de gas intestinal.

El estreñimiento puede explicarse por la presencia de un tránsito colónico más lento, y la diarrea por un tránsito colónico más rápidos, o por alteraciones en las contracciones colónicas o sigmoideas.

Las molestias abdominales tras la ingesta de comida pueden ser debidas a un reflejo gastrocólico exagerado (la respuesta contráctil del colon al recibir comida), a alteraciones en las contracciones colónicas, a una hiperalgesia visceral, o a la combinación de varios de estos factores.

La ingestión de alimentos ricos en grasas puede incrementar la permeabilidad de la barrera intestinal y exagerar la hipersensibilidad.

Los alimentos ricos en hidratos (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables, conocidos por las siglas FODMAPs) se absorben mal en el intestino delgado aumentando la motilidad y las secreciones del colon.

En las mujeres, las fluctuaciones hormonales también afectan a las funciones intestinales.

El papel de la proliferación bacteriana del intestino delgado es todavía controvertido.

Factores psicosociales

La angustia es muy frecuente en los pacientes con SII. Algunos de ellos presentan trastornos de ansiedad, depresión o trastornos de somatización.

También coexisten alteraciones del sueño. El inicio o recurrencia de los episodios no siempre coincide con la presencia de estrés y/o los conflictos emocionales.

Ante pacientes con SII, especialmente si presentan síntomas resistentes al tratamiento, debe investigarse la presencia de problemas psicológicos no resueltos, incluidos abusos físicos o sexuales. Los factores psicosociales también intervienen en la evolución del SII.

Signos y síntomas

El SII suele iniciarse en la adolescencia y en la tercera década de la vida. Provoca episodios sintomáticos recurrentes, con intervalos de tiempo irregulares. A menudo los episodios suelen ser desencadenados por alimentos o por estrés.

Los pacientes tienen molestias abdominales, muy variadas, aunque suelen localizarse en la parte inferior del abdomen, de carácter constante o cólico y que se relacionan con la defecación.

Las molestias suelen asociarse con la presencia de alteraciones en el ritmo de defecación (aumentado si predomina la diarrea y disminuido si predomina el estreñimiento), y de la consistencia de la materia fecal.

No es inusual que los pacientes alternen patrones de estreñimiento y de diarrea. Además, pueden presentar síntomas de defecación anormal (esfuerzo, urgencia o sensación de evacuación incompleta), eliminar moco o referir distensión abdominal.

También pueden presentar dispepsia (malestar localizado en el estómago). Son frecuentes los síntomas extraintestinales (cansancio, fibromialgia, alteraciones del sueño, cefaleas crónicas…).

Diagnóstico

El diagnóstico del SII se basa en los patrones de evacuación, las características del dolor, la cronología y la exclusión de otros procesos patológicos. Los estudios de exclusión deben  intensificarse en caso de existir: edad avanzada, fiebre, pérdida de peso, heces con sangre y/o vómitos.

Las enfermedades que pueden ser confundidas con el SII son:

  • Intolerancia a la lactosa.
  • Diarrea secundaria al consumo de fármacos.
  • Síndrome posterior a la extirpación de la vesícula biliar.
  • Abuso de laxantes.
  • Infección por parásitos.
  • Gastritis eosinofílica.
  • Colitis.
  • Sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.
  • Enfermedad celíaca.
  • Diarrea por ácidos biliares.
  • Enfermedad inflamatoria intestinal.

Además, deben valorarse la presencia de alteraciones tiroideas o enfermedades malabsortivas, y otras causas de diarrea y/o estreñimiento crónico.

El diagnóstico de SII se realiza a partir de los criterios de Roma que son criterios estandarizados basados en síntomas para el diagnóstico del SII, y que requieren de la presencia de dolor o malestar abdominal durante el menos 1 día/semana en los últimos 3 meses, junto con 2 o más de las siguientes características:

  • Dolor relacionado con la defecación.
  • El dolor se asocia con un cambio en la frecuencia defecatoria.
  • Dolor asociado con un cambio en la consistencia de las heces.

Muchos pacientes con SII son sometidos a estudios excesivos, sin embargo siempre debe considerarse la práctica de:

  • Hemograma complemento.
  • Perfil bioquímico (que incluya estudio hepático).
  • Marcadores de enfermedad celíaca.
  • Examen de heces para descartar infecciones (si predomina diarrea).
  • Estudio tiroideo.
  • Calprotectina fecal o lactoferrina fecal (en casos de diarrea crónica para descartar enfermedad inflamatoria intestinal).
  • Estudio de giardiasis (también en diarrea crónica).
  • Colonoscopia.

También debe considerarse el estudio de intolerancias a hidratos de carbono o de proliferación bacteriana en el intestino delgado.

Tratamiento

El tratamiento está orientado a tratar los síntomas. Es conveniente educar al paciente sobre el trastorno y tranquilizarlo después de descartar la presencia de otras enfermedades.

Deben detectarse, evaluarse y tratarse el estrés psicológico, la ansiedad o los trastornos del estado de ánimo.

La actividad física regular ayuda a aliviar el estrés y en paciente con estreñimiento ayuda a mejorar la motilidad intestinal.

En general la dieta debe ser normal. Las comidas no deben ser abundantes y se aconseja comer en forma lenta y regular.

En presencia de distensión abdominal los pacientes pueden beneficiarse al reducir o eliminar de la dieta alimentos que contengan hidratos de carbono fermentables.

La disminución de edulcorantes también permite disminuir la flatulencia, la distensión y la diarrea. Los pacientes con intolerancia a la lactosa deben reducir la ingesta de leche y productos lácteos. También suelen beneficiarse de una dieta baja en FODMAP y una dieta pobre en grasas.

Los suplementos de fibra en la dieta pueden ablandar la materia fecal y facilitar la evacuación, aunque debe encontrarse el equilibrio porque un uso excesivo puede inducir a distensión abdominal y diarrea.

La terapia farmacológica va orientada al tratamiento de los síntomas predominantes:

  • Fármacos anticolinérgicos antes de las comidas por sus efectos antiespasmódicos.
  • Laxantes.
  • Antidiarreicos.

En muchos pacientes los antidepresivos pueden ayudar a aliviar los síntomas de diarrea, dolor abdominal y distensión. También parece que ciertos probióticos pueden aliviar síntomas del SII.

Las terapias psicológicas también pueden ayudar a ciertos pacientes con SII.

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