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Dra. Rita Sahún Font
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Licenciada en Medicina y Cirugía
anatomía de la pared abdominal
El abdomen, que es la región del cuerpo que contiene los órganos principales del aparato digestivo y genitourinario, está separado del tórax a través de un músculo muy potente, el diafragma, y del exterior, a través de la pared abdominal.
Si se produce una debilidad en alguna de las estructuras de la pared abdominal, pueden aparecer las hernias abdominales, y entre éstas, las inguinales.
La pared abdominal está constituida por varios músculos y otras estructuras membranosas. Desde el punto de vista anatómico, si cortamos la pared abdominal, desde exterior hacia el interior, nos encontramos con los siguientes planos:
- La piel y el tejido celular subcutáneo, en contacto con el exterior.
- La fascia superficial (todos los órganos del cuerpo están envueltos por una capa de tejido conectivo que se denomina fascia).
- La fascia profunda.
- La capa muscular, que detallaremos a continuación.
- La fascia extraperitoneal.
- Y finalmente, el peritoneo, que es la membrana que reviste el interior de la cavidad abdominal.
En la capa muscular, nos encontramos con los siguientes músculos:
- Músculos de la cara anterior: recto anterior y piramidal.
- Músculos laterales: oblicuo maor, oblicuo menor y transverso.
- Múculos de la cara posterior: cuadrado lumbar, psoas, iliopsoas.
Además del diafragma en la cara superior y los músculos perineales en la inferior.
Los músculos se insertan en distintas localizaciones y realizan funciones específicas, diferenciadas para cada uno de ellos, pero actúan como una unidad funcional, interviniendo en funciones como:
- La protección y mantenimiento de la posición de los órganos abdominales.
- Los movimientos de flexión, extensión y rotación del tronco.
- Actividades fisiológicas como la defecación, la micción, la tos o el parto.
- La estabilización de la pelvis al caminar, correr o saltar.
- La respiración.
Cuando se produce una debilidad en alguna de las estructuras de la pared abdominal, ya sea en el peritoneo, las fascias o la capa muscular, pueden aparecer hernias o eventraciones abdominales.
Alrededor del 75% de todas las hernias de la pared abdominal son inguinales.
Causas de la hernia inguinal
Algunas hernias inguinales no tienen una causa desencadenante aparente, pero otras pueden ocurrir a raíz de:
- Un aumento de la presión abdominal.
- Un esfuerzo.
- Un embarazo.
- La presencia de tos o estornudos crónicos.
La causa real, sin embargo, suele ser la existencia de una debilidad en la pared abdominal que aparece desde el nacimiento (cuando el peritoneo no se ha cerrado correctamente), o más tarde, cuando los músculos se debilitan y deterioran con la edad u otros factores como por ejemplo, la presencia de una tos crónica.
Los factores de riesgo para presentar una hernia inguinal son los siguientes:
- Ser hombre.
- La edad.
- Raza blanca.
- Tener antecedentes familiares de hernias abdominales.
- Sufrir de tos crónica, como ocurre en los fumadores.
- Sufrir estreñimiento crónico, que obliga a esfuerzos durante la defecación,
- El embarazo, por el incremento de la presión abdominal y la debilidad de los músculos de la pared abdominal.
- Nacer prematuro o con bajo peso.
- Tener antecedentes de hernia o de cirugía inguinal previa.
SIGNOS Y SÍNTOMAS
Las hernias inguinales suelen producir una protuberancia en la ingle o en el escroto, indolora, que aumenta de tamaño al estar de pie y que se reduce al acostarse, debido a que el intestino se mueve hacia atrás y hacia adelante por el efecto de la gravedad.
A veces, pueden complicarse, quedando una parte del intestino aprisionada (es cuando hablamos de incarceración), y si esta persiste, el intestino protuído se estrangula, y parte del tejido puede morir, por falta de aprovisionamiento de sangre.
Cuando una hernia se estrangula, aparece dolor constante, de intensidad creciente, generalmente acompañado de náuseas y vómitos, y puede desarrollarse una peritonitis.
DIAGNÓSTICO
Las hernias inguinales se diagnostican con la exploración física. Con el enfermo de pie, se examina la ingle y se pide al enfermo que tosa.
La tos produce un incremento de la presión abdominal por lo que, si existe una hernia inguinal, ésta protuye hacia afuera y se observa y/o palpa un bulto en la ingle o escroto.
Si el examen físico es dudoso, puede realizarse una ecografía o incluso una tomografía computerizada de la pared abdominal.
TRATAMIENTO
La mayoría de las hernias pueden ser reducidas manualmente con una compresión suave y constante, salvo si la hernia está incarcerada o estrangulada.
El tratamiento definitivo de una hernia inguinal es siempre, la reparación quirúrgica, que debe realizarse si existen síntomas, y en las hernias inguinales que afectan a mujeres.
La cirugía debe realizarse preferiblemente de forma programada, para evitar complicaciones, salvo cuando la hernia se haya complicado y se encuentre incarcerada o estrangulada, en cuyo caso debe procederse a cirugía urgente.
PREVENCIÓN
No es posible actuar sobre los defectos que debilitan la pared abdominal, pero sí puede actuarse sobre aquello que altere la tensión de los tejidos:
- Manteniendo un peso adecuado.
- Con una alimentación saludable y rica en fibra.
- Evitando levantar objetos pesados o haciéndolo con cuidado.
- Dejando de fumar.