El Dr. Javier de Castro, Jefe de Oncología del Hospital La Paz de Madrid, es uno de los oncólogos más reputados del país. Pero al margen de su profesionalidad, tiene fama de comprender a sus pacientes. Por esos sus consejos destilan rigor, y a la vez también empatía y afecto.
Basándose en sus 25 años de experiencia, publica "Cáncer. Manual de supervivencia" (Alienta Editorial), una guía que en el caso de sufrir cáncer te ayudará a entender la enfermedad y a transitar de la mejor manera posible por el viaje al que te enfrentas.
Asegura usted que su libro pretende ser "una primera dosis de tranquilidad en forma de manual con información ordenada, contrastada y actualizada sobre cáncer". ¿En esta enfermedad, tener información da tranquilidad?
Es fundamental porque el cáncer genera mucha incertidumbre. Y para combatir la incertidumbre, las dudas, lo mejor que podemos hacer los médicos es dar información. Cuanto más completa y adecuada sea, mayor será la tranquilidad del enfermo y la familia.
- Por eso es fundamental que haya una buena relación entre el equipo médico, el paciente y la familia. Porque en esa buena relación está implícita una buena comunicación.
La desinformación hace que el paciente desconfíe y busque información menos fiable
Si no hay una buena comunicación el paciente desconfía, busca alternativas, bucea en internet... y por ahí pueden venir muchos problemas.
Entonces, el papel del médico es clave para dar esa información y no irla a buscar a otros lugares. ¿Cree que se hace lo suficiente?
Probablemente nunca es suficiente. Pero a pesar del tiempo limitado que tenemos en las consultas y de la masificación de los pacientes, yo creo que en general en España se establece una buena comunicación con el paciente.
- Las primeras visitas son cruciales para crear esa buena interacción entre el equipo médico –muchas veces no es un único profesional el que te trata– y el enfermo.
Antes se hacían muchos informes edulcorados y se decían verdades a medias, pero todo eso debe evitarse porque entramos en la conspiración del silencio y el paciente se queda aislado porque se da cuenta de que no está recibiendo la información adecuada.
¿En el cáncer hay que decir la verdad?
Hay que decir lo que llamamos una verdad soportable y adaptada a la situación. No es lo mismo informar a una persona de 20 años que a una de 90 o con diferentes niveles culturales. Pero, en definitiva, todo el mundo va a entender el problema.
¿Es importante el apoyo psicológico en esta enfermedad?
Por supuesto. En España todavía creemos que cuando vamos al psicólogo o al psiquiatra es porque tenemos un problema mental y no es así.
- Igual que tomamos una pastilla para el dolor, podemos necesitar apoyo psicológico para enfrentar los momentos más duros: encajar el diagnóstico, las primeras etapas de la enfermedad o cuando se produce una recaída.
Es importante que el paciente se sienta arropado por un buen equipo de profesionales que le ayude en todos los niveles, también en el psicológico, y hoy en día estos equipos también incluyen psicooncólogos.
Actualmente muchos tumores se curan, sin embargo el cáncer provoca un cataclismo emocional muy superior al de otras enfermedades. Sigue siendo la enfermedad más temida, ¿no debería esto cambiar?
Todos los oncólogos estamos trabajando para que eso cambie. Expresiones como "la política es el cáncer de nuestra sociedad" no deberían utilizarse en los medios porque identifican el cáncer con lo peor.
- Es cierto que esta enfermedad y sus tratamientos han tenido muy mala fama porque se asociaba a muerte y a sufrimiento.
Pero ahora esto no es así. Por desgracia en ocasiones el cáncer puede matar a la persona, pero en muchos casos se cura. Ya no hay que ver el cáncer como una enfermedad con peor pronóstico que otras.
- La sociedad debe aprender a convivir con esta enfermedad y verla con normalidad.
Seguramente la quimioterapia es lo que despierta más miedo. ¿Ese miedo sigue estando justificado?
Es cierto que la quimioterapia se ha ganado a pulso el pánico que genera porque actúa eliminando las células cancerígenas pero también las sanas, lo que genera efectos indeseados como náuseas, vómitos, anemia, bajada de defensas...
- Sin embargo, estos fármacos son ahora menos agresivos y hemos aprendido a ajustar las dosis, lo que ha reducido muchos los efectos negativos.
Como digo en el libro, en ocasiones ocurre que los pacientes tienen tanto miedo a la quimioterapia que, una vez la reciben y no tienen ningún síntoma, creen que nos hemos equivocado. Las expectativas son muy negativas pero afortunadamente ya no es así.
¿Qué avances han supuesto un antes y un después en el tratamiento del cáncer?
La investigación en cáncer empezó hace 40 años. En ese tiempo hemos aprendido a conocer mejor esta enfermedad y hemos visto que no hay uno solo sino muchos cánceres. Sabemos que existen más de 200. Además, es una enfermedad difícil porque, a diferencia de las infecciosas, la genera nuestro propio organismo.
Todo eso lo hemos descubierto a lo largo de cuatro décadas pero ha sido en los últimos 10 años cuando se ha dado el salto definitivo para lograr terapias más eficaces, y son dos básicamente:
- Terapias dirigidas contra la célula cancerígena. Bloquean los cambios genéticos que provocan el desarrollo del tumor, y lo hacen mediante los llamados anticuerpos monoclonales (pequeñas moléculas inhibidoras). Se utilizan con éxito en un 15% de los tumores de pulmón y en un 20% de los de mama HER2 positivo. Además, estas terapias son a la carta para que el paciente reciba un tratamiento lo más individualizado posible.
En los casos que no se pueda curar, el cáncer se convertirá en una enfermedad crónica
- Inmunoterapia. Es capaz de despertar nuestro sistema inmunológico para luchar contra el cáncer y ha supuesto un grandísimo avance. En melanoma, pulmón y tumores renales se aplica con mucho éxito.
Estos avances permitirán curar la enfermedad en muchos casos. Y en el caso de los cánceres metastásicos, la temida fase 4, donde la curación no es posible, se conseguirá cronificar la enfermedad y que el paciente sobreviva.
Volviendo al terreno humano, la actitud es clave en la superación de cualquier enfermedad. Pero, ¿cómo podemos pedirle a un enfermo de cáncer que sea optimista o positivo frente a una enfermedad que provoca un terremoto a nivel personal, familiar, laboral...?
En el momento del diagnóstico ser optimista es complicado, pero una vez se asume que se sufre la enfermedad hay que intentar vivirlo con un optimismo realista.
- Un proceso de cáncer puede vivirse con negatividad o con positividad. Se puede ver todo negro o se puede ver que del cáncer se sale y se puede convivir con él.
- Se trata de establecer pequeñas metas. Por ejemplo, si antes hacías deporte, viajabas o te tomabas una cerveza con los amigos puedes seguir haciéndolo. Los pacientes se autoreprimen mucho aunque nadie se lo haya dicho. Hay que levantarse pensando que el día va a ser bueno a pesar de tener un cáncer.
- El médico debe ayudar al paciente en este sentido. No puedes comunicarle que ha sufrido una recaída y luego decirle "¡anímate!" sin más. Lo que hay que hacer es explicar las posibles soluciones que hay. Eso es positividad.
No se trata de ponerte en modo optimista siempre como si te hubiera tocado la lotería porque es agotador y no es real. El cáncer hay que asumirlo con sentido común.
El cáncer nos recuerda lo que realmente importa, dice usted en su libro.
Así es. El cáncer deja en un segundo plano muchas cosas: ese compañero con el que te llevas mal, el hijo que saca malas notas... De pronto te das cuenta que todo eso es una tontería.
El cáncer te pone en tu sitio y ves las cosas que merecen la pena en la vida.