Tener la primera regla pronto aumenta el riesgo de sufrir dolor crónico

Una primera regla temprana se asocia con una mayor exposición a los estrógenos y aumentaría el riesgo de sufrir dolor crónico en un futuro, algo que ya es más habitual en la mujer que en el hombre.

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La regla si llega pronto puede ser señal de sufrir dolor crónico de adulta
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Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud

Las mujeres que tienen la primera regla a una edad temprana están más expuestas a la acción de los estrógenos a lo largo de su vida, a no ser que sufran una menopausia prematura.

Esta mayor exposición a los estrógenos se asocia con un riesgo aumentado de cáncer de mama. De hecho, una menstruación temprana y una menopausia tardía es un factor de riesgo de tumor mamario como también lo es la edad.

Un estudio del Hospital Universitario de Oslo revela ahora que el aumento de los niveles de estrógeno debido a una menarquia (primera regla) temprana también se asocia con más riesgo de dolor crónico en las mujeres.

Primera regla y dolor crónico

El estudio al que nos referimos incluyó datos de más de 12.000 mujeres con una edad promedio de 55 años.

  • La edad a la que tuvieron la primera menstruación osciló desde los 9 a los 18 años, siendo los 13 años la edad promedio.
  • Un 40% de las mujeres del estudio sufrían dolor crónico.

Al analizar el vínculo entre la edad de la primera regla y la presencia y las características del dolor crónico, los investigadores observaron lo siguiente:

  • El riesgo relativo de dolor crónico disminuyó en un 2% por cada retraso de un año en la menstruación.
  • La edad más avanzada de la primera regla se asoció con tasas más bajas de dolor crónico en cada una de las 10 zonas del cuerpo evaluadas, con las asociaciones más fuertes para el dolor torácico y abdominal.
  • Sin embargo, una edad más joven en la menarquia se asoció con una mayor duración del dolor.

Como conclusión, los investigadores estimaron que una menarquía tardía reducía un 7% el riesgo de sufrir dolor crónico.

el Dolor crónico en las mujeres

Es sabido que la prevalencia del dolor crónico es mayor en mujeres que en hombres. Sin embargo, las causas de esas diferencias no se conocen del todo. "Una razón podría ser la diferente exposición hormonal de mujeres y hombres a lo largo de la vida", señala Charlotte Indre Lund, primera autora del estudio.

De hecho, estudios anteriores han encontrado un vínculo entre la regla temprana y varios tipos de dolor como la migraña o el dolor lumbar. Otros estudios apuntan que pueden haber una interacción entre las hormonas sexuales, el sistema inmunitario y el sistema nervioso, lo que podría influir en el desarrollo de dolor crónico.

  • Lo que sí es cierto es que las situaciones de dolor crónico en la mujer empeoran en los años fértiles. Y es así porque, probablemente, las hormonas que fabrican los ovarios (estrógenos y progesterona) podrían desempeñar un papel en la modulación del dolor que no está asociado al cáncer.

Cuando hablamos de dolor crónico no asociado al cáncer nos referimos a las migrañas, a los dolores músculoesqueléticos, al dolor pélvico o al trastorno temporal mandibular. Son muchos los estudios que sugieren una relación entre los cambios hormonales y la intensidad, el umbral o los síntomas del dolor, pero no hay resultados concluyentes.

Únicamente en el caso de la migraña se ha demostrado el vínculo con las hormonas femeninas y, de hecho, existe la llamada migraña menstrual.

Las cifras del dolor crónico

Las cifras que maneja la Sociedad Española del Dolor dejan bien claro que el dolor entiende de sexos:

  • El 23% de las mujeres sufre de artrosis frente al 11% de los hombres.
  • El 12% de las mujeres sufre migraña contra el 4% de los hombres.
  • El 16% de las mujeres manifiesta un dolor insoportable frente al 7% de los hombres.
  • El 76% de las mujeres sufre dolor y depresión contra el 26% de los hombres.

Cuando se indaga en las causas, normalmente aparecen como factores de riesgo la falta de actividad física, una mayor tendencia a sufrir estrés o ansiedad, una tendencia a sufrir más enfermedades crónicas como la osteoporosis y un peor estado funcional que acaba afectando a sistemas como el motor, endocrino o cardiovascular.

Detrás de todo ello podrían estar las hormonas femeninas, los estrógenos y la progesterona, por lo que es lógico pensar que una menarquia temprana y una menopausia tardía aumentaría el riesgo. El estudio noruego apunta en esa dirección.

De todas maneras, un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, la práctica de ejercicio y el control del estrés, puede revertir en gran medida ese riesgo para envejecer con salud. Y sin dolor.