El nabo es de las hortalizas más discretas que existen. No le damos la importancia que merece, pero a pesar de eso es el ingrediente de la mayoría de caldos y fondos de cocina. De él se aprovecha todo, desde sus hojas hasta su raíz. Su sabor es parecido al del repollo, pero un poco más dulce.
Aunque parezca sorprendente, es una crucífera y pertenece a la misma familia que el brócoli, la coliflor, las coles o los berros. Existen innumerables variedades de nabo: nabito de Teltow (más cremoso), nabo de mayo (solo disponible de mayo a junio), nabo de otoño (de mayor tamaño y sabor más fuerte), nabo Stanis (con buena textura), nabo virtudes-martillo (carne blanca, tierna y dulce), nabo bola de nieve (carne tierna y de delicado sabor) y el nabo japonés (más difícil de encontrar).
Hoy en día podemos encontrarlos todo el año, aunque se dice que los mejores se recogen entre el 11 de noviembre y el 3 de febrero.
Podemos consumirlo crudo en ensalada, asado al horno, cocido o en guisos. Cada cocción cambia su sabor y podemos utilizarlo en cada receta de la manera que más nos interese.
Propiedades del nabo
- Ayuda a la función de los nervios.
- Apoya la contracción muscular.
- Aporta nutrientes que ayudan a que las células desechen los residuos del metabolismo.
- Favorece la pérdida de peso.
Beneficios del nabo
- Contiene principalmente potasio que es el responsable de la mayoría de beneficios que se le atribuyen. El potasio es importante para transmitir el impulso eléctrico en el sistema nervioso, también es muy necesario para que nuestros músculos se contraigan y también es un cofactor del metabolismo, o lo que es lo mismo, una sustancia imprescindible para que algunas reacciones metabólicas ocurran.
- Como contiene agua y muy pocas calorías, comerlo a menudo puede ayudar a perder peso, porque hace que el hambre tarde más en aparecer.
Valor nutricional del nabo
Por cada 100g el nabo aporta:
- 16 kilocalorías. Muy pocas si las comparamos con la patata que tiene 71 kilocalorías por cada 100g.
- 3,2 gramos de hidratos de carbono, de los cuales 3 gramos son azúcares naturales y 0,2 gramos son hidratos de carbono de cadena larga.
- 2 gramos de fibra total. No es demasiado, pero nos ayuda a sumar fibra a nuestros platos fríos o calientes.
- 0,8 gramos de proteínas. Casi inapreciable y es que la mayoría de verduras y hortalizas no son una fuente fiable de proteínas y aminoácidos.
- 0,1 gramos de grasa, nada de grasas saturadas ni de colesterol.
- 93,6 gramos de agua. Una cantidad generosa que hace que esta raíz ocupe bastante volumen en el plato.
- También contiene micronutrientes destacables, los más importantes son 238mg de potasio y 20mg de vitamina C.
Cómo cocinar el nabo
Ha sido una de las hierbas básicas para el caldo, lo hemos utilizado toda la vida para preparar sopa junto al apio, la zanahoria y el puerro. Pero te animamos a no encasillarlo ahí, porque las posibilidades que nos ofrece esta raíz son muchas.
Parecido a la patata
El nabo puede dar un juego similar al que nos ofrece la patata. De hecho, antes del descubrimiento del tubérculo en América, el nabo era muy utilizado en nuestra cocina.
Podemos hacerlo en ensalada, acompañado de hojas y otras hortalizas como la remolacha, los nabos, el tomate, la zanahoria u otros ingredientes más sabrosos como el queso, el aguacate o los frutos secos.
También en crema junto a otros vegetales que resalten su sabor. Queda bien con puerro, calabacín o zanahoria. Para convertirlo en una cena de plato único, puedes añadirle a esta crema especias y unos garbanzos crujientes, un huevo duro o unos taquitos de jamón.
También a modo de guarnición
Funciona bien como guarnición en un puré. Para que tenga una consistencia más espesa, puedes mezclarlo con patata y aceite de oliva. Marida bien con cualquier carne o pescado hecho a la plancha.
En estofados puede sustituir a la patata, además combina perfectamente en platos de cuchara junto a legumbres, carnes o pescados.
También se puede hacer al horno de la forma que quieras. Puedes acompañar carnes o pescados; cortarlo a bastones simulando unas patatas fritas o asándolo con aceite de oliva y hierbas provenzales. O puedes laminarlo muy fino y hornearlo obteniendo unas crujientes chips de nabo.
Además podemos preparar con él tortilla de nabo, carpaccio de nabo con membrillo y vinagreta de naranja, arroces o cuscús con verduras y nabo.