Acidez de estómago: cuáles son las causas y qué remedios hay para tratarla

Casi todo el mundo tiene acidez de estómago en algún momento, una sensación de ardor justo debajo o detrás del esternón que sube desde el estómago. Sin embargo, si tienes acidez con mucha frecuencia, es posible que tengas enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).

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Acidez de estómago: cuáles son las causas y cómo eliminarla
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La acidez de estómago suele causar dolor o ardor en el pecho que empeora después de comer.

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Dra. Blanca Rodríguez Ayala

Medicina general

La acidez de estómago ocasional es algo muy común y, en la mayoría de casos, se puede controlar o evitar haciendo pequeños cambios en el estilo de vida. Sin embargo, cuando la acidez es más frecuente o interfiere en el día a día puede ser síntoma de un problema más serio que requiera atención médica.

¿Cuáles son los síntomas de la acidez de estómago?

Cuando una persona sufre acidez de estómago suele notar un dolor o ardor en el pecho (justo detrás del esternón), que empeora después de comer, por la noche o al acostarse o agacharse. También puede notar:

  • Sabor agrio. Es frecuente sentir un regusto metálico y, si hay regurgitación (sube el alimento), sequedad de boca y un mal aliento continuo.
  • Problemas estomacales. A veces la acidez se acompaña de náuseas y pérdida de apetito, aunque muchas personas siguen comiendo buscando algo que les calme.
  • Irritación de encías. Un pequeño sangrado o una mayor sensibilidad al frío o a lo dulce también puede estar relacionado con la acidez estomacal en su origen.

Ten en cuenta que un dolor en el pecho también puede ser síntoma de un infarto y debes buscar ayuda de inmediato si notas un dolor u opresión intensos, especialmente si además notas dolor en el brazo o la mandíbula o dificultad para respirar.

¿Qué causa la acidez de estómago?

Detrás de la acidez, ya sea temporal o crónica y que se convierte en la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE, más seria), puede haber:

Exceso de ácido en el estómago

El estómago segrega ácido clorhídrico para conseguir que los alimentos se descompongan en nutrientes vitales y se puedan absorber.

Este ácido activa enzimas y hormonas, y se encarga de mantener en el estómago la acidez justa (el pH adecuado) para que no haya un exceso de bacterias en el intestino.

Cuando lo que comemos obliga a segregar más ácido empiezan los problemas.

Falta de ácido en el estómago

A veces ocurre todo lo contrario y lo que genera o empeora las molestias es una acidez baja.

Es propio de personas mayores, que ya no segregan tanto ácido clorhídrico. La baja acidez permite una rápida invasión de microorganismos desde el colon hacia los intestinos y el estómago.

Conviene ser muy cauto al tomar antiácidos, porque puede agravar el problema.

Inflamación en el esófago

Otro dato sorprendente que se ha descubierto en los últimos años es que el ácido puede no ser la causa directa del daño en el esófago que produce el reflujo gastroesofágico.

Este daño podría deberse a una secreción de proteínas llamadas citoquinas, que provocan una inflamación en el esófago.

Así que quizá en el futuro las personas con reflujo crónico podrían ser tratadas de otra forma.

Los malos hábitos pesan más que la genética

Siempre se ha pensado que existe una predisposición genética a sufrir acidez de estómago porque normalmente hay más casos en la familia. Sin embargo, no hay una herencia genética reconocida a tener acidez. Lo más probable es que la acidez venga de los malos hábitos que también "se contagian" en la familia.

Ansiedad y acidez de estómago

En algunos casos de acidez, lo que realmente hay es un trastorno de conducta alimentaria o un cuadro de ansiedad.

Se sabe que el estómago de una persona con estrés segrega más cantidad de ácido y es más propenso a generar úlceras (las llamadas úlceras de estrés). Buscar estrategias para reducir el estrés y la ansiedad contribuye, en muchos casos, a reducir la acidez.

No conviene usar antiácidos de forma rutinaria en estos casos, hay que reservarlos para ocasiones puntuales.

remedios y soluciones para la acidez de estómago

Algunos alimentos y bebidas pueden provocar acidez de estómago en algunas personas y conviene evitarlas, como la comida picante, los cítricos, el tomate, los alimentos fritos, las comidas copiosas o grasas, el alcohol o el café, entre otros.

Ten en cuenta que tener sobrepeso o estar embarazada puede aumentar el riesgo de experimentar acidez estomacal.

Algunas medidas que pueden ayudarte a prevenir la acides de estómago son:

  • Mantén un peso saludable.
  • Usa ropa suelta alrededor de la cintura.
  • Trata de hacer comidas más pequeñas y evitar los excesos.
  • Evita el alcohol y el tabaco.
  • Duerme las horas suficientes y minimiza el estrés.
  • Después de comer, espera entre 2 y 3 horas antes de acostarte.

La acidez de estómago que ocurre con frecuencia o que interfiere con la rutina diaria se considera enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) y puede dañar el esófago o provocar cambios precancerosos en el esófago (esófago de Barrett) y requiere atención médica.

El médico puede recetar medicamentos y, en ocasiones, cirugía u otros tratamientos.

¿Tomas medicamentos antiácidos? efectos secundarios

Los antiácidos son un medicamento que se puede comprar sin receta pero no conviene tomarlo de forma aleatoria y sin consejos del médico. Estos fármacos logran reducir la sensación de acidez o de quemazón y también el reflujo gastroesofágico (cuando la comida sube hasta la garganta). Pero su uso debe ser muy puntual y en ningún caso puedes tomarlos más de 4-6 semanas (solo con el consejo del especialista).

Es importante no confundir un medicamento antiácido con el protector estomacal, un error muy frecuente. Un protector no resolverá el problema de la acidez de estómago ni viceversa pero aún así hay gente que los toma de forma indistinta.

Tomar un medicamento antiácido antes de una comida copiosa no hace ningún efecto en la digestión y al contrario, son un tipo de medicamentos con efectos secundarios. Tomar antiácidos sin prescripción médica y abusar de estos fármacos puede tener algunos riesgos:

  • Pueden debilitar los huesos.
  • Provoca una mala asimilación de la vitamina B12.
  • Incrementa el riesgo de infarto.
  • Sube el riesgo de enfermedad de los riñones.
  • Sube el riesgo de demencia.