¿Últimamente notas que, a veces, te aparece una especie de bulto en la zona baja del abdomen, sobre todo después de hacer un esfuerzo? Acude al médico si te ocurre, porque es probable que se deba a una hernia abdominal.
- Este tipo de hernias se forman debido a la debilidad de los músculos que envuelven los intestinos, que hacen que una pequeña parte de estos pueda "salirse" de su cavidad natural.
- A medida que cumplimos años el riesgo es mayor, aunque la genética y el hecho de someter a la zona a una gran presión (por ejemplo, al cargar mucho peso) o a esfuerzos constantes (como ocurre en el estreñimiento o en personas que sufren tos crónica o sobrepeso), también las favorece.
Eliminarla con cirugía
Aunque la hernia no tiene por qué causar dolor, sobre todo cuando es pequeña, "la evolución natural es que, con el transcurso del tiempo, aumenten tanto su tamaño como las molestias que provoca", nos cuenta el doctor Carlos Sánchez Justicia, cirujano general de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).
Por ello, aconseja consultar con el especialista en cuanto aparezca un abombamiento en la ingle (la localización más frecuente en los hombres) o en la zona femoral, no tan cerca del pubis (que es donde suele aparecer en las mujeres).
1 de cada 4 hernias abdominales se forma en la ingle
- "En el momento en que se diagnostica una hernia abdominal, ya tiene indicación quirúrgica. La cirugía es la única manera de tratar esta patología de forma definitiva", afirma el especialista.
- Hay que tener en cuenta que, si se deja que la hernia siga creciendo, el riesgo de que acabe estrangulando el intestino es mayor, una situación que requiere de una intervención quirúrgica urgente. "Tarde o temprano, la hernia se tendrá que operar", insiste el cirujano.
Gracias a la intervención, "se logra reducir la hernia y se coloca una malla en la musculatura para proporcionar más firmeza", aclara.
Cómo se opera una hernia
Existen dos opciones a la hora de operar las hernias: la tradicional, en la que el cirujano coloca la malla haciendo una incisión en la zona a tratar; y la laparoscópica, menos invasiva.
La elección de una u otra técnica depende tanto del cirujano como del tipo y del estado de la hernia. Aunque el especialista de la CUN matiza lo siguiente:
- "La laparoscopia está especialmente indicada en las hernias bilaterales ya que, a través de tres mínimos orificios, se pueden corregir ambos lados".
- También suele ser la opción elegida para operar las hernias que vuelven a aparecer.
Eso sí, el doctor Sánchez aclara que, "en los últimos años, se realizan cada vez más intervenciones por vía laparoscópica debido a las ventajas que proporciona: menos dolor postoperatorio, menos tiempo de recuperación y una reincorporación más rápida a la actividad habitual del paciente".
Qué precauciones hay que tomar después
Las recidivas, que ocurren cuando las hernias salen de nuevo, son la complicación más habitual tras la intervención.
Las hernias vuelven a aparecer, de media, en entre un 1 y un 7 % de los casos
- Para evitar que esto ocurra, "el paciente debe seguir las recomendaciones dadas por su cirujano, que fundamentalmente se basan en no realizar actividad física intensa ni cargar pesos durante un periodo que va de las 2 a las 4 semanas tras la intervención", recomienda el especialista.
Además de esto, también puede ayudar en la recuperación...
1. Seguir una dieta blanda, ligera y rica en agua y fibra la primera semana tras la intervención. Es algo que deben tener en cuenta, sobre todo, las personas que tienden a sufrir estreñimiento.
2. Usar ropa interior que no quede suelta para reducir el riesgo de que aparezca un hematoma en la zona. En los hombres, por ejemplo, es conveniente utilizar calzoncillos tipo boxer ajustados.
3. No conducir durante las dos semanas después de la intervención. Hacerlo podría aumentar el dolor en la zona.
4. Secar bien la herida tras la ducha. Desinféctala también, hasta que el personal sanitario lo indique, con povidona iodada, y cuando esté totalmente seca cúbrela con un apósito estéril. Ve al médico si la herida supura, sangra, está caliente, inflamada o roja, o tienes fiebre alta.
Otras posibles complicaciones postcirugía
Que la hernia vuelva a salir es la más común, sí, pero no la única. Tras la intervención también pueden generarse adherencias: se forman cuando el tejido cicatricial crece en exceso, actuando como una especie de pegamento que acaba uniendo tejidos y órganos.
- Esto puede dificultar el movimiento natural de los intestinos, provocando dolor o incluso una obstrucción intestinal.
Objetivo: reducir el riesgo de adherencias
Para evitarlo, se están estudiando nuevos materiales que reducen el riesgo de que se forme este exceso de tejido cicatricial.
Una de las investigaciones más recientes se está llevando a cabo desde el Instituto de Ciencias Materiales de Barcelona y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (ICMAB-CSIC).
- La entidad está estudiando una nueva malla quirúrgica elaborada con nanocelulosa bacteriana, un material que es biocompatible.
- El objetivo es aislar físicamente la malla que se usa en la cirugía de la hernia abdominal, añadiendo una barrera antiadherente entre ella y las vísceras.
- De momento se ha probado en animales, y los resultados, publicados en la revista científica Biomaterials Science, son positivos. "El biomaterial causó una baja adherencia, implicando solo el 8 % de la superficie total implantada, y las biomallas se integraron bien en la pared abdominal", defienden los autores del informe.
Para Anna Roig, líder del grupo de Nanopartículas y Nanocompuestos del ICMAB-CSIC, y una de las responsables del estudio, este avance puede ser importante porque no hay que olvidar que "la adhesión fibrótica alrededor del implante puede desencadenar una cascada de complicaciones que conducen a una segunda operación de mayor complejidad".