Claves para vivir en una casa más sana: todo lo que debes saber

Algo tan básico como un producto para limpiar el baño o la encimera, usar recipientes de plástico en la cocina o el wifi pueden hacer de tu casa un hogar poco saludable y lleno de tóxicos. Te explicamos por qué y cómo solucionarlo.

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Chica en el sofá

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Usar productos de limpieza puede ser tan perjudicial como fumar veinte cigarrillos al día. Esta es la conclusión a la que ha llegado un estudio de la Universidad de Bergen, en Noruega.

No somos conscientes de que en nuestra casa podemos estar rodeados de tóxicos que, en dosis bajas pero a largo plazo pueden ser muy perjudiciales. Intentar minimizarlos al máximo es la manera de evitar que nos afecten aunque sea a largo plazo y de proteger nuestra salud.

LOS COMPUESTOS DEL AIRE

"Limpiamos la casa de microorganismos llenándola de sustancias química, que respiramos, y que comprometen la salud de las personas más sensibles, como los niños, los personas con problemas respiratorios", advierte Elisabet Silvestre, bióloga especialista en biohabitabilidad y autora del libro "Tu casa sin tóxicos".

No usar limpiadores que se apliquen con pulverizador y procurar optar por productos naturales o con certificado ecológico es una primera medida.

Los muebles, las alfombras o las pinturas pueden desprender contaminantes orgánicos volátiles

Las alfombras, pinturas, barnices y muebles de madera aglomerada también emanan compuestos orgánicos volátiles que contaminan el aire. Optar por muebles de madera maciza y alfombras de fibras naturales son dos maneras de reducir el problema.

  • Más grave es el caso del gas radón asociado al cáncer de pulmón. Es un gas radiactivo cuya principal fuente es el terreno donde se ubica una vivienda o edificio, especialmente los suelos graníticos como los de Galicia y la Sierra Central. También puede estar en materiales de construcción ricos en granito o pizarras. Ventilar es la mejor protección ante el radón, así no se acumula en el aire de casa y no se respira.
  • Muchos de los compuestos que emanan de los productos de limpieza, los cosméticos, los materiales de construcción, pinturas, tapicerías, juguetes,… acaban formando parte del polvo. Así lo indican diferentes estudios como el realizado en la Universidad de George Washington. Por ello, se le denomina “polvo tóxico”, por todas las sustancias nocivas que puede contener, decenas de productos químicos tóxicos con potencial cancerígeno.
  • Pasar una bayeta húmeda de forma habitual es la mejor opción para mantenerlo a raya y cuidar la salud de las personas más sensibles como niños, asmáticos y personas con otros problemas respiratorios.

CÓMO REDUCIR LOS CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS

Los aparatos eléctricos son ya imprescindibles en cualquier hogar. Sin embargo, han llenado nuestros hogares de campos eléctricos y electromagnéticos provenientes de cables como los de la instalación eléctrica y de los pequeños transformadores de los electrodomésticos.

Hay que minimizar una exposición habitual y prolongada a esos campos ya que puede acabar descompensando el equilibrio biológico de nuestro cuerpo y hacer mella en la salud. Algunas medidas de precaución son:

  • Mantener una distancia suficiente con estos equipos. Emiten a intensidad baja, sin embargo si estamos muy cerca nos perjudican igual.
  • Tener los cargadores de móviles o las bases de los teléfonos inalámbricos lejos de la mesita de noche. No puede estar a menos de metro o metro y medio de nuestra cabeza.
  • Usar un radiodespertador que funcione con pilas. No genera campo magnético nocivo.
  • Prestar atención a los electrodomésticos al otro lado de la pared de la cabecera de la cama. El transformador de un equipo electrónico o de una nevera pueden afectar.
  • Conectar todos los equipos eléctricos en la habitación (ordenadores, wifi, televisores) a una regleta con interruptor. Así por la noche los desconectaremos de la corriente a la vez y no se quedarán con la luz de espera.

Lógicamente, no vivimos aislados. También pueden afectarnos los wifis de los vecinos. "En ese caso, hay pinturas y cortinas especiales que sirven de pantalla", aclara Elisabet Silvestre.

RIESGOS de un hogar lleno de tóxicos

Hay varios estudios que han relacionado los campos electromagnéticos con problemas serios. Por ejemplo, alteraciones del sistema nervioso, del sistema inmunitario o el desajuste de los ritmos biológicos se relacionan con la exposición habitual, además de con una mayor probabilidad de desarrollar leucemia en niños.

Dolor de cabeza o trastornos de sueño pueden estar relacionados con el móvil

Los efectos de la sobreexposición a las radiaciones artificiales se han constatado especialmente en personas con hipersensibilidad a las mismas.

Otros efectos detectados y que se relacionan con los cables del hogar son dolores articulares, insomnio, cansancio crónico, dificultad de concentración, pérdida de memoria, problemas de oído y baja respuesta del sistema inmunitario.

 

EFECTOS DE LAS HUMEDADES en la salud

Las humedades en el hogar favorecen la aparición de moho y aumentan el riesgo de alergias, rinitis e infecciones cutáneas y empeoran trastornos como el asma o la migraña. Por eso hay que también tener cuidado con ellas.

Para evitarlas se han de poner estas medidas higiénicas:

  • Supervisa los electrodomésticos. Especialmente aquellos que trabajan a temperaturas más altas y en ambiente húmedo, como lavadoras, lavavajillas o cafeteras, ya que son un nicho potencial para el desarrollo de hongos.
  • Deshazte de todo aquello que este muy dañado por el moho: cortinas de baño, alfombras de la bañera... Si está muy extendido es muy complicado eliminar completamente las esporas.
  • No seques la ropa en el interior, las prendas mojadas son fuente de generación de vapor de agua. Abrir las ventanas y ventilar es un buen remedio.
  • Pasa un papel o un trapo para secar las superficies que se quedan húmedas en baños y cocinas.

Cualquiera de estos factores que te hemos enumerado afecta más o menos según el tiempo de exposición, la dosis y también la tolerancia de cada persona. Pero, como recuerda Elisabet Silvestre, no lo dejes pasar porque "el efecto no siempre es inmediato y a menudo las consecuencias llegan muchos años después de la exposición".