3 maneras de enfrentarse al estrés que definen cómo eres

¿Sabías que hay caracteres que son más propensos al estrés? Y es que una misma situación pone de los nervios a unos más que a otros. Descubre cómo eres y cuál es la mejor forma de gestionar determinadas emociones.

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Chica paseo playa

Nuria Blasco

Periodista

Un ritmo de vida ajetreado, tener todo bajo control, mil cosas en la cabeza... Todos hemos pasado por momentos de tensión. Sin embargo, cuando se vive siempre en "modo de emergencia", la mente y el cuerpo pueden pagar un alto precio porque el organismo libera sustancias al torrente sanguíneo que perjudican la salud.

Muchas veces el estrés no se puede evitar, siempre va a haber presiones, pero la solución no es tolerarlo a la espera de que la situación mejore sino aprender a enfrentarse a él sin que la salud se resienta.

Para ello te conviene descubrir si tienes una personalidad propensa a sufrirlo y saber reconocer los síntomas que te alertan de que, aunque tú no te des cuenta, el estrés te está pasando factura.

3 ACTITUDES DISTINTAS DE ENFRENTARTE A LA VIDA

Los doctores Meryer Friedman y Ray Rosenman, del hospital Monte Sinaí de San Francisco en California (EE. UU.) determinaron ya en los años 60 la existencia de 3 tipos de personalidad (A, B y C) que marcan la propensión de cada uno a sufrir estrés. Un modelo que siguen usando médicos y psicólogos para dar repuestas al estrés.

Analízalos para ver con cuál te identificas más:

TIPO A: ¿Eres perfeccionista y siempre vas con prisas?

  • ASÍ SON... El tipo A corresponde a personas extrovertidas, ambiciosas, impulsivas, competitivas y perfeccionistas. Conducen con prisa, siempre van pendientes del reloj y preocupadas por la falta de tiempo. Montan en cólera ante la menor contrariedad.
  • ASÍ SE COMPORTAN... Algunas conductas típicas son el movimiento constante, la impaciencia, una expresión facial tensa... Su conversación es rápida y a un volumen alto, responden de inmediato e interrumpen con frecuencia. Suelen quejarse bastante.
  • TIENEN MÁS RIESGO... Al manifestar el estrés con ataques de ira, hay estudios que demuestran que están más predispuestas a enfermedades cardiovasculares (hipertensión, infarto...), úlceras y obesidad (comen más para compensar el nerviosismo).

TIPO B: ¿Reaccionas con calma y prudencia?

  • ASÍ SON... El tipo de personalidad B es intermedio, el modo ideal de comportamiento. Corresponde a las personas que dominan bien su estrés, y reaccionan con calma y con prudencia. Su carácter es optimista. Este tipo de carácter es minoritario.
  • ASÍ SE COMPORTAN... Su expresión facial es relajada, y la risa, suave. Están satisfechas con su situación, evitan las situaciones competitivas y rara vez se quejan. Su conversación es pausada y a bajo volumen, escuchan con atención y esperan para responder.
  • DE FORMA NATURAL están más protegidas porque los niveles de hormonas como la adrenalina o el cortisol solo se disparan en situaciones puntuales. Por tanto no dañan el organismo ya que suelen estar en un equilibrio óptimo para la salud.

TIPO C: ¿Sueles encerrarte en ti misma?

  • ASÍ SON... Introvertidas y obsesivas, justo lo contrario que las primeras (tipo A). Este carácter corresponde a personas que interiorizan su reacción al estrés. Parecen resignadas y apacibles, pero se trata de una falsa calma, puesto que sufren en silencio.
  • ASÍ SE COMPORTAN... Suelen caminar con la cabeza baja, les cuesta mirar a los ojos y, cuando están en grupo, no toman la palabra. Son inseguras y con tendencia al derrotismo. Al no desahogarse en público, tienen tendencia a la crítica cuando están en la intimidad.
  • TIENEN MÁS RIESGO... La agresividad contenida, la inseguridad y la tendencia al derrotismo hacen que sean más propensas a sufrir depresión y trastornos relacionados con un sistema inmunológico más débil (alergias, mayor número de infecciones...).

MANTÉN EL ESTRÉS A RAYA

Si te has identificado con el tipo A o el C, piensa que el desgaste que supone para el organismo vivir una situación de estrés prolongada es perjudicial para nuestra salud. Dolor en las cervicales, molestias digestivas, envejecimiento prematuro, insomnio, cansancio, irritabilidad, mala memoria... pueden ser algunos síntomas que te indiquen que los nervios están dejando huella en tu salud.

El estrés afecta a tu salud: insomnio, dolor de estómago, problemas de piel…

Es lógico pensar que la forma definitiva de atajar el estrés es eliminar la causa que lo provoca, pero eso muchas veces es imposible. Por tanto, es muy importante trabajar los puntos “débiles” de nuestra personalidad y también aceptar que en determinados momentos es normal que la situación nos supere.

Técnicas que te ayudan a gestionar los nervios

Y para los momentos en que el estrés parece que nos supera resulta muy útil conocer algunas claves para aprender a gestionarlo.

Dedica unos minutos cada día a relajarte

La relajación es una de las mejores habilidades que puedes desarrollar para que la tensión no te supere en momentos críticos. Cuando lleves tiempo practicándola (hazlo aún cuando no estés nerviosa), notarás que tienes mayor tranquilidad mental y distensión muscular.

Concéntrate en los músculos de cada parte de tu cuerpo y siéntelos

Una forma de empezar es, cuando te tumbes en la cama, sentir cada una de las partes de tu cuerpo. Empieza concentrándote en los pies, en cómo están tus dedos, en cómo se apoyan las piernas y sigue subiendo; la espalda, cada músculo como está, los puntos de apoyo, los brazos, siéntelos y aprovecha para ir destensando y haz lo mismo con cada zona hasta llegar a la parte superior de la cabeza. Todo acompañado de una respiración tranquila y pausada.

Respira en los momentos críticos

Cuando los nervios acechan, la respiración abdominal es una forma útil de relajación rápida. Inspira profundamente por la nariz hasta notar como el vientre se hincha cómo un globo. Aguanta el aire 3 o 4 segundos y suéltalo lentamente por la boca.

Haz 5 o 6 respiraciones de este tipo mientras te repites a ti misma alguna frase que te ayude a relajar los nervios (“estoy tranquila”, “me siento totalmente calmada”).

Mindfulness: vive el aquí y ahora

La técnica Mindfulness o Atención Plena está basada en una técnica de meditación milenaria que ha sido integrada por la psicología moderna para combatir el estrés, y consiste básicamente en concentrarte justo en lo que estás realizando sin pensar en la lista de tareas que te quedan por hacer o en otras preocupaciones.

Empieza a practicar al conducir, al limpiar los platos o al ir en autobús

Si estás conduciendo escucha el sonido del motor, de la calle, siente el tacto del volante, del asiento... Si estás en casa lavando los platos siente el agua como cae sobre tus manos, escucha el sonido del agua y el tintineo de los paltos... En el autobús fíjate en los sonidos de tu alrededor, en cómo se apoyan tus pies, en los colores de la ropa de quien tienes más cerca... Cualquier situación cotidiana sirve para empezar a practicar. Se trata de centrarse solo en el aquí y ahora.

Preocúpate de forma constructiva

Los especialistas afirman que otra forma de controlar el estrés es aprender a preocuparse constructivamente. Se trata de una preocupación racional, incluye planes y métodos para afrontar todo aquello que te causa estrés y, fundamentalmente, se centra en construir posibles soluciones que pueden haber más que en estar pensando en el propio problema en sí.