Llegan los exámenes y aparecen todos los nervios y las dudas por parte de los estudiantes pero también de sus padres: ¿Estará bien preparado? ¿Qué pasa si se queda "en blanco"? Lo cierto es que la ansiedad y el estrés juegan también a la hora de puntuar en una asignatura.
Prepararse para un examen y saber hacerlo tiene su técnica. En este sentido la psicología aporta técnicas que se han demostrado eficaces, tanto para los alumnos de enseñanza media como para los universitarios.
¿Se puede ayudar a estudiar?
"Lo primero que ha de quedar claro es que no es igual un estudiante adolescente que uno ya universitario. Al primero hay que ayudarle a aprender a estudiar", explica la psicopedagoga Gemma Virgili, del centro ENAM de Psicología. Los otros ya han pasado por esa fase y su principal problema es no llegar demasiado nerviosos a la prueba.
La tarea de los padres es guiar, no controlar
Los padres han de procurar ser un guía más que un controlador. Hacer ver al estudiante, quizá por experiencia propia, los errores más comunes a la hora de estudiar. Al adolescente, sobre todo, se le tiene que marcar e ritmo de estudio e incluso ser inflexible. Ellos no siempre saben lo que les conviene, por desconocimiento y falta de práctica de lo que son hábitos de estudio.
Las claves para enseñar hábitos de estudio
- Los deberes son lo primero. Frente a la costumbre de llegar y ponerse a jugar, hay que acostumbrarles a que primero son las tareas pendientes. Si se llega cansado del colegio, puede tomarse media hora para merendar, pero los deberes no pueden ser lo último del día antes de acostarse.
- No dejar el grueso de estudio para el examen. Hay que ir leyendo y repasando lo que se ha dado en clase cada día para que vaya asentándose poco a poco. También es bueno hacer un pequeño repaso de todo al final de la semana.
Hay que entender que estudiar un poco cada día es una "buena inversión"
- Practicar técnicas de estudio, como son los esquemas, los resúmenes y los diagramas.
- Practicar técnicas de memorización. Las reglas mnemotécnicas son muy útiles sobre todo para recordar cosas abstractas. Por ejemplo, podemos relacionar fechas históricas con otros números que conozcamos. A otros les resulta más fácil memorizar con qué letra empieza un nombre y el resto viene solo. Consiste en ir probando maneras en que nuestra memoria sabe relacionar mejor y buscar en los recuerdos.
cinco reglas para preparar un examen
Con las técnicas básicas bien aprendidas, hay que pasar a la manera de afrontar las pruebas. Aquí también hay unas normas que no conviene saltarse.
- Respeta las horas de sueño. Es necesario dormir ocho horas, incluso antes de un examen, o especialmente antes de un examen. Se ha de ir descansado.
- Ten en cuenta el ritmo circadiano, que es el reloj biológico que llevamos dentro. A unos les será más fácil estudiar a primera hora y otros son más de tardes.
- No quieras repasar justo antes del examen. El sueño, además de reparador, sirve para asentar los conocimientos y organizarlos. Esos repasos de última hora de todo no hacen sino ponernos más nerviosos y quizá liar conceptos que ya estaban claros.
- Tómate un descanso cada dos horas de estudio. Conviene levantarse estirar el cuerpo y desconectar cinco o diez minutos.
- Necesitas energía. El cerebro consume mucha más de lo que pensamos. Es bueno tener barritas energéticas o algún tentempié. En todo caso, no hacer comidas copiosas que provocan somnolencia.
Técnicas para no ponerse nervioso
La tradicional frase de los padres, "no te pongas nervioso, si has estudiado te saldrá bien" no por repetida es efectiva. Lo cierto es que algo de nervios es imposible no tener, e incluso puede ayudar a sentirse más proactivos de cara a la preparación de la prueba.
Lo que hay que evitar es que acaben siendo un freno. Ese es un punto clave, puesto que por mucho que se esté acostumbrado a los exámenes a la hora de la verdad siempre imponen.
Hay que buscar el pensamiento positivo y no dudar de nuestras capacidades
Hay que procurar la autoafirmación y evitar el pensamiento negativo, que lleva a la duda. Si has estudiado no tiene por qué salirte mal el examen.
- Ante la hoja del examen, es bueno hacer un par de respiraciones profundas que nos ayuden a concentrarnos.
- No corras a responder las preguntas. Toma tu tiempo y vuelve a leerlas para asegurarte que has entendido el enunciado. Muchos suspensos se deben a un error inicial.
Beneficios de la relajación
La Universidad de Cambridge comprobó que los estudiantes que realizaban técnicas de mindfulness, de plena concentración en lo que se hace, pasaban la época de exámenes con menor ansiedad e incluso con un mayor sensación de bienestar.
Lo que tampoco aseguraba es que sus notas fueran mejores.
“El mindfulness, como las técnicas de yoga y meditación viene a ser todo lo mismo, formas de relajación que pueden ir bien para que no nos venza la ansiedad”, resumen la psicóloga Virgili.
Puede ser una bueno practicar alguna de estas técnicas, sobre todo si tenemos problemas insomnio y no podemos descansar antes del examen. Es una buena opción, antes de pensar en medicamentos, que estarían totalmente desaconsejados si queremos tener la mente despejada.