Los consejos para combatir el calor que funcionan

Evitar las duchas muy frías, utilizar ventiladores de techo o pasar un cubito de hielo por la frente o las palmas de las manos son trucos para combatir el calor que funcionan.

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Los consejos para combatir el calor que funcionan
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Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud

Cuando aprieta el calor, estar en la calle resulta asfixiante pero en los espacios interiores tampoco se encuentra alivio si no cuentan con una buena climatización. Los siguientes trucos y consejos te ayudarán a sobrevivir a las altas temperaturas.

1. Pon el aire acondicionado a la temperatura idónea

Uno de los "peligros" de los aires acondicionados es que te exponen a cambios de temperatura bruscos entre interior y exterior aumentando el riesgo de sufrir un resfriado de verano. El 20% de los resfriados en esta época del año se deben a este tipo de climatización. El aire acondicionado también aumenta la sequedad en piel y mucosas y los dolores de cabeza en algunas personas.

Lo ideal es conseguir estar unos grados por debajo de la temperatura exterior, pero es recomendable no bajarlos en exceso puesto que es entonces cuando la diferencia de temperatura puede afectar a nuestro organismo en forma de bajada de defensas.

El consejo es no poner el aire acondicionado por debajo de los 24º y lo ideal es mantenerlo a 26º (tanto por cuestión de consumo como por temperatura de confort).

2. Refresca la casa sin aire acondicionado: enfriamiento pasivo

Estas ideas son útiles para controlar la temperatura con medidas más naturales, lo que se denomina "enfriamiento pasivo".

  • Aleja las fuentes de calor innecesarias: apaga los equipos eléctricos cuando no los uses y no dejes las luces encendidas. En las zonas de estar puedes usar la iluminación LED, que es la que menos calor genera.
  • Evita el bochorno reduciendo la humedad, ventila bien el baño, no hagas demasiadas comidas de cocción larga que emitan mucho vapor de agua y mejor no tiendas la ropa en el interior.
  • Cubre con toldos, tendales o cortinas las ventanas que están orientadas al sur y al oeste para no acumular calor durante el día y mantén las persianas bajadas durante el mediodía.
  • Abre las ventanas que estén enfrentadas para crear ligeras corrientes de aire fresco.
  • Si vives cerca del mar, abre ventanas durante el día para aprovechar el frescor de la brisa marina.
  • Ventila por la noche si tu casa está en la ciudad o en zonas de interior. Por la mañana baja las persianas y el frescor perdurará más tiempo.
  • Crea “sombras vegetales” con plantas. Si colocas plantas arbustivas de hoja caduca emparradas en la terraza (que en verano están repletas de hojas) como hiedras o enredaderas frenarán la entrada del sol y el calor a los espacios interiores.
  • Pon láminas especiales en los cristales. Las láminas de protección solar (se venden en tiendas especializadas) se colocan en la parte interior del cristal. Dejan pasar la luz pero filtran la radiación infrarroja frenando la entrada del calor.
  • Redistribuye los muebles en verano. Coloca la butaca, el sofá o la mesa de trabajo (donde suelas pasar más horas durante el día) cerca de una ventana, y mejor si está orientada al norte.
  • Si tienes patio o terraza riega el suelo al atardecer. Cuando comience a secarse, camina descalza sobre él para sentir el llamado efecto de refrigeración por evaporación.
  • Usa tejidos naturales y frescos como el lino, la gasa o el algodón fino para la ropa de casa. Cubre el sofá con una tela de este tipo y usa ropa de cama también ligera y de colores claros.
  • Para salir a la calle lo mejor es vestir colores claros en verano y evitar el máximo posible la ropa ajustada ya que no deja transpirar la piel.

3. Utiliza bien el ventilador

Si utilizas ventiladores, los de techo van muy bien porque distribuyen de forma más uniforme el aire que mueven.

Los ventiladores de pie deben expulsar aire hacia fuera durante el día y llevarlo hacia dentro de noche. No los enfoques directos hacia ti. También puedes optar por ventiladores con agua pulverizada o nebulizadores.

Si duermes con el ventilador encendido por la noche elige uno giratorio para que el aire no vaya en la misma dirección y colócalo lo más alejado posible del cuerpo y a una velocidad moderada para que la temperatura no baje de 20ºC. Una ráfaga de aire potente y directa toda la noche puede provocar sequedad de garganta, congestión nasal, cefaleas, contracturas o aumentar el riesgo de ataques de asma en caso de alergia.

4. Evita las duchas frías

Aunque una ducha fría pueda refrescarte de inmediato, en realidad retiene el calor en el cuerpo porque bloquea los mecanismos de regulación de la temperatura corporal.

Cuando hace calor, el organismo reduce la temperatura central a través del sudor y llevando sangre hacia la piel para expulsar el calor hacia fuera, pero el agua fría contrae los vasos sanguíneos reduciendo el flujo hacia la piel y también evita que sudes. Lo ideal es una ducha de agua tibia para refrescarte.

5. Mantén manos, cara y pies frescos

Las piel de las palmas de las manos, las plantas de los pies y la parte superior de la cara tiene una gran red de vasos sanguíneos que regulan la temperatura corporal de forma muy rápida.

Por eso cuando estás en la cama y tienes calor sacas un pie o las manos de las sábanas y te refrescas enseguida.

Cuando estás muy acalorado, aplicar agua fría o pasar un cubito de hielo por estas zonas acelera el enfriamiento del cuerpo. Mojar la piel de la cara con una toallita también ayuda a eliminar el calor por evaporación.

6. Asegúrate una correcta hidratación

Las olas de calor aumentan el riesgo de mortalidad sobre todo por la deshidratación. El calor aumenta la pérdida de líquidos a través del sudor y la sangre se espesa, lo que obliga al corazón a trabajar más y aumenta el riesgo de coágulos.

La sudoración también provoca un desequilibrio entre el sodio y el potasio de los fluidos corporales, lo que afecta a las células nerviosas y musculares y aumenta aún más la presión sobre el corazón.

Si durante el año hay que beber unos dos litros de agua al día, en verano deben tomarse hasta tres litros. Bebe de forma regular y no te esperes a tener sed.

7. Utiliza ropa suelta y de manga larga

Para salir a la calle lo mejor es vestir ropa holgada de tejidos naturales y frescos como el lino, la gasa o el algodón fino que dejan transpirar la piel.

Cuando los rayos solares impactan directamente sobre la piel calientan los vasos sanguíneos y envían calor hacia el centro del cuerpo aumentando la temperatura central.

Si cubrimos el cuerpo con prendas holgadas y de manga larga evitamos este efecto y también las quemaduras solares. Esto es especialmente importante en niños.

8. No tomes bebidas heladas

El cuerpo tiene una temperatura de 36º-37º y cuando ingerimos un líquido extremadamente frío tiene que "ponerse" a trabajar para recuperar su temperatura habitual. Así, ese trabajo extra provoca sensación de más calor al cabo de poco tiempo.

9. Evita el alcohol

Lo que hace el alcohol es provocar un efecto vasodilatador, es decir, dilata los vasos sanguíneos. Esto desencadena sofocos por un lado, y por otro, puede causar que el cuerpo tarde más en avisarnos en caso de que haya una subida brusca de la temperatura corporal, que es el primer síntoma de los peligrosos golpes de calor. Además, el alcohol tiene efecto diurético y puede causar deshidratación.