Cuando se sufre una sintomatología nasal con mucha frecuencia, por ejemplo, esa congestión y dolor de cabeza al despertar a pesar de haber realizado un lavado nasal, es importante consultar a un especialista para que este identifique y pueda tratar la causa de esa obstrucción: alérgica, anatómica...
Dicho eso, los lavados pueden ayudar. Esa higiene favorece el equilibrio mucociliar y la ventilación de fosas y senos nasales.
- En la actualidad, la higiene nasal todavía es más importante: con el uso de las mascarillas las mucosidades son más viscosas y densas.
Al utilizar un producto para los lavados nasales tenemos que tener en cuenta cuál es el más indicado para nuestro caso: si solo lo necesitamos como lavado y lubricación o si existe inflamación nasal u obstrucción.
Generalmente se aconsejan dos tipos de soluciones:
- Soluciones isotónicas. Tienen una cantidad de sales similar al suero fisiológico de las células y son las más adecuadas para la lubricación y limpieza diaria.
- Soluciones hipertónicas. Su concentración de sales más alta favorece la expulsión de la mucosidad y la descongestión. Por eso, se aconsejan para casos agudos de rinitis, resfriados y congestión nasal severa.
Su forma de aplicación también puede variar, ya que las hay de alta presión, media y leve.