Sufrir dolor de espalda de forma recurrente puede llegar a ser muy incómodo e incluso incapacitante. Por esto, si ya has probado todas las recomendaciones médicas sin lograr aliviar este molesto dolor quizá te convenga revisar esta serie de hábitos que pueden dañar tu espalda y ser el origen oculto de tu molestia.
error 1: Falta de nutrientes y exceso de azúcares simples
Si no habías tenido en cuenta la alimentación a la hora de paliar tu dolor de espalda, es hora de que lo hagas. Por ejemplo, debes saber que los alimentos que promueven la inflamación (los que son ricos en azúcares simples y grasas saturadas, por ejemplo) son tus enemigos porque hacen que las molestias se incrementen.
Por otro lado, los últimos estudios han identificado tres nutrientes clave para la columna que es importante que incluyas en tus menús porque, además de reforzar la espalda, incluso pueden contribuir a aliviar el dolor.
- Vitamina D. Un estudio en Pain Physician sugiere que esta vitamina ayuda a reducir el dolor crónico lumbar. Y es que es esencial para asimilar el calcio, tan importante para las estructuras óseas de la espalda. La fabricas exponiéndote 15 min al sol cada día pero tambíen está en huevos, leche o pescados grasos.
- Vitamina B12. ¿Sabías que esta vitamina estimula la actividad de las células óseas? Sus bajos niveles perjudican a tu esqueleto y favorecen el dolor lumbar. Y por su efecto antiinflamatorio contribuye a aliviar el dolor de espalda. Huevos, productos lácteos, tempeh, pescados grasos… son ricos en esta vitamina.
La vitamina B12 es antiinflamatoria y ayuda a aliviar el dolor
- Vitamina K2. Se encarga de dirigir el calcio a los lugares del organismo que lo requieren. Es como un "policía de tráfico": si hay carencia de este mineral en las vértebras, lo "dirige" hacia allí para fortalecerlas. Está presente en ciertos alimentos fermentados, como el queso gouda o el brie.
error 2: el dolor te bloquee y evitas mover la espalda
Los factores psicológicos actúan como barrera para la recuperación y son un incentivo para la cronificación. De hecho, se ha demostrado que modificar esa actitud negativa ante el dolor hace que se mejore antes que aplicando solo rehabilitación o tomando fármacos.
El Dr. Julio Doménech, Jefe de Cirugía y Traumatología del Hospital Arnau de Vilanova, asegura que hay dos formas de afrontar el dolor de espalda: intentar que no te acobarde, que no sea el protagonista de tu vida; o bien percibirlo como una amenaza.
Si el dolor te acaba dominando... ¡el problema empeora!
Si perteneces a este segundo grupo "tiendes a sobredimensionar el problema y exageras tanto las consecuencias de ese dolor como el daño que te va a producir. ¿Qué haces entonces? Intentas evitarlo: te quedas quieto porque piensas que si te mueves te va a doler más, dejas de hacer cosas... Esto provoca atrofia muscular, bajo ánimo... y lo único que se logra es cronificarlo", asegura Doménech.
El método para recuperar el control
Doménech ha dirigido un estudio en el que se ha demostrado que modificar esa actitud negativa ante el dolor de espalda ayuda a superarlo. Lo han logrado aplicando una técnica psicológica, la llamada terapia cognitivo conductual.
Las 3 claves para ponerla en práctica:
- Dale la importancia justa. Si tu médico ya ha comprobado que no hay ningún trastorno detrás, cada vez que sientas dolor repítete a ti misma que es pasajero, que se irá sin más, como el 80% de los dolores de espalda que se resuelve en unos días.
- Gana confianza. Continúa con los pensamientos para que el dolor no te domine. Piensa que tu columna es muy fuerte y sólida, que no le va a pasar nada. Tener molestias no significa que haya un daño que te impida moverte o permanecer activo.
Tu objetivo debe ser que el dolor no te domine
- Que tu vida no se detenga. Hace 10 años se recomendaba al paciente reposo en cama, pero ahora se ha demostrado que esto solo provoca que se cronifique. No hagas reposo. Continúa con tus actividades y no esperes a que se te pase para hacer vida normal. Vuelve pronto al trabajo. Los pacientes que se reincorporan a la vida laboral teniendo algo de dolor se recuperan antes.
ERROR 3: actúas cuándo el dolor ya es intenso
Si no lo frenas a tiempo, el dolor se retroalimenta porque es incluso capaz de alterar la forma en que tu cerebro percibe el dolor. Se trata de un hallazgo sorprendente del Profesor Martin Lotze, Neurólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Greifswald (Alemania).
"Hemos demostrado por primera vez que el dolor de espalda crónico provoca una pérdida de materia gris del cerebro. Pero lo interesante de esta investigación es que hemos visto que disminuye en unas zonas concretas: las encargadas del procesamiento del dolor", explica Martin Lotze para Saber Vivir.
Rompe con el círculo del dolor
Estas zonas del cerebro, las llamadas cortezas prefrontales e insulares, son las encargadas de controlar cómo percibes el dolor, las emociones que provoca en ti... Cuando están "tocadas", puedes notar con mayor intensidad las molestias o puedes percibir que duran más.
Por eso es importante ponerle freno al dolor cuando todavía es leve. Hay que romper el círculo, de lo contrario puede no llegar a desaparecer nunca.