Hay quien lleva los años mejor y quien los lleva peor. Todos conocemos personas mayores de 50 años que se quejan de que se sienten mayores. Y otras que se ven estupendamente, rebosan vitalidad y eso hace que el resto también los veamos más jóvenes.
Ahora, un estudio de la Universidad de Exeter revela que esa percepción que tenemos del envejecimiento cuando pasamos las barrera de los 50 puede depender en gran medida de cómo dormimos.
Los investigadores han visto que la falta de sueño está relacionada con la sensación de sentirse mayor. Y es un pez que se muerde la cola que puede acabar afectando a nuestra salud.
La percepción del envejecimiento
Es normal que a medida que envejecemos experimentemos cambios tanto positivos como negativos en muchas áreas de nuestras vidas.
Tenemos más libertad para hacer lo que nos gusta porque los hijos se han hecho mayores, pero también podemos tener más achaques.
El problema es que hay personas que perciben más cambios negativos que otras. Ven la botella medio vacía en lugar de medio llega.
- Y una percepción negativa del envejecimiento, ver el paso de los años como algo malo, puede tener un impacto negativo en la salud física, mental y cognitiva en el futuro.
Es lógico, porque si nos sentimos viejos corremos el riesgo de aparcar buenos hábitos, por ejemplo hacer ejercicio con regularidad, que son buenos para la salud.
Pero, ¿por qué hay personas que tienen esta visión del envejecimiento?, ¿es solo una cuestión de carácter o hay algún otro factor biológico que influye?
qué nos hace sentirnos mayores
El estudio de la Universidad de Exeter sugiere que dormir mal podría estar detrás de esa sensación de sentirse mayor.
- En consecuencia, mejorar la higiene del sueño sería una buena estrategia para no sentirnos abatidos por el paso de los años.
Para demostrar este vínculo entre la falta de sueño y la percepción del envejecimiento, los investigadores entrevistaron a 4.482 personas de 50 años o más que forman parte del estudio británico Protect.
- Protect es un innovador estudio en línea en el que los participantes realizan periódicamente pruebas cognitivas y cuestionarios de estilo de vida. El objetivo de la investigación es averiguar qué ayuda a las personas a mantenerse bien en el futuro.
Analizando las respuestas de los participantes, los investigadores vieron que muchos de ellos hacían comentarios sobre el sueño:
- "La forma en que me siento varía mucho dependiendo de mi sueño. Me siento muy bien si duermo seis horas, por lo que aproximadamente la mitad del tiempo me siento más joven y la mitad del tiempo me siento mayor".
- Otro comentario decía: "Tengo problemas de dolor crónico y duermo muy poco, lo que tiene un gran impacto en mi vida".
Sueño y envejecimiento
Como resultado de tales comentarios, el equipo decidió realizar un cuestionario para analizar específicamente el sueño.
En la investigación, publicada en Behavioral Sleep Medicine, se preguntó a los participantes si:
- Por un lado, habían experimentado una lista de cambios negativos relacionados con la edad, como una memoria más pobre, menos energía, una mayor dependencia de la ayuda de los demás, una disminución de la motivación o tener que limitar su ocupaciones.
- También calificaron su calidad de sueño.
Los participantes completaron ambos cuestionarios dos veces, con un año de diferencia.
Al analizar los resultados, los investigadores comprobaron que los que decían sentirse menos vitales, se quejaban de más problemas de memoria o sencillamente tenían un estado anímico más bajo eran los que casualmente dormían peor.
La importancia de dormir bien
El sueño es fuente de salud. Mientras duermes el organismo se repara del desgaste diurno, pero descansar no solo es necesario para recuperarse del cansancio.
Mientras duermes, por ejemplo, se elimina correctamente el exceso de proteína beta-amiloide que se produce durante el día.
- La acumulación de esta proteína genera placas que provocan la muerte de neuronas y es uno de los signos de alzhéimer.
Uno de los problemas a medida que envejecemos es que es el sueño se vuelve más ligero, por lo que se reduce su efecto reparador.
- En realidad lo que ocurre es que tenemos menos sueño de ondas lentas, que es la tercera de las cuatro fases del sueño y también la más profunda y reparadora.
- Esta fase se caracteriza por ondas cerebrales de alta amplitud y baja frecuencia, y es la etapa del sueño en la que tu cuerpo está más relajado. Los músculos se destensan y la frecuencia cardíaca y la respiración son más lentas.
Es, sin duda, la etapa más importante del sueño. Si no se realiza correctamente, la persona se siente más cansada al día siguiente y la reparación nocturna que realiza el organismo no es la óptima.
Insistir en unos buenos hábitos de higiene del sueño para conseguir un descanso profundo y reparador es sinónimo de salud. Y de envejecimiento saludable.